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Sacerdotes acusan a Munilla de querer convertir la diócesis en su “feudo”

96 religiosos firman una carta en la que exigen cambios en la gestión del obispo

José Ignacio Munilla.
José Ignacio Munilla.JAVIER HERNÁNDEZ

96 sacerdotes, entre ellos cinco arciprestes y 42 párrocos, han remitido una carta al obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, en la que denuncian la gestión del prelado al frente de la iglesia guipuzcoana. La misiva está fechada el pasado 14 de julio, pero los firmantes la enviaron ayer a los medios de comunicación. Los religiosos no dudan en advertir a Munilla de que si no cambia de proceder, la diócesis camina por una “dirección arriesgada y sin salida”.

Las críticas de los sacerdotes, una amplia mayoría del clero guipuzcoano, señalan, entre otras cosas, algunos de los nombramientos auspiciados por el obispo, como la llegada de religiosos ultraconservadores sin ni siquiera consultar, u oír, la opinión de la Iglesia guipuzcoana. “Usted ha tomado ya su decisión, introduciendo en el Presbiterio Diocesano sacerdotes de una orientación determinada y afines a su persona. ¿Cree que esa decisión será beneficiosa para la comunidad?, ¿No será para reforzar su estrategia y su línea pastoral?”, recoge la carta.

El gesto de los 96 sacerdotes no es único en la Iglesia guipuzcoano y en concreto en el mandato de Munilla, que tomó posesión de su cargo en enero de 2010 después de que el 77% de los sacerdotes hicieran publica entonces una carta en la que aseguraban que el obispo no era la persona “idónea” para dirigir la diócesis.

La nueva misiva añade que “a la hora de decidir y hacer los destinos algunos sacerdotes se han sentido maltratados y presionados, desfigurando las razones y diciendo verdades a medias, y sin tener en cuenta la situación pastoral y necesidades de cada lugar”. La carta subraya que la gestión de Munilla, además de desfigurar y diluir el proceder de la Iglesia en Gipuzkoa desde los años 80 y su misión pastoral, también se ha traducido en un uso cada vez mayor del castellano frente al euskera, así como de la cultura, la situación e identidad del País Vasco, relegadas.

“Como resultado de estas actuaciones, queremos denunciar, con dolor, que la diócesis se está desfigurando y deshaciendo”, añade la carta, que pide al obispo que “tome en consideración nuestras opiniones, quejas y denuncias [...] Un obispo que no tiene en cuenta todo esto no puede pastorear adecuadamente su Iglesia, por lo menos no al modo del Buen Pastor”.

La misiva concluye asegurando que desde que Munilla se puso al enfrente de la Iglesia guipuzcoana “la división y desconfianza mutua entre nosotros no han ido sino creciendo. ¿Hasta cuándo va a durar esta situación?”.

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