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20.000 personas sin instituto ni centro de salud

Los planes de actuación urbana de la zona pueden convertirla en la más poblada de Madrid

Diego Fonseca Rodríguez
El consejero técnico de Vicálvaro, frente a un bloque de viviendas vacías.
El consejero técnico de Vicálvaro, frente a un bloque de viviendas vacías.LUIS SEVILLANO

En Vicálvaro, uno de los distritos más extensos de Madrid, no hay un solo cine. Tampoco hay muchos comercios, y la mayoría de los que hay se aglutina en la calle de San Cipriano, una de las arterias principales. Esta circunscripción, en la que viven casi 70.000 personas y que fue anexionada por Madrid en 1951, parece casi un barrio dormitorio o una zona residencial. Sobre los 80.000 metros cuadrados del terreno de la antigua fábrica de cemento, que cerró en 1998 y daba trabajo a gran parte del distrito, se erigió el Plan de Actuación Urbano (PAU) de Valderribas: bloques y bloques naranjas de pisos enormes en los que viven 20.000 personas para las que no hay un solo instituto público. “Aquí nos hace falta un centro de este tipo como el comer. También un centro de salud y uno cultural. Para ir al médico o al instituto la gente se tiene que ir fuera”, cuenta Carlos Sánchez, concejal de Vicálvaro.

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Sánchez, que tiene 45 años y es licenciado en Economía y concejal de esta área en el Ayuntamiento, pretende encontrar en el barrio de Valderribas espacio para construir estos tres edificios, aunque parte del único solar vacío fue cedido a la Comunidad para la construcción del centro de salud. “El problema es que el Gobierno regional no maneja fechas concretas, pero nuestro compromiso es edificar el centro cultural esta legislatura”, cuenta Jesús María Pérez, de 58 años y consejero técnico de la Junta Municipal.

Valderribas no es el único PAU de Vicálvaro. También está el de Valdebernardo, y en construcción están los de Los Cerros, Aijones y Berrocales. La previsión es crear otras 66.635 viviendas, lo que a una media de tres personas por piso cuadruplicaría la población del distrito. “Una parte del crecimiento importante de Madrid irá aquí, pero es difícil a corto plazo. Por un lado somos un distrito clave para el desarrollo de la ciudad, pero por el otro somos los segundos que menos dinero destinan a gasto social, con menos del 20% del presupuesto, cuando otros están en torno al 50%. Queremos poner 200.000 euros para proyectos de infancia y juventud: deportes, servicios sociales, atención social y educación”, explica Sánchez.

De momento han destinado 72.000 euros a reformas en las escuelas públicas. El director del centro Pedro Duque, que era el que peor estaba, se quedó en julio controlando las obras. Arreglaron las cañerías y las cocinas para que funcionaran con la salubridad adecuada. “Estaba muy deteriorado. El problema es que se contrata a una empresa de limpieza y después no se cubren las bajas ni se hacen las horas necesarias”, se queja Sánchez.

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Una de las prioridades del concejal es ocupar los 90 pisos de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) que llevan vacíos dos años desde su construcción. Sánchez, que está en el consejo de administración de la EMVS, cuenta que ya se están ofreciendo a personas con necesidades económicas después de que la alcaldesa, Manuela Carmena, frenase su venta a fondos de inversión: “Hay una familia afectada por el desplome del edificio de Carabanchel que ya se ha mudado aquí. Es la primera, pero creo que no será la última”.

Como las viviendas, el polideportivo de Vicálvaro —uno de los dos del distrito— todavía está medio vacío desde que en 1983 se comenzase a construir. A pesar de que dispone de dos campos de fútbol 7, un pabellón o cuatro pistas de pádel —entre otras instalaciones—, tiene el 45% de su espacio sin edificar: en sus 80.000 metros cuadrados hay descampados cubiertos de malas hierbas, arbustos y algún que otro árbol. “No tenemos ni gimnasio ni pabellón multiusos. Hay gente que se queda sin hacer deporte en este distrito porque no tiende dónde practicarlo”, cuenta Ignacio García, encargado del polideportivo.

Sánchez dice que quiere acabar la instalación esta legislatura porque entiende que el deporte puede alejar a los chavales de los problemas de la adolescencia. Los chicos de La Cañada, la zona más pobre del distrito, también acceden al polideportivo porque donde viven no hay ninguno. Tampoco colegios ni centros de salud. El agua llega allí porque se pinchan tuberías y la luz porque las familias se unen al generador más cercano. Este barrio es el mayor contraste dentro de Vicálvaro, donde no hay ningún barrio rico pero sí uno muy pobre. “La gente de esta zona vive una realidad de exclusión social. Se necesita destinar dotaciones fuertes y no solo poner vendas y pequeños programas sociales”, apunta Sánchez. Mientras tanto, los niños de La Cañada, la zona más subdesarrollada del distrito, tienen que moverse hasta el centro de Vicálvaro todos los días para ir al colegio. También para ir al médico y para hacer deporte.

Dos barrios en 33 kilómetros

El distrito de Vicálvaro cuenta con dos barrios, Ambroz y Casco Histórico de Vicálvaro. La división no responde al actual diseño de la circunscripción, que ha incrementado su población tras la construcción del Plan de Actuación Urbano (PAU) de Valderribas y de Valdebernardo.

Ambroz cuenta con 19.100 habitantes y Casco Histórico de Vicálvaro con 50.600. La nueva Junta Municipal del distrito quiere cambiar la división administrativa, una reivindicación por la que llevan años luchando los habitantes de la zona. La nueva estructura que la junta hará llegar a la alcaldesa de Madrid contará con tres barrios: Vicálvaro, Valdebernardo y Valderribas.

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Sobre la firma

Diego Fonseca Rodríguez
Es redactor en la sección de Deportes de EL PAÍS, en donde ha estado en otras secciones. Antes trabajó en Efe, Cadena SER, ABC y Faro de Vigo. Es licenciado en Periodismo por la USC, Máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo EL PAÍS. En 2021 obtuvo el Premio Lilí Álvarez de Periodismo.

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