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Santiago abre el WOS, el festival anticomercial

40 actividades que exploran las últimas tendencias creativas ocupan varios espacios de la ciudad

La banda de rock estadounidense Red Fang
La banda de rock estadounidense Red Fang

 El Festival WOS Inc, que este viernes ha arrancado en Santiago, tiene un programa tan repleto de actividades que podría dejar al espectador culturalmente exhausto. Cerca de 40 actividades tomarán ocho espacios interiores diferentes de la ciudad hasta el próximo domingo,en lo que los organizadores definen como “una incubadora de ideas”. En espacios que van de la sala Capitol a la Iglesia de la Universidad, pasando por el Teatro Principal o la Praza de Abastos habrá desde conciertos hasta performances, pasando por actuaciones de dj´s, coloquios, gastronomía, monólogos o proyecciones audiovisuales. Pero este extenso programa de actividades no es un evento que haya caído en el recurso fácil de confeccionar una programación de relleno, sino que el WOS es un festival que ha hilado muy fino con una programación muy alejada de los festivales convencionales, empezando por su parte central asentada en la música.

“Sabemos a quién podríamos traer y vendería entradas seguro pero no queríamos caer en eso. No queríamos traer cosas muy manidas, por eso podemos considerarnos un festival anticomercial”, anticipa como declaración de intenciones el director y promotor Iván Arias, que lleva varios años organizando eventos diversos con su productora Work On Sunday, de cuyas iniciales ha nacido el nombre del evento. Arias tiene claro que una parte muy importante del éxito de este festival dependerá del público “que debe asistir con una mentalidad abierta, no condicionado y dispuestos a descubrir cosas nuevas”.

Entre estas cosas minoritarias de calidad que tratarán de sorprender al público están las dos bandas americanas que encabezan el cartel y actuarán en la Sala Capitol. El sábado será la elegante contundencia del grupo de Portland Red Fang, una banda que este verano cautivó al público en el Resurrection Fest de Viveiro y hoy viernes será el turno de los neoyorkinos A Place to Bury Strangers, grupo liderado por el guitarrista Oliver Ackermann, ideólogo de los efectistas muros de sonido que logra este grupo que algunos consideran un cruce musical entre Nine Inch Nails y Black Rebel Motorcycle Club.

“Son bandas de culto que llevamos algunos años intentando traer y que son muy complicadas de desplazar. Un amplio porcentaje del cartel son grupos que están por vez primera aquí y vendrá mucha gente de fuera de Galicia”, explica Iván Arias sobre las bandas que ha colgado en el cartel del WOS. “Es una programación arriesgada, pero intentamos traer cosas que nos enriquezcan y propicien un diálogo con propuestas muy interesantes que están emergiendo en Galicia”, comenta el director del evento sobre los criterios de selección. Entre la nutrida representación gallega de nuevos grupos están las poderosas propuestas instrumentales de Guerrera, Unicornibot o Camarada Nimoy, pasando por el pop de Grampoder o formaciones de la hornada más reciente como Puma Pumku o Chicharrón.

En este intento de darle visibilidad a algunas de las últimas corrientes de creación, el festival ha basado su programación en conceptos como la improvisación con la Orquesta Metamovida o los monólogos inteligentes del escritor Miguel Noguera, otro de los platos fuertes, las performancse de la artista multidisciplinar Carolina Fernández o diferentes vías musicales que van del ruidismo a los nuevos envoltorios de la psicodelia de bandas como Cave o White Hill, que estarán el sábado en la Capitol, White Manna o Colleen. Tampoco faltarán las sesiones de electrónica, ni los coloquios como observatorios de tendencias ni la gastronomía, últimamente inevitable en el universo festivalero. El precio de la entrada por día es de 20 euros, excepto el domingo que costará 10 euros. Los bonos para los tres días cuestan 35 euros y ayer ya se habían casi agotado las entradas del sábado y marchaba a buen ritmo la venta del viernes y domingo.

El director del WOS Iván Arias, confiesa que ha gestado esta cita tomando como referencia eventos de éxito reciente como el Villa Manuela en Madrid o el Monkey Week en el Puerto de Santa María, pero también en la base de un grupo de trabajo multidisciplinar. En el concepto del festival han trabajado un grupo de creadores y activistas culturales procedentes de áreas como el audiovisual, la música, el diseño gráfico o la organización de otros festivales, que han aportado ideas a este incubadora con alma de thermomix. “Todos han hecho proyectos por su cuenta y conocen los riesgos. Se trata más de echarlo a andar e investigar de forma colectiva por donde pueden ir las cosas que de un negocio”, explica el promotor del WOS sobre las bases de este evento para “gente que busca otra propuesta de programación”.

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Alejado de corrientes predominantes y ávido de lo alternativo que sale todavía hirviendo del horno, el WOS puede ser cualquier cosa menos comercial. Y ese es su gran atractivo y su reto: convertir a Santiago por un fin de semana en el paraíso de los hipsters                     

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