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Revuelo en el ‘súper’ de la droga

La policía detecta un aumento del menudeo de heroína en Cádiz Los grupos violentos de narcotraficantes han llegado a la provincia

Fardos de hachís localizados en agosto en una embarcación en Sanlúcar.
Fardos de hachís localizados en agosto en una embarcación en Sanlúcar.ROMÁN RÍOS (EFE)

Este supermercado abre las 24 horas. Y tiene cada vez más clientes. La policía ha comprobado un aumento del menudeo de droga. La heroína ha vuelto y la crisis ha llevado a los vendedores a reducir el tamaño de las papelinas para que la falta de dinero no sea excusa. También han aumentado las grandes cadenas de distribución, las que crean entramados de empresas para camuflar sus riquezas. Y donde hay mucho dinero siempre hay alguien dispuesto a hacer lo que sea por defenderlo. Los investigadores observan con temor la proximidad de grupos muy violentos.

Según la última estadística del Cuerpo Nacional de Policía, los agentes de la Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado (Udyco) atendieron este año, hasta el 30 de septiembre, 328 casos de tráfico de drogas en la provincia de Cádiz, el lugar de España por donde más sustancias estupefacientes entran. Es un 11,19% más que en el mismo período de 2013. También ha habido 37 detenidos más. Estas cifras, por sí solas, no demuestran que se haya incrementado la actividad delictiva, sí que los policías han podido resolver más casos. Los responsables de la Udyco notan en su trabajo ese repunte. “Hay más menudeo. No sé si porque ha aumentado en las calles o porque nosotros tenemos cada vez más información”, explica el jefe del grupo Cobra, el equipo contra el pequeño tráfico de droga de la comisaría gaditana. Los investigadores saludan el flujo de información que para ellos ha supuesto Internet, gracias a las redes sociales y al correo antidroga@policia.es. “Nos llegan datos muy fiables y muy completos”, explica uno de los mandos de la Udyco en Cádiz.

Aquí nunca les ha faltado el trabajo. Lo que sí han visto con preocupación es la evolución del narcotráfico. “La crisis ha llevado a mucha gente a volver a caer en la droga. Porque no ven otro medio de vida”, alertó Francisco Mena, coordinador de la Federación de asociaciones antidroga Nexos. Lo dijo tras saber que el conocido narcotraficante de Barbate Antonio Vázquez, Antón, había vuelto a ser detenido tras pasar seis años en prisión. Como si las heridas que abre el negocio de la droga no se pudieran cerrar.

Coordinación

La creciente complejidad del negocio de la droga ha forzado la coordinación entre muchos organismos. Es raro que en las grandes operaciones no figuren varias instituciones. A los cuerpos de seguridad se les suma la Seguridad Social, la Inspección de Trabajo o Hacienda. Seguir el rastro del dinero obliga a trabajar a mucha gente. Guardia Civil, policía y Vigilancia Aduanera tienen que trabajar muchas veces unidas. Aunque no siempre esa coordinación es la ideal. El Sindicato Unificado de Policía y la Asociación Unificada de Guardias Civiles firmaron recientemente un documento conjunto reclamando una policía judicial única. “La coordinación depende muchas veces del voluntarismo personal. No hay una estructura estable de colaboración e intercambio de formación”. Ambos colectivos reconocían que la “guerra de policías” era algo común, más grave en comunidades como el País Vasco o Cataluña con sus propios cuerpos de seguridad.

Otra de las asignaturas pendientes es la reforma de la ley procesal. La fiscalía, que tiene pendiente aún de publicar su última memoria antidroga, ha reclamado ser la responsable inicial de las investigaciones de narcotráfico. Su supervisión inicial, según su criterio, agilizaría la instrucción. Esa reforma pendiente también contempla revisar el uso de nuevas tecnologías y las escuchas telefónicas.

Barbate, aunque sigue siendo sucursal del hachís, no preocupa a la policía tanto como Sanlúcar de Barrameda. “Casi el 100% de los que venden heroína en Cádiz la traen de allí”, explica el jefe de los Cobra. “Es el epicentro, el Carrefour de la droga, el principal centro de distribución”, añade el mando de la Udyco. De allí se surten los llamados esquineros, los que distribuyen en las calles heroína o rebujito (cocaína con heroína). Un claro ejemplo fue la detención hace un año del clan de los Pinilla, grandes mandamases en este supermercado. Meses después la investigación consiguió dar con el rastro del dinero e imputar a 21 personas por blanqueo. “Es lo que más les duele. Dan por hecho que pueden perder droga, que su gente puede pasar uno o dos años en la cárcel pero si les quitas el dinero, les haces pupa”, añade el mando.

Se les intervinieron fincas, coches y facturas por obras y servicios superiores a los tres millones de euros: su manera de dar curso legal al dinero conseguido por la droga. La policía ha conseguido destapar auténticos entramados empresariales. Algunos se apoyan en la economía sumergida que impera en la provincia. Otros se sirven de negocios reales, que inflan su actividad. “Los malos”, como les llaman los policías, consiguen convencer a particulares sin antecedentes para poner sus nombres en casas, coches y facturas. Son parados que prestan sus nombres, dueños de restaurantes que dejan sus libros de contabilidad, pescadores que comparten sus barcos. La tentación del dinero fácil. También los miembros de los cuerpos de seguridad caen. “Los untadores están a la orden del día y son los más fiables para las mafias. Porque con el dinero que dan se garantizan que el viaje de la droga sea más seguro”.

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En la provincia, zona habitual de recepción, se han detectado narcoembarcaderos habilitados para la llegada de la mercancía, almacenes y hasta aeródromos piratas. La asignatura pendiente es hallar algún gran laboratorio para cortar la droga, aunque sí ha habido alijos de los productos químicos necesarios. Lo que observan los investigadores con preocupación es que este volumen de negocio haya acercado hasta Cádiz las bandas más violentas. Ya ha habido casos de secuestros, incluso de niños, para reclamar una mercancía o deudas. También se han dado casos de “vuelcos de droga”, atracos entre bandas para quitarse los fardos cuando ya los han introducido en España.

El aumento de la heroína también sube la delincuencia callejera y la inseguridad ciudadana. Sus consumidores la necesitan tengan o no tengan dinero. La oferta se ha tenido que adaptar a la demanda. Antes no se vendía menos de un gramo. Ahora hasta se ofrecen papelinas con una micra (la décima parte de un gramo) a 10 euros, lo que permite a los vendedores aumentar su margen de beneficios, y a los clientes llevarse una consumición, aunque sea pequeña. Las coordinadoras antidroga alertan del grave problema social que subyace en ese comercio. Ese revuelo en el supermercado de la droga ya se vivió hace tres décadas y se llevó por delante la vida de mucha gente.

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