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Aprender a hacer un cohete de agua

Las solicitudes para estudiar ingenierías han caído un 23%. La Politécnica organiza una feria para atraer vocaciones

Elisa Silió
Tres alumnos delante de una impresora 3D durante la feria.
Tres alumnos delante de una impresora 3D durante la feria. CARLOS ROSILLO

Los gobiernos de todo el mundo calculan que en pocos años se necesitarán el doble de ingenieros que los que ejercen ahora. Sin embargo, el interés por los estudios de ingenierías no para de decrecer. Tanto, que la demanda ha caído un 23,3% en una década, según datos del Ministerio de Educación, y apenas el 13% de los titulados lo son en una ingeniería o Arquitectura. Contra este desapego —común en Occidente, frente al auge en China o India— tratan de luchar la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Real Academia de Ingeniería, que organizan por segundo año una feria, El aprendiz de ingeniero,para despertar vocaciones.

Los 15.000 metros cuadrados de explanada de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica acogen hasta el sábado —día en que se abre la feria a todo el público— 70 talleres y actividades en 53 carpas. Participan en ellos 3.200 alumnos de secundaria de 40 centros. La UPM se centra en los chicos de 11 a 16 años, los que aún no se han decantado por ciencias o por letras. Para los bachilleres hay talleres en otras fechas.

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El programa de actos acapara muchos campos y con un indudable éxito. Cuentan los profesores de la escuela de Arquitectura de Interiores que casi gastaron en un día el carboncillo y la lejía para hacer dibujo artístico en cinco, o el alginato —el material de los moldes de dientes— y la cal para hacer esculturas de las manos de los participantes.

Los niños aprenden a construir en papel la torre Sears de Chicago, a cocinar bombones o queso, controlar con el reconocimiento de las ondas el tono de un teléfono móvil, a iluminar un jardín mediante una aplicación informática, a salvar a un olmo de la grafiosis o a hacer un cohete de agua para entender así cómo se propulsan los grandes. Grandes compañías como Talgo, Fenosa, Repsol o IBM colaboran.

Aparte de las carpas, sorprende al visitante el despliegue de las Fuerzas Armadas, que han llevado hasta la cabina de un avión a la que se puede subir. Hoy en día los militares reciben clases de ingeniería industrial o mecánica. Asombran también las impresoras 3D, la moto hecha por los alumnos de la Politécnica, los minirobots de sumo o el simulador de un mapa topográfico.

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“Si no hay suficientes ingenieros no vamos a poder resolver los desafíos del futuro”, sostiene el presidente de la academia, Elías Fereres. El rector de la UPM, Carlos Conde, es optimista y piensa que el interés por este campo es “una lluvia fina que está calando”. Aunque en el curso 2014-2015 se matricularon en los campus madrileños 2.000 alumnos menos de esta área que el curso anterior

Los retos que deparará el futuro —y para los que se necesitaran ingenieros y arquitectos— son ingentes y en todos los campos “relacionados con la industria, el desarrollo de las ciudades, la agricultura, la conservación de montes, la tecnología medioambiental, la producción energética o la biotecnología”, enumera el rector Conde.

El aprendiz de ingeniero. Abierto a todo el público el sábado de 10.00 a 15.00 en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica. (Avenida Puerta de Hierro, 2).

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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