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La ría de Arousa, en estado de alarma

La producción de bivalvos cae a su mínimo histórico posterior a la marea negra del ‘Prestige’ mientras el sector exige a la Xunta que informe de las causas

Mariscadores de Carril en plena faena
Mariscadores de Carril en plena faenaLALO R. VILLAR

Es Navidad y los mariscadores apuran la faena aprovechando la bajamar y el tirón de la demanda de moluscos de estos días en las lonjas. La mayoría comienza la jornada a las ocho de la mañana, cuando apenas está amaneciendo, y tres horas después llegan los primeros capachos de marisco a las dársenas de los puertos. El de Carril, en Vilagarcía, es uno de los más concurridos. Desde ahí se divisa en toda su extensión el gran espectáculo natural de los lombos del Ulla, una de las principales reservas naturales y acuícolas, ahora en plena actividad y prácticamente en secano por efectos de la marea que deja Cortegada sin sus atributos de isla.

En Cambados y Carril, las zonas de extracción de berberecho y almeja con mayor incidencia económica en las Rías Baixas por su extensión y situación geográfica, la opinión al pie de los arenales es que la producción ha caído en picado pero nadie sabe el porqué. Aunque la falta de recursos es extensiva, la alarma ha saltado con la mortandad certificada del berberecho común hace casi dos años por un parásito foráneo que está afectando también a la almeja y que ha puesto a los mariscadores al borde de la desesperación. También están ahí los efectos de la marea roja, que en esta campaña ha estrangulado económicamente como nunca antes a los productores de mejillón.

Miguel tiene 50 años y acaba de descargar el trabajo de casi toda la jornada. “He llenado diez capachos de almeja y ya ves lo que hay, casi todo es concha vacía. Ahora hay que clasificarla y calculo que quedarán dos cestos para vender, el resto poca ganancia. Hacía mucho tiempo que no veíamos tanto desastre junto”, se queja el mariscador. La mortandad de esta especie salta a la vista y los esqueletos de las almejas y berberechos se van arrinconando en extensas hileras contra los muros de contención del muelle.

A su lado dos mariscadores treintañeros comprueban la mercancía que han apilado sobre la cubierta de una gamela y van separando lo que irá a la lonja. “O hay poco o no hay nada, las épocas de las vacas gordas ya pasaron y aquí no queda títere con cabeza”, dice Gonzalo, uno de ellos. Sobre las causas apuntan que pueden ser muchas. “Incluso hay quien cree que el puente de Catoira [el viaducto metálico del AVE más largo de Europa que se levanta sobre una zona protegida y de especial interés marisquero] ha contribuido a esta mortandad porque cuando se hizo el de A Illa de Arousa desapareció mucho marisco y después de unos años se recuperó. ¿Pero quién lo sabe? Esto irá a peor como no lo paren”, comenta Carlos.

Hace dos semanas el sector extractivo en pleno alertó de un desastre económico y medioambiental sin precedentes del que se desconocen sus causas y han pedido explicaciones por ello en un manifiesto dirigido al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y a las conselleiras de Medio Ambiente, Ethel Vázquez, y Medio Rural e Mar, Rosa Quintana. Un total de 11 cofradías de ambas márgenes de la ría de Arousa y seis asociaciones de productores de mejillón dieron la voz de alarma al Gobierno gallego, al que exponen un decálogo de medidas urgentes.

El sector, que representa a miles de familias que viven del marisqueo en esta zona, exige información sobre las conclusiones de todos los estudios científicos medioambientales que afectan a la ría de Arousa y a los ríos que desembocan en ella (Ulla y Umia) y que obran en poder de la Xunta desde 2002. Pero por el momento Mar no ha facilitado los resultados de estas analíticas, aunque algunos biólogos que investigan en el Centro de Investigaciones Mariñas (CIMA) han reconocido a EL PAÍS que no es solo una causa sino una combinación de factores los que han desencadenado el estado crítico de los recursos marisqueros y que hay investigaciones en poder de la Xunta que lo acreditan.

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Integrados en la Plataforma en Defensa de la Ría de Arousa (PDRA), este colectivo censura “la opacidad de la Administración” respecto a las patologías marinas y contaminación ambiental, por lo que pide respuestas a la desaparición del berberecho, a la disminución de macroalgas, y a la falta de control de puntos de vertido y contaminación de los ríos. El colectivo reclama además información oficial sobre el uso indiscriminado de pesticidas, sobre las medidas para vigilar las cianobacterias en los embalses, sobre la inexistencia de circuitos cerrados en las depuradoras de marisco o sobre la ausencia de control sanitario de las especies importadas que se introducen en la ría. Los productores reclaman asimismo un cambio en el etiquetado de las latas de conserva porque lo consideran incompleto y, a su juicio, no garantiza la trazabilidad del producto de origen.

“Logicamente debería ser la propia Xunta de Galicia la que subministrara los datos del conjunto de la ría, que diera la voz de alarma y pusiera los medios para determinar los factores que influyen en esta situación para poner inmediatamente las medidas correctoras en marcha. Pero, por desgracia, padecemos una Administración paralizada, poco transparente y nada dialogante, que no asume sus responsabilidades como gestora de un bien público. Y esto, desde luego, no ayuda ni a reconocer el problema ni a abordarlo”, comenta Xaquín Rubido, portavoz de la Plataforma en Defensa de la Ría de Arousa.

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