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Trias dobló el precio de la hora extra de la Urbana antes del 24-M

El equipo de Colau lamenta la "disfunción presupuestaria" y suprime las horas extras hasta encontrar una solución

Alfonso L. Congostrina
Agentes de la Guardia Urbana de Barcelona.
Agentes de la Guardia Urbana de Barcelona. Carles Ribas

Xavier Trias casi duplicó el precio de la hora extra (de 12 a 22 euros) a los agentes de la Guardia Urbana antes de dejar la alcaldía. La decisión fue tomada 19 días antes de las elecciones del pasado 24 de mayo con el apoyo de todas las fuerzas políticas salvo el PP, que se abstuvo. Un portavoz del actual consistorio aseguró ayer que el incremento salarial ha creado una “disfunción presupuestaria” que el equipo de Ada Colau intenta solventar. Hasta que encuentre una solución, los agentes solo realizan el “servicio ordinario”, sin horas extra.

Al consistorio de Colau no le salen las cuentas tras haber heredado las decisiones tomadas el pasado 5 de mayo por el gobierno de Trias. El Ayuntamiento de Barcelona intenta transmitir tranquilidad: “El dispositivo actual de la Guardia Urbana es el ordinario -—sin horas extra— y es suficiente para garantizar la seguridad en la ciudad”, explicó un portavoz del consistorio. El portavoz denunció que “el presupuesto para pagar las horas extraordinarias a los agentes es idéntico al del año pasado, cerca de seis millones de euros, y con la decisión aceptada el pasado 5 de mayo se ha duplicado el valor de la hora extra pero con idéntica partida económica”.

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El Sindicato de Agentes de la Policía Local (Sapol), fuerza mayoritaria dentro de la Guardia Urbana de Barcelona, y otros sindicatos cuyos líderes prefieren mantenerse en el anonimato por miedo a represalias, denunciaron ayer que las primeras directrices ordenadas al cuerpo por el equipo de Ada Colau rozan una frontera que temen traspasar. “Las últimas órdenes son polémicas pero no ilegales, en el momento que manden algo que no se ajuste a la legalidad o ponga en peligro la seguridad de la ciudadanía o de los agentes, no la cumpliremos”, sentencian.

"En la calle no cambia nada"

JORDI MUMBRÚ

Mamadoú es un mantero de 32 años que vende bolsos en el paseo de Gràcia. “La actitud de la Urbana hacia nosotros no ha cambiado en las últimas semanas”, asegura. “Nos dedicamos a la chatarra desde enero hasta mayo y cuando llegan los turistas vendemos en la calle”, explica el senegalés. Ali, que vende en el Portal de l’Àngel, también ha dejado este mes la chatarra para vender bolsos.

“No puede ser que el jueves detengamos a 16 personas en el Sónar por traficar con drogas y el viernes nos ordenen que tenemos que marcharnos”, afirmaba ayer una de las fuentes anónimas. “Los manteros de La Rambla están cada vez más crecidos y, como todo siga como en las últimas semanas, al final seremos los agentes los que nos esconderemos de los ambulantes, esto empieza a ser el mundo al revés”, explicó con contundencia Marcos González, líder de Sapol.

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El consistorio se defendió asegurando que, pese a las críticas de los sindicatos, “no se ha dejado ningún momento” de perseguir la venta ambulante ilegal; “otra cosa es que también se estudie afrontar a los manteros desde un punto de vista social”. El portavoz del consistorio asegura que en cuestión de días se encontrará una solución y mientras tanto solo se “utilizará el servicio ordinario” para garantizar la seguridad de la ciudad.

Joaquim Forn, el que fuera teniente de alcalde de seguridad y movilidad con Trias, recordó que CiU redujo de 8 millones a 6 el gasto global en horas extra de los guardias urbanos. “Si el gobierno de la ciudad no tiene dinero para pagar las horas extra, es tan fácil como que obtenga el dinero que les falta de otra partida; para nosotros era una prioridad equiparar el sueldo de los agentes al de los Bomberos de Barcelona”, sentenció. Forn reconoció que es pronto para criticar la política de Colau, pero ironizó al asegurar que la Guardia Urbana “cumple órdenes políticas y depende si los que mandan consideran prioritario o no vigilar el consumo de drogas, por ejemplo, en el Sónar”.

Sin agentes reforzando los turnos a cambio de 22 euros la hora, el cuerpo municipal vivió el pasado fin de semana diferentes episodios en la vía pública. Algunos de ellos son calificados por el líder del sindicato Sapol como “alarmantes”. “El domingo por la mañana, las Ramblas eran territorio comanche porque a los agentes que tienen que vigilar este punto caliente les trasladaron, hasta las 14 horas, a vigilar una carrera”, sentenció.

“A las siete de la mañana del domingo, nos pidieron un servicio en un after de la calle Pere IV. Fueron dos patrullas y se encontraron con 400 personas, pidieron ayuda a las Upas (los antidisturbios) no ha venido nadie y se fueron antes de que les acabaran pegando”, lamenta el sindicalista. “Colau prometió mucho diálogo, un cuento chino, ella sigue con las rencillas con la Urbana; lo único que podemos hacer es pedir perdón a la ciudadanía”, aseguró el líder de Sapol.

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