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Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana

“Si no hay consulta, la alternativa no la decidirá solo Mas”

La líder independentista dice que no se ha planteado participar en una candidatura unitaria

Carme Forcadell, presidenta de la ANC
Carme Forcadell, presidenta de la ANCGianluca Battista

Carme Forcadell (Xerta, Tarragona, 1956) lidera desde hace tres años la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Después de tres manifestaciones masivas con motivo de la Diada, la entidad que ha logrado aglutinar el independentismo echa el resto para que se celebre la consulta del 9 de noviembre. Pese a que el Gobierno catalán ha frenado la campaña promocional de la votación por la suspensión del Tribunal Constitucional, Forcadell, en una entrevista con EL PAÍS, muestra su absoluta confianza en que la consulta se celebrará: “Todas las condiciones se están cumpliendo. La campaña está suspendida cautelarmente; la consulta, no. Continúa adelante”, asegura.

La presidenta de la ANC cree que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, mantendrá el pulso, que no se echará atrás: “No tenemos ninguna duda. Mas no renunciará al proceso”, afirma. En caso de que no se celebre la votación soberanista, Forcadell considera que el presidente catalán buscará el consenso del resto de fuerzas soberanistas: “Si como país decidimos que no se puede hacer la consulta y tiene que haber alternativa, no la decidirá solo Mas, la consensuará con el resto de partidos”.

La presidenta de la ANC prefiere soslayar cualquier plan B, incluso confía en que el Tribunal Constitucional levante la suspensión del decreto de convocatoria de la consulta. Esgrime los mismos argumentos que la Generalitat para defender la legalidad de la votación: “Es una consulta para pedir la opinión de los catalanes, no es vinculante. No tiene valor jurídico, pero sí valor político”, apunta la presidenta de la ANC. Como hizo Artur Mas, Forcadell reclama al presidente Mariano Rajoy que tome ejemplo del primer ministro británico, David Cameron, que permitió el referéndum en Escocia. Sin embargo, la ANC no aceptaría que Mas hiciera como el líder escocés Alex Salmond: modificar la pregunta y la fecha para llegar a un acuerdo con el Gobierno. “Mas ya ha intentado negociar todos estos años. El Estatuto ya fue negociado, y no lo respetaron. Como ellos no quisieron negociar, nosotros hemos decidido seguir adelante”.

Si tuviésemos tanta influencia, la pregunta sería como la escocesa: 'sí' o 'no' a la independencia

Pese a la suspensión de la consulta, la ANC prosigue con su campaña para el 9-N, un sondeo puerta a puerta que remarca las bondades de la secesión. Forcadell defiende que Mas saque las urnas a la calle si, cuando llegue ese día, la votación sigue prohibida, “siempre que haya las garantías democráticas para que todo el mundo pueda votar de forma libre y en todo el territorio”. Esta acción, según la independentista, no sería “un gesto de desobediencia”, sino que encajaría en la “la legalidad catalana”. La ANC, completa su presidenta, pondrá a sus socios “al servicio de la consulta y del país”.

Forcadell se ha ganado su influencia con la capacidad de movilización de la ANC. Reconoce su deseo de presionar al Gobierno catalán, pero niega que el Ejecutivo de Mas siga al dictado sus peticiones. “Si nosotros tuviésemos tanta influencia política la pregunta del 9 de noviembre sería como la escocesa: independencia o no”, dice. La presidenta de la ANC también defiende que ni la importancia que le ha dado la Generalitat a la entidad ni la cobertura mediática de sus actos han influido en el crecimiento e influencia experimentados por la asociación independentista. “Nosotros empezamos a organizar la manifestación de la Diada de 2012 y el Gobierno de CiU no nos ayudó, intentó que fuera para reclamar el pacto fiscal”, subraya.

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Forcadell remarca que la entidad no recibe ni un euro público y niega que la ANC goce de un trato de privilegio en TV3, como sostienen los partidos contrarios a la consulta. “Al principio salir en los medios nos costó muchísimo. Y, ahora, si sacar 1,8 millones de personas a la calle no merece toda la cobertura, ya diréis qué la merece”, argumenta, antes de citar medios internacionales que se hicieron eco de la manifestación en forma de V de la pasada Diada.

No nos hemos planteado ir en una candidatura unitaria”

El crecimiento de la entidad, asume Forcadell, también ha generado algunos problemas que se van arreglando: la ANC se ha puesto al día con Hacienda después de que su súbito aumento de asambleas locales en sus inicios provocara un descontrol en los ingresos. La entidad también ha puesto control a sus ramas sectoriales para evitar que lancen propuestas por libre, como pasó con un grupo que estudió la creación de un Ejército catalán.

La ANC ha huido de cualquier discusión del eje izquierda-derecha [nunca ha criticado los recortes de Mas, por ejemplo] para centrarse en el independentismo. “No hemos criticado a los partidos políticos porque tenemos socios de todas las formaciones”, dice, y no ve incompatible que el proceso soberanista, “destinado a hacer un país mejor, más justo, y más transparente”, lo lidere el Gobierno de CiU, federación manchada por la corrupción. “Es un proceso liderado por el Parlament, por todos los partidos, y sobre todo por la sociedad civil”, apunta.

La consulta es, por ahora, la única opción de la ANC. Pero su hoja de ruta prevé que, si no hay votación, los partidos tendrían que unirse en una candidatura cuyo objetivo fuera declarar unilateralmente la independencia. Forcadell pide esperar a la resolución definitiva del Constitucional para plantear este plan B, y evita valorar su posible inclusión en una candidatura que incluyera a miembros relevantes de la sociedad civil independentista: “No lo hemos planteado ni previsto dentro de la hoja de ruta. Cuando llegue el momento se hablará”. La presidenta de la ANC, que milita en Esquerra Republicana, tampoco quiere concretar si algún día se involucrará más en la política desde su partido. Cuando finalice su mandato en la ANC, dentro de pocos meses, su primera preocupación será tomarse, después de tres años, unas vacaciones.

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