_
_
_
_
_

Polémica por el trato a las familias alemanas en la misa por Germanwing

La directora del instituto de Llinars donde hubo 16 alumnos de intercambio fallecidos en el siniestros denuncia que el protocolo no trató correctamente a los familiares

Alfonso L. Congostrina

La mañana del 24 de marzo los alumnos del IES Giola de Llinars del Vallès se despidieron de 16 compañeros y dos profesores del centro alemán Joseph-König-Gymnasium con los que habían compartido una semana de intercambio escolar. Los jóvenes abandonaron Barcelona a bordo del vuelo 4U 9525 de Germanwings. A las 10.41 el copiloto Andreas Lubitz precipitó el avión sobre los Alpes. No hubo supervivientes. Sílvia Genís, directora del IES Giola, asegura que las familias de los alumnos alemanes llevaban tiempo “necesitando” hablar con las personas con las que compartieron la última semana de vida de sus hijos. Lufthansa pagó los viajes y las estancias para todos los familiares de las víctimas que quisieran acudir al funeral de ayer en la Basílica de la Sagrada Familia. Era la oportunidad perfecta para conversar con los vecinos y los adolescentes de Llinars, pero el estricto protocolo de la ceremonia provocó, según Genís, que las “familias alemanas acabaran la ceremonia enfadadas y con la sensación de haber sido despreciadas”.

El pasado domingo viajaron hasta Barcelona 32 familiares de los alumnos del Joseph-König-Gymnasium fallecidos en el accidente aéreo. “Estuvieron en el instituto, pasearon por Llinars del Vallès y hablaron con las familias que habían acogido a sus hijos la semana antes de morir”, aseguraba la directora del IES Giola. Los problemas comenzaron justo al atravesar las puertas de la basílica de la Sagrada Familia. La ceremonia empezó con los 150 alumnos del instituto de Llinars depositando una vela en el altar por cada una de las víctimas del accidente, incluido por el copiloto Andreas Lubitz. “Las familias alemanas transmitieron al protocolo que querían seguir la ceremonia junto a los alumnos del IES Giola”, informa la directora. Según la misma fuente el protocolo consideró que no cabrían todos en la nave central y les colocó en un lateral “detrás de un columna delante de una televisión”. Las comparaciones con el funeral celebrado el pasado 17 de abril en Colonia fueron inevitables. La directora del instituto catalán también estuvo en aquel funeral: “En la Sagrada Familia no hubo ningún tipo de traducción, al final algunos profesores tradujeron de forma improvisada a las familias, ya que la organización no dio ninguna alternativa mientras que en Colonia hubo parlamentos que se podían seguir en traducción simultánea en hasta cuatro idiomas”, denuncia Sílvia Genís.

En definitiva, participaron en una celebración “que no les aportó nada, ya que no la entendían”. Para acabar de molestar a los familiares alemanes “desde protocolo se les dijo que tenían que saludar al Rey, pero ¿quién debe saludar a quién?”. Además, muchos de los asistentes se enfadaron al ver que la señal institucional estaba retransmitiendo la imagen de los niños de familiares de los alumnos alemanes fallecidos que habían acudido al funeral.

Genís asegura que al final el Rey fue a saludarles sin las cámaras. “Teníamos que despedirnos allí pero no podíamos permitir dejar a aquellas familias así de enfadadas, al final pudimos cenar con ellos. Desde protocolo no se ha tratado bien a estas familias que también son familias de la institución que yo dirijo”, denuncia la directora del IES Giola.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_