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Un “auténtico depredador” que ya abusó en los noventa de una niña de seis años

El pederasta de Madrid tenía un amplio historial delictivo y era aficionado al culturismo El detenido, Antonio O. M., cometía sus ataques en un piso en la zona donde secuestraba

Jorge A. Rodríguez
Antonio O. M.
Antonio O. M.

Hombre, de 42 años —"aunque aparenta menos edad"—, español, culturista, aficionado a las artes marciales, con antecedentes por secuestro, con una condena cumplida de siete años por abuso sexual de una niña de seis años en los años noventa... "Un auténtico depredador", en palabras policiales, con cinco ataques sexuales a menores consumados y tres tentativas. Este es el perfil del sospechoso de ser el pederasta de Ciudad Lineal (Madrid) desgranado hoy por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tras la detención.

Se llama Antonio O. M. Perpetraba sus ataques en un piso de la calle Santa Virgilia, en el norte de Madrid. Una zona rodeada por numerosos parques infantiles por los que merodeaba antes de cometer supuestamente los crímenes. No conocía de nada a las niñas a las que atacó. Escudriñaba los parques y otros lugares y las convertía en su objetivo. Al azar.

El delincuente que se había convertido en el enemigo público número uno pernoctaba con frecuencia en la casa de su madre en Madrid, pero disponía de un piso familiar donde supuestamente había cometido las agresiones sexuales —una de sus víctimas lo describió con mucho detalle— y donde ha dejado rastros de su presencia y de la de alguna de las menores de las que abusó. "No tenía un domicilio físico", según la policía. Ha llegado a dormir en el coche. La casa de sus crímenes está en la calle de Arturo Soria, una zona acomodada del norte de Madrid y una senda natural, con numerosos parques infantiles, por la que merodeaba antes de atacar.

Antonio O. M.
Antonio O. M.

Tenía familia en Santander y allí se había ido para intentar escapar del acoso policial. Sabía que había cometido un error cuando paró con una de sus víctimas. Cambiaba de coche continuamente porque se dedicaba a la compraventa de coches. Llevaba una vida normal, sin grandes estridencias para sus vecinos y familiares. "Un cachitas, que tomaba polvos de esos de cachitas", describió un agente sobre el detenido.

Ahora sin oficio ni beneficio, se había dedicado a la compraventa de coches —"tenía a su disposición una campa de coches [un negocio] de compraventa", ha dicho la policía—, pero había tenido todo tipo de trabajos, algunos relacionados con la tecnología. El historial y la edad del detenido indican que se ha pasado la vida con problemas con la justicia. Estuvo preso por abusar de una niña de seis años en los años noventa. Pero tenía antecedentes policiales de todo tipo, algunos por secuestro, detención ilegal o robos con violencia. Se le relaciona con el crimen organizado.

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Los investigadores dijeron siempre que el sospechoso podía ser policía... o haber aprendido de sus crímenes para mejorar su forma de actuar. Dibujaron un perfil que lo mostraba como de carácter violento, irascible, pero que sabía lo que se hacía.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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