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KKH renuncia al hotel en la torre Deutsche Bank y hará pisos de lujo

El Ayuntamiento de Barcelona subraya que la firma mantiene la inversión

No habrá un hotel Four Seasons en la esquina del paseo de Gràcia con la Diagonal. El fondo de inversión KKH ha comunicado por carta al Ayuntamiento de Barcelona que desiste de su polémico proyecto: no construirá un nuevo edificio más alto para albergar un hotel de superlujo. Rehabilitará el actual y hará pisos “de calidad”, además de oficinas y tiendas.

En la carta, el inversor se muestra sorprendentemente receptivo a la nueva política municipal. Reconoce que el color político del Gobierno municipal ha cambiado, que la moratoria de apertura de hoteles aprobada por el Ayuntamiento modifica el escenario y da por hecho que no tendrá el apoyo que necesita por parte del Gobierno de la alcaldesa, Ada Colau, para aprobar la modificación del Plan General Metropolitano (PGM), que requeriría hacer un edificio nuevo, más grande y más alto. “Si el nuevo Ejecutivo municipal no quiere un gran hotel aquí, nosotros tenemos que escuchar y ser sensibles y receptivos”, afirma. El fondo de inversión KKH está en plena expansión y tiene otras inversiones hoteleras tanto en Barcelona como en otras ciudades, donde ha comprado edificios.

La renuncia al proyecto hotelero supone que la inversión será menor, aunque la firma no la cuantifica. Las plusvalías urbanísticas previstas inicialmente en el documento presentado por KKH, fijadas en torno a los 27 millones de euros, serán inferiores. Sobre todo porque el edificio mantendrá su superficie actual de 14.000 metros cuadrados y no ganará los 5.000 metros que anhelaba el fondo de inversión. Pero el grupo también se librará del coste de derribar el inmueble y levantar uno nuevo. Se limitará a rehabilitarlo, encargo que recaerá sobre el arquitecto Carlos Ferrater.

Entidades afectadas

 A bortar el plan presentado a finales del año pasado tendrá consecuencias para las dos entidades a quienes pensaba comprar derechos de edificabilidad para crecer en altura: Lluïsos de Gràcia y la fundación Pere Relats. El fondo no ejercerá la opción de compra que tenía sobre dos espacios de ambas instituciones.

El Ayuntamiento de Barcelona confirmó ayer la recepción de la carta de la dirección de KKH y celebró tanto la decisión de renunciar al proyecto hotelero como la de mantener la inversión. Fuentes municipales subrayaron que el anuncio del inversor “demuestra que la suspensión de licencias no ahuyenta a los grandes promotores privados ni frena las inversiones”. “Al contrario, demuestra que el sector privado es sensible al debate” sobre el modelo turístico, afirman las mismas fuentes. Sobre las repercusiones que la renuncia al hotel tendrán para las entidades, el Consistorio afirma que “la actividad de Lluïsos no debe ir vinculada a ninguna operación urbanística” y que sigue siendo una prioridad recuperar el palacete Masriera para convertirlo en un equipamiento. Ese era uno de los tratos alcanzado por los inversores con los anteriores grupos municipales de CiU y el PP.

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El proyecto de KKH en el Deutsche Bank levantó tanta polémica a comienzos de este año que el ex alcalde Xavier Trias lo aparcó tres semanas antes de las elecciones de mayo. El Ejecutivo de CiU levantó del orden del día del último pleno del mandato la aprobación provisional de la modificación del Plan General Metropolitano necesaria para hacer las obras.

KKH compró el codiciado edificio en julio de 2014 por 90 millones de euros. A finales de ese año plantearon al Ayuntamiento ganar hasta 5.000 metros cuadrados para sumar plantas al edificio, que crecería entre 71 y 98 metros. Para ganar este espacio, la operación pasaba por comprar derechos de edificabilidad a dos entidades que no la pensaban utilizar: Lluïsos de Gràcia (un millón de euros) y la Fundació Pere Relats, propietaria del antiguo taller de la familia Masriera, un palacete de la calle de Bailén (10 millones). El plan fue aprobado inicialmente en enero con los votos de CiU y PP, que lo defendieron con el argumento de que facilitaba una inyección de dinero a las entidades. Pero durante el periodo de exposición pública, los vecinos de Gràcia presentaron una batería de alegaciones al proyecto.

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