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La Guardia Civil hizo 600 pruebas de ADN en el caso Eva Blanco

Los investigadores están a la espera de que llegue el supuesto autor para hacerle la prueba definitiva y para interrogarle

Detención del supuesto asesino de Eva Blanco en el norte de Francia.Vídeo: guardia civil
F. Javier Barroso

La Guardia Civil ha realizado 600 pruebas de ADN en el caso de Eva Blanco, la vecina de Algete de 17 años violada y asesinada a puñaladas el 20 de abril de 1997. Gracias a estos análisis ha podido llegar hasta el marroquí nacionalizado español Abmed C. G., de 52 años, detenido a mediodía del pasado jueves en el norte de Francia. Los avances en el estudio de este marcador genético les han llevado hasta el supuesto autor del crimen, al localizar a sus otros dos hermanos. Los investigadores de Homicidios están a la espera de que el arrestado llegue a España para hacerle la prueba definitiva de ADN y de poder interrogarlo. El plazo para que las autoridades judiciales francesas oscila entre 10 y 60 días.

Eva Blanco Puig, estudiante de primer curso de BUP, regresaba a su domicilio tras haber estado con unas amigas en una discoteca de Algete. La última persona que la vio fue una conocida, que la dejó a unos 500 metros de su casa, en la calle de Carmen Conde. El cuerpo sin vida fue hallado a la mañana siguiente en el paraje de Las Pesqueras, cerca de la M-100. Presentaba cuatro cuchilladas por la espalda. La autopsia reveló que había sido violada. Gracias al semen se ha detenido al supuesto autor.

La Guardia Civil inició la Operación Pandilla. Desde el primer minuto creyó que el asesino era una persona cercana a la víctima: un familiar o un amigo. Pero con el paso de los años se demostró que esta teoría fallaba. En aquel entonces, las pruebas de ADN estaban en mantillas y no daban los resultados que lo hacen en la actualidad. Se planteó hacer un estudio masivo a los 5.000 varones de la localidad. El coste, unos 100 millones de pesetas (600.000 euros) de 1997. La juez lo desestimó.

La lluvia, factor desencadenante

La Guardia Civil está a la espera de que llegue Abmed C. G. a España para interrogarle y hacer la prueba de ADN que determine su presunta autoría en el asesinato de Eva Blanco. Lo podrá hacer gracias a que lo ha autorizado la juez instructora. Eso sí, tienen solo 72 horas desde la entrega de las autoridades francesas y su pase a disposición judicial.

Una pregunta clave será el cómo logró que Eva Blanco se subiera a su coche, ya que era muy desconfiada y tímida. “Lo que creemos es que aquel día llovía mucho y que pudo convencerla de que la iba a llevar a su casa”, opina el capitán Rubén Valero. El hermano del detenido vivía cerca de la fallecida y el supuesto asesino podría regresar a esa hora a su casa, en el cercano municipio de Cobeña.

Se interrogó a numerosos sospechosos, pero ninguno ofrecía el perfil del asesino. También ha habido acusaciones de posibles sospechosos por venganza en este tiempo. Los agentes de Homicidios no han parado en este tiempo de estudiar el caso. Cada vez que el día a día de su unidad se lo permitía se ponían de nuevo con el caso. En estos 18 años, han tenido más de 100 líneas de investigación. Es más algunas fuentes las elevan hasta varios centenares. Cada una se ha ido cerrando porque no había coincidencia con el ADN, la única pieza clave del crimen. Las otras pruebas (un resto de tejido y una pisada en el lugar del crimen) no aportaron nada a la investigación.

En 2013 salió la llave que permitiría desenmarañar este caso. El teniente encargado del Grupo de Personas, lo que incluye también Homicidios, recibió un informe de que la Universidad de Santiago de Compostela hacía perfiles muy detallados a través del ADN. Daba datos concretos hasta del color de los ojos. “Decidimos mandar una de las dos muestras, la que había en el Instituto de Toxicología, que es la que tenía más cantidad y que se encontraba al igual que la otra en perfecto estado”, relata el capitán de Policía Judicial de la Guardia Civil de Madrid, Rubén Valero.

