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Los disidentes de la izquierda radical elevan su capacidad de convocatoria

La manifestación de ATA en el Casco Viejo crea malestar en el sector oficial

Una de las participantes en la manifestación en Bilbao contra la dispersión de los presos de ETA.
Una de las participantes en la manifestación en Bilbao contra la dispersión de los presos de ETA.Luis Tejido (EFE)

“El año pasado fueron 50 y el sábado se juntaron mil”. Así valoraron ayer fuentes de la Ertzaintza el alcance de la manifestación alternativa promovida el pasado sábado por Amnistia ta Askatasuna (ATA) en el Casco Viejo de Bilbao, apenas una hora después de que concluyera en la plaza de Zabálburu una multitudinaria movilización organizada por la red social Sare y amparada por EH Bildu en contra de la dispersión de los presos de ETA. Este salto cuantitativo ratifica, además, el peso creciente del sector disidente con la actual apuesta política de la izquierda soberanista.

ATA quiso proyectar el pasado sábado el alcance de su capacidad de convocatoria. Mientras en la edición del pasado año, coincidente también con la que promovieron excepcionalmente todas las fuerzas abertzales junto al PNV, el acto de ATA en la zona de la plaza de Unamuno (Casco Viejo bilbaíno) pasó desapercibido ahora “han cuidado el efecto propagandístico”. Entonces, pequeños grupos profirieron gritos en favor de la libertad de los presos sin que consiguieran mayor repercusión. En esta ocasión han publicitado la convocatoria, especialmente en aquellas zonas por donde iban a transcurrir las dos columnas de la manifestación de Sare y lograron una respuesta mucho más numerosa. ATA había distribuido numerosos carteles y octavillas en zonas aledañas a La Casilla, uno de los puntos estratégicos de la movilización oficial.

Según fuentes policiales, con el acto de ayer el sector crítico con la izquierda soberanista pretende demostrar que “son capaces de manifestarse” en su propósito de trasladar una reivindicación mucho más radical. Uno de los aspectos más relevantes de la diferente estrategia seguida por ambas partes radica en la consideración genérica de presos que se hace desde ATA al exigir su puesta en libertad. Precisamente este grupo crítico cuestiona cómo desde la izquierda abertzale se planteen solicitudes específicas para presos enfermos o mayores de edad en la petición de posibles beneficios penitenciarios.

En sus acciones, ATA se viene rodeando de algunos veteranos expresos de ETA y de sus familiares muy alejados de la línea emprendida por la izquierda abertzale y la red Sare. De hecho, en su manifestación del pasado sábado volvieron a reiterar públicamente las diferencias.

Estas criticas políticas empiezan a hacer mella en los dirigentes de la izquierda soberanista, desde donde ya surgieron duras reacciones contra el rebrote de kale borroka promovido desde sectores identificados con la organización juvenil Ernai. Estas acciones vandálicas —quema de cinco autobuses, primero en Loiu (Bizkaia) y luego de dos en Zorroza (Bilbao— provocaron, incluso, que ETA llamara al orden en otoño a estos disidentes en una intercesión pública bastante sorprendente.

No obstante, los sectores de ATA y del entorno de Sortu se cruzan mutuas descalificaciones sobre sus respectivas posiciones. Los críticos consideran que la izquierda abertzale son “unos vendidos” y que la línea política no aporta “soluciones a las reivindicaciones de amnistía e independencia”. A su vez, la línea oficial del abertzalismo entiende que la órbita de ATA “se ha quedado trasnochada”.

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Mientras, Sare mostró ayer su “satisfacción” por la marcha del pasado sábado. Según Joseba Azkarraga, uno de sus portavoces, el “exito fue juntar a personas de diferentes ideologías” para reclamar el acercamiento de los presos de ETA. Añadió que “no es momento de desencuentros” y pidió “unidad” para trabajar con este objetivo.

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