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Lirismo mágico con una sonrisa

Damrau triunfa en su debút en Peralada junto a Helmuth Deutsch

Diana Damrau
Diana Damrau

En un recital hay que salir a cantar con una sonrisa. Es el consejo que sopranos míticas como Elisabeth Schwarzkopf y Victoria de los Ángeles daban a los jóvenes cantantes para transmitir con alegría la felicidad del canto. Y la sonrisa de la soprano alemana Diana Damrau es tan luminosa como los radiantes agudos con los que este martes ha hechizado al público en su debut en el Festival Castell de Peralada (Girona). Con el pianista alemán Helmuth Deutsch como cómplice, derrocharon lirismo en una inolvidable velada con lieder de Franz Schubert, Franz Liszt y Richard Strauss.

El arte del lied es cosa de dos. A veces se olvida, porque el protagonismo de las voces en la escena lírica es indudable, pero en la interpretación de un lied tan importante es la voz como el piano que la sustenta. Damrau y Deutsch lo demostraron en cada matiz, en cada silencio, en cada palabra guiada por esa maravillosa fusión de poesía y música que otorga al lied su grandeza.

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La voz de Damrau es un espectáculo de luz y color. Y si en la ópera deslumbra por su técnica y dominio de los recursos belcantistas, en el mundo del lied, mucho más íntimo, explora los acentos más suaves sin perder el brillo de un registro agudo espectacular. Abrieron la velada con una selección de siete lieder de Schubert que recrearon en su justa atmósfera, con emoción y lirismo derbordante.

La segunda parte, consagrada a Richard Strauss, fue memorable. Damrau no dejaba escapar detalles, jugando con la variedad en la expresión y los más delicados pianissimi. Y tras una selección de cinco lieder —su versión de Wiegenlied fue antológica— ofrecieron una versión de las crepusculares Cuatro ultimas canciones de intensos y conmovedores acentos.

Se llenó la iglesia del Carme de Peralada y en la primera fila, entre otras personalidades, mostraban su entusiasmo el ministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo y el actor Josep Maria Flotats, presente este año en el festival con el espectáculo Jusqu´à quand? junto al violonchelista Lluís Claret. Tras cuatro propinas —dos canciones más de Strauss y célebres arias de Gianni Schicchi, de Puccini, y Manon, de Massenet— la fiesta acabó con el público en pie.

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