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La Universidad de Santiago de Compostela respondió en enero de 2014 y dio el dato determinante: el atacante era un varón de origen magrebí. Los agentes de Homicidios tenían ante sí una ardua tarea. Como habían guardado el padrón de habitantes de 1997, empezaron a cribar los norteafricanos que residían entonces en el municipio. “Una labor así solo se puede hacer con mucho empeño y perseverancia”, afirmaba el coronel de la Guardia Civil de Madrid, Santiago Caballero.

La primera criba arrojaba unos 500 varones. Cerca de un 40% fueron desestimados por la edad y por ser niños. Los agentes han contactado uno por uno con los magrebíes de Algete. En algunos casos ha sido muy fácil porque aún residen en el municipio. En otros se ha contactado con ellos para hacerles la prueba de ADN. Todos accedieron de forma voluntaria, según Valero.

La sorpresa saltó a finales de agosto. La prueba 90 de ADN realizada en esta última movilización daba una coincidencia del 97%, por lo que era un familiar directo por línea paterna del asesino. La noticia fue el empujón para los investigadores. Habían localizado al hermano del hombre más buscado en la Comandancia de Madrid. El dato solo lo sabían un puñado de personas. “Cuando me lo dijeron, tuve que preguntar varias veces si no se trataba de una broma”, reconoce el capitán de Policía Judicial. Lógicamente, no comentaron nada del resultado al hermano.

Un solo sospechoso

Los guardias sacaron que esta persona tenía otros dos hermanos. Localizaron a uno de ellos en Murcia. Su prueba, a la que también se sometió de manera voluntaria, arrojó el mismo resultado: el 97%. El círculo se cerraba. Solo quedaba el otro hermano como supuesto autor del crimen de Eva Blanco. Con estas pruebas, los agentes fueron a ver a la jueza de instrucción número 4 de Torrejón de Ardoz, que cursó una orden europea de detención. La Gendarmería localizó en Pierrefontaine Les Varans a Abmed C. G., que había dejado Algete en 1999. Estaba a más de 1.400 kilómetros del lugar del crimen.

Los agentes franceses comprobaron su domicilio y comunicaron que estaba allí, junto a su familia. Hasta el norte de Francia, cerca de Suiza, se desplazaron el actual teniente de Personas y dos guardias de Homicidios. Los gendarmes le detuvieron a las 14.30 cuando se dirigía a una entrevista de trabajo. “Se mostró muy frío y no dijo nada. No estuvo agresivo ni mostró resistencia”, explica Rubén Valero. Ayer mismo pasó a disposición judicial. Se le acusa de asesinato, agresión sexual y detención ilegal. Hasta ahora, carece de antecedentes.

Algete, un pueblo que no pone cara al detenido

RODRIGO CASTELEIRO

“¿Pero entonces han cogido a ese hijo de puta?”. La detención del presunto asesino de Eva Blanco ha cerrado una importante herida en Algete. Pero ha abierto infinidad de dudas. Casi nadie de este pueblo de 20.102 habitantes le pone cara. El presunto asesino se fue de España en 1999, dos años después del crimen. Dónde estuvo viviendo hasta entonces es un misterio. Tampoco se sabe si conocía de algo a la asesinada. Muy pocos saben a ciencia cierta quién es. Y los que podrían saberlo o conocer a alguien cercano a él, callan. Por miedo, unos. Y por lealtad, el resto.

“Yo no soy un chivato, pero te diré una cosa: en 1997 había muy pocos magrebíes en el pueblo. Nos conocíamos todos. Y yo a ese tío lo conocí. Somos casi de la misma quinta. Pero no te puedo contar más”. Habla un vecino que no quiere dar su nombre. Dice que era comerciante cuando ocurrieron los hechos. Y que el presunto asesino se dejaba caer por su local con su hermano, cuyo ADN resultó trascendental para resolver el caso. Ahora hay más marroquíes en Algete. Y eso le incomoda: “Si te cuento más, ¡chas!”, susurra mientras se pasa el pulgar por el cuello. Tiene miedo de hablar. Y también sus amigos. Hablan en lo que algunos consideran el Bronx de Algete, un terraplén entre la calle Mayor y la calle de los Palomares. “Aquí se cuece todo. Y aquí muchos saben más de lo que callan”, interviene su compañero.

Muchos magrebíes que paran en ese terraplén también opinan: “Que nos lo dejen a nosotros antes, que lo íbamos a colgar de un pino”. Pero cuando se les pregunta si conocían al presunto asesino o si saben dónde está su hermano, miran al suelo o prosiguen con largas su camino.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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