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El calor fulmina a los vencejos

Este año han ingresado 1.200 polluelos en el hospital de fauna salvaje de Madrid, el doble de lo habitual, debido a las elevadas temperaturas

Pollos de vencejo ingresados en el hospital de fauna salvaje de Madrid por las altas temperaturas.Vídeo: CARLOS ROSILLO
Esther Sánchez

Otro día abrasador de persianas bajadas, ventiladores y abanicos en movimiento constante. Malos momentos para ser vencejo y nacer bajo la cubierta de una casa, protegido por una simple teja. El calor avanza, inmisericorde, hasta que los pollos, unas miniaturas de poco más de 20 gramos, no pueden soportarlo más, salen al exterior y, en un intento de escapar, se tiran del nido y caen al suelo. Todavía no están preparados para volar. “Es como el que se quema y huye”, explica Isabel Moreno, responsable de la campaña de huérfanos del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona (GREFA). Este año han ingresado en su centro unos 1.200 vencejos, más del doble de la cifra habitual, que se mueve entre 400 y 600 ejemplares.

El volumen ha desbordado a los responsables de GREFA, que han llegado a cobijar 600 polluelos al mismo tiempo. “No teníamos manos para dar de comer a tantos pollos y tuvimos que realizar un llamamiento en las redes sociales”, explica Moreno mientras coge vencejo tras vencejo y, abriéndoles el pico, les da su ración de comida. La dieta hospitalaria consiste en una mezcla de carne picada, pienso de gato, pasta de insectos, tenebrios, calcio y vitaminas. En su hábitat se alimentan de insectos, pero GREFA no se puede permitir esta alimentación “ni por el coste, ni por el tiempo”. Se les ceba cinco veces diarias, lo que supone terminar y empezar de nuevo.

Así hasta que las aves están preparadas para recuperar la libertad. Moreno y su equipo de voluntarios sueltan a los vencejos en el Monte de El Pilar (Majadahonda), donde están ubicadas sus instalaciones. Una vez que emprenden el vuelo, se unen a otros y no se vuelven a posar nunca durante su primer año de vida. “El vencejo supone la adaptación extrema de un pájaro a la vida aérea; solo paran para reproducirse”, aclara Javier de la Puente, de SEO/BirdLife.

Hace tres años, esta organización comenzó a marcar vencejos que pasaban por España camino de África para conocer los detalles de la migración. Se inserta un geolocalizador de entre 0,8 y 0,9 gramos de peso a ejemplares adultos, de unos 45 gramos, que están criando. Cuando regresan a España se les vuelve a capturar. “Recuperamos el 50% de los marcados, porque son muy fieles a los agujeros donde instalan sus nidos”, comenta De la Puente. Los datos revelaron que recorren unos 12.000 kilómetros.

Uno de los problemas que está provocando la disminución de la especie es la falta de huecos adecuados de nidificación. Las nuevas construcciones son lisas, y cuando se reforman edificios y muros antiguos se tapan todos los huecos, advierte Nacho Otero, miembro de GREFA. Consecuencia: las aves optan por otro tipo de lugares con menor protección. “Si pueden seleccionar escogen muros donde están mucho más fresquitos que debajo de una teja al sol”, comenta De la Puente. El investigador recuerda su estancia en un polideportivo en Córdoba lleno de pollos muertos. “El tejado era de chapa”, se lamenta. Detrás del declive también se adivina la falta de alimentación. Las fumigaciones están provocando una disminución en los insectos. “Todo se puede estudiar y hacer mejor, porque los pájaros no son el problema”, concluye.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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