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Mas diseña una agencia tributaria sin contenido para contentar a ERC

Montoro obstaculiza la salida de técnicos estatales hacia la Hacienda catalana “Faltan medidas concretas, solo vemos eslóganes”, dicen los técnicos

Lluís Pellicer
Andreu Mas-Colell (derecha) y Francesc Homs, el pasado 28 de diciembre.
Andreu Mas-Colell (derecha) y Francesc Homs, el pasado 28 de diciembre. Jordi Bedmar / Generalitat

La creación de una agencia tributaria que pueda asumir la gestión de todos los tributos que se generan en Cataluña en caso de una victoria de las fuerzas independentistas el 27-S fue una de las exigencias de ERC para apoyar los Presupuestos. CiU aceptó incrementar el gasto para ese organismo de 33 a 54 millones de euros en un año para dotarla de más personal, mejorar los sistemas informáticos y adoptar nuevas funciones. Pero la que está llamada a ser la “estructura de Estado” clave anda con pies de barro. Los expertos consultados aseguran que la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC) difícilmente podría echar a andar a corto plazo y condicionan su viabilidad a la negociación con Hacienda para poder hacerse cargo de más impuestos. De momento, la ATC se está viendo en apuros para captar personal de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), que obstaculiza la salida de sus profesionales.

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El Gobierno catalán convocará este año 168 plazas de inspectores, técnicos y personal especializado. El año pasado la ATC abrió en abril el concurso para los 24 primeros miembros del que debe ser el cuerpo técnico de gestores tributarios de Cataluña, con el que aspiraba a robar profesionales a la AEAT. Uno de los atractivos era la oferta de una categoría y un sueldo más elevados que el que cobraban en la hacienda estatal. Al final del proceso, la AEAT recibió 18 solicitudes de técnicos para ir a la ATC en comisión de servicios —que garantiza conservar el puesto de trabajo—, pero su departamento de recursos humanos las tumbó. “Es una decisión técnica. La AEAT está bajo mínimos y no se puede permitir prescindir de personal”, justifica Ransés Pérez, presidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda.

Según fuentes cercanas al proceso, finalmente seis de los seleccionados han solicitado una excedencia para incorporarse al Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), y no a la ATC, lo cual les permite sortear la autorización previa preceptiva de Hacienda. La Generalitat afirma que estos efectivos irán al CTTI porque requieren expertos en procesos tributarios aplicados a la informática. De forma paralela, el Parlament tramita de urgencia el proyecto de ley de ordenación de los cuerpos tributarios de adscripción exclusiva a la ATC, que en su disposición adicional segunda prevé un mecanismo para incorporar a funcionarios de a la AEAT, tanto si se transfieren o no competencias y trabajadores. Eso daría cobertura a quienes dejan la agencia estatal. Fuentes de CC OO lamentan que la ley cree un cuerpo técnico casi calcado de la Administración estatal, sin haber examinado modelos profesionales de otros países.

Malestar en la plantilla

La política de fichajes externos de la Generalitat creó malestar en la actual plantilla de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), según explican fuentes de los trabajadores. El Ejecutivo catalán abrió a finales de 2014 otra convocatoria para 18 inspectores abierta a funcionarios de la Generalitat, a la que se han presentado 22 candidatos, según estas fuentes.

A ese malestar se une ahora la posibilidad de tener que dejar la sede de la calle de Fontanella de Barcelona para trasladarse a la Zona Franca. Fuentes de CC OO aseguran que no es comprensible que la Administración tributaria no esté ubicada en el centro de la capital catalana, con el perjuicio que con ello se ocasiona a los contribuyentes y a los gestores al tener que obligarlos a desplazarse hasta ese barrio de la ciudad.

Dados los resultados de los procesos abiertos hasta ahora, estas fuentes recelan de que se lleguen a incorporar a 168 trabajadores este año. Si se cumple ese objetivo, la plantilla de la ATC se acercaría a los 500 empleados, frente a los 4.000 efectivos de la AEAT en Cataluña o los entre 7.000 o 8.000 que el Consejo Asesor para la Transición Nacional estima que requiere la futura Hacienda propia. Desde dentro de la agencia también se considera que el organismo debe mejorar el sistema informático, llamado Gaudí. La Generalitat tiene en marcha el concurso para renovarlo y prepararlo para el caso de que asuma todos los impuestos.

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Las asociaciones de técnicos e inspectores aplauden que haya más recursos para luchar contra el fraude y ahora para realizar la recaudación ejecutiva, pero creen que ir más allá debe estar justificado por un acuerdo con el Estado para asumir nuevas competencias. Ahora la Generalitat solo gestiona el 5% de los tributos que se generan en Cataluña. “El aumento de plantilla debe ser acompasado con la negociación política. Tener la estructura preparada puede estar bien, pero no si pasa el tiempo y sigue inactiva”, explica Miguel Ángel Mayo, coordinador en Cataluña de la asociación de técnicos Gestha, que entiende que haya gente que quiera irse de la AEAT por la falta de promoción interna. “La ATC no es ni más ni menos que una oficina que gestiona los tributos propios. No veo la prisa para hacerla crecer”, afirma Pérez.

El presidente Artur Mas admitió recientemente que la Hacienda propia, que se idea desde el Departamento de Presidencia, es “imposible” sin soberanía fiscal, es decir, sin instrumentos para “ejercer el control” sobre sus bases fiscales. El encargado de diseñar esa Hacienda, Joan Iglesias, en su libro Una hisenda a la catalana (Angle Editorial) expone que Cataluña tiene “suficientes contribuyentes” para financiar su gasto, y empresarios y entidades de crédito para trabajar en un circuito que se basa en las autoliquidaciones y las retenciones a cuenta. Carece, sin embargo, de un Banco de Cataluña que ingrese esas contribuciones —otra exigencia de ERC—, recursos humanos especializados, medios tecnológicos y datos de los contribuyentes.

Los expertos recelan de una gran agencia si solo gestiona el 5% de los impuestos

Los trabajadores de la ATC plantean otra forma de avanzar hacia la Hacienda propia. Ahora la administración tiene solo cuatro oficinas provinciales y en buena parte de la comunidad la gestión de los tributos se delega a los registradores de la propiedad, a los que abona un arancel. Fuentes sindicales abogan por que la plantilla de la ATC asuma esas funciones, lo cual haría más efectiva la lucha contra el fraude.

Jorge Onrubia, profesor de Economía de la Universidad Complutense, no es “muy optimista” con el embrión de la ATC. Onrubia es partidario de un modelo en el que las administraciones lleven a cabo una “gestión integrada”. A su juicio, las comunidades han ido copiando el modelo estatal, sin compartir datos ni con el Estado ni entre ellas. Coincide en ello Miguel Ángel Mayo: “Está bien el propósito de ir a un modelo más cooperativo, pero no veo medidas concretas, solo eslóganes. Faltan medidas, más aún cuando el esquema de la ATC se asemeja mucho al de la estatal”.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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