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Las víctimas recogen su medalla: “Gracias por secarnos las lágrimas”

La Xunta condecora a los afectados por el accidente entre protestas para exigir una comisión de investigación "ya"

La Xunta entrega la medalla de Galicia a las víctimas de Angrois.Foto: atlas

El presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, ha entregado este jueves la medalla de oro de Galicia —máxima distinción que entrega esta comunidad— a las víctimas del accidente de tren de Santiago, a los servicios de emergencias, voluntarios y a otros colectivos (policía, bomberos, psicólogos...) que aquella noche del 24 de julio de 2013 colaboraron en el rescate de heridos y cuerpos ya sin vida. Un par de horas antes de que comenzara el acto institucional en la fantasmal Ciudad de la Cultura —en la cima del Monte Gaiás, a las afueras de Compostela—, medio centenar de afectados se concentró frente al Pazo de Raxoi —sede del Ayuntamiento de Santiago y de la Xunta de Galicia— para exigir responsabilidades políticas y dimisiones por la tragedia de Angrois en la que, hace justo un año, murieron 79 personas y más de 140 resultaron heridas. "No queremos ver a ningún político ni representante", exclamaba Paloma Rodríguez.

Tan solo ocho afectados —de los más de 200 que se esperan en el homenaje de esta tarde en Angrois— por el accidente de aquel Alvia que salió de Madrid con destino Ferrol han acudido a la entrega. "Tres son víctimas y los otros cinco hemos venido a acompañarles. Somos familiares", comenta Consuelo, de 50 años y residente en Sevilla. Ella viene junto a su hijo a apoyar a su marido, Cristóbal Gonzalez, que además es el representante de una de las dos asociaciones de afectados, Asociación Perjudicados por el Accidente Ferroviario Alvia Santiago (Apafas). 

Una hermana de una de las 79 víctimas del Alvia Madrid-Ferrol.
Una hermana de una de las 79 víctimas del Alvia Madrid-Ferrol.MIGUEL VIDAL (REUTERS)

Natalia Máiz Somoza, una joven estudiante de derecho de 22 años nacida en A Coruña, fue la encargada de recibir la condecoración. "Solo puedo agradecer al pueblo gallego este reconocimiento". Natalia viajaba en el vagón número cuatro, "el que voló por los aires y aterrizó en el pueblo", aclara. Estuvo "muy grave" y pasó tres meses inmovilizada por unas fracturas en las cervicales. Le acompañó a recoger la medalla otro superviviente, Óscar Luis Mateos: "Los que tuvimos la fortuna de volver a nacer, sólo os podemos dar las gracias. Gracias, pueblo gallego, gracias por secar nuestras lágrimas",

A varias decenas de metros del edificio que acogía el acto de entrega, un cordón policial mantuvo alejadas a una veintena de víctimas del siniestro, entre ellas el presidente de la plataforma más crítica con el homenaje institucional, Jesús Domínguez, y una de sus principales voces, la diputada popular en la Asamblea de Madrid Teresa Gómez-Limón. La parlamentaria censuró el despliegue policial para impedirles acercarse al edificio en el que se celebró el homenaje, que a su juicio supuso tratarlos “como a terroristas”. “Hemos dicho que no queríamos recoger medallas, pero no que no asistiéramos al acto”, añadió. “Lo último que podía suceder es que en un acto para víctimas no dejen entrar a víctimas”. El presidente Feijóo fue el encargado de clausurar el acto. "Hay nombres asociados a conflictos y a guerras", declaró, "pero desde aquella fecha el nombre de Santiago está asociado a solidaridad".

El grupo que protestó a la puerta del acto —uniformado con camisetas amarillas con mensajes en favor de una comisión de investigación— era el mismo que por la mañana se concentraba en la plaza del Obradoiro. En los carteles, hechos por ellos mismos, mensajes en español, inglés, francés y alemán: "Queremos saber la verdad". Silvia Buitrago, madrileña de 20 años, lleva toda la mañana mirando al infinito mientras sujeta la pancarta principal. "Estamos destrozados", consigue decir aguantando las lágrimas. Su hermana Olga murió en aquel tren del que, además, formaba parte de la tripulación.

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Al término de la 30ª edición de las Medallas de Galicia, la joven Natalia Máiz se sorprende al escuchar que ha habido una protesta mientras recibía la distinción. Inocente, piensa la respuesta: "Todo mi respeto a que cada uno lleve el dolor a su manera".

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