_
_
_
_
_

La trama de sobornos pagó la reforma de una sede del PSOE

"Las zonas adjudicadas eran las menos rentables, pero eran sus zonas políticas", revela el propietario de Fitonovo

Javier Martín-Arroyo

Los beneficios obtenidos por el PSOE de Sevilla desde la empresa Fitonovo a cambio de contratos en el Ayuntamiento mientras gobernó con IU están explicados con claridad por el empresario Rafael González en su declaración ante la juez Mercedes Alaya: “Me pidieron que hiciera un esfuerzo (...) pues las zonas adjudicadas [sector Centro y Macarena] eran las menos rentables, pero eran sus zonas políticas”.

El empresario aclara que la petición la realizaban el exedil socialista Manuel Gómez Lobo y el exasesor Domingo Enrique Castaño. Este último, al que los agentes atribuyen un incremento patrimonial injustificado de 400.000 euros, aplicaba una lógica muy particular al servicio público de la Administración: “Oye, ya que has obtenido este favor gracias a mí, te quiero pedir esto a cambio”, le atribuyó González en su declaración. “La primera vez que me pidió dinero para el partido, era para financiar una campaña de algo”, añadió el empresario sobre el primer soborno que fue, supuestamente, de 30.000 euros.

Las facturas de las obras de reforma en la sede de la agrupación socialista en el distrito Macarena no dejan dudas sobre el pago desde Fitonovo. “No recuerdo cómo se haría el maquillaje de la operación para que quienes pagaran las obras fueran Fitonovo y ellos no aparecieran (...) Las empresas que hicieron las obras no estaban legalizadas, las harían amiguetes y como no podían facturar, hicimos la operativa descrita”, afirmó González. En paralelo, la estrategia de Fitonovo para abrirse puertas en el Ayuntamiento pasaba por regalar desde una yegua hasta un tractor o teléfonos móviles. Entre las dádivas destaca un “equipo informático” remitido al exalcalde socialista Alfredo Sánchez Monteseirín. Sobre las prebendas, el directivo Ángel Macedo dijo: “Cuando realizaba los pagos que me ordenaban, no pensaba nada, me pedían que entregara el dinero y no ponía pegas. Sería tonto decir que lo veía bien”. La duda es cuánto tiempo pasará hasta que la frágil memoria de algún funcionario o político desprecie el riesgo de que la verdad aflore.

Mientras, un pinchazo telefónico al jefe de servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla Francisco Amores alude a su salida laboral gracias a la supuesta intervención del comisario europeo de Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, para el nombramiento de un alto cargo: “Va a entrar [Javier Gómez] de la mano del alcalde porque pa eso Arias Cañete ha llamao al alcalde dos veces y sa montao el revuelo”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_