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Pinchazo en el estreno de BiciMad

Los problemas informáticos bloquean el servicio de alquiler público de bicicletas el día de su inauguración Un millar de usuarios se registran en las primeras horas

Puesto de bicicletas eléctricas en Madrid.
Puesto de bicicletas eléctricas en Madrid.EL PAÍS

Los problemas informáticos frustraron ayer el estreno del servicio público de bicicleta en Madrid.

La alcaldesa, Ana Botella (PP), inauguró a las once de la mañana el proyecto BiciMad, que cuenta con 1.560 vehículos en 123 estaciones repartidas por el núcleo de la almendra central. Pero las únicas bicicletas públicas que circularon por la capital fueron las 70 que el Ayuntamiento dejo en manos de periodistas, asociaciones ciclistas y expertos para su uso gratuito durante la jornada.

Muchas de las estaciones estaban aún inactivas. En otras, no había bicicletas. Algunas tenían la pantalla bloqueada allí dónde un usuario había sido incapaz de seguir adelante con el proceso para conseguir su abono, imprescindible para usar las bicicletas. Y las que funcionaban, lo hacían de forma extremadamente lenta y al final, siempre antes de concluir el trámite, se bloqueaban.

La empresa Bonopark, concesionaria de este servicio municipal, explicó ayer a EL PAÍS que la “brutal” demanda de usuarios había “afectado” a sus ordenadores, ralentizando su funcionamiento.

“Estamos trabajando para solucionarlo”, añadió la empresa, sin comprometerse sobre cuándo estará operando con normalidad.

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El Ayuntamiento indicó que, hasta las dos de la tarde, se habían dado de alta en el servicio 600 personas. A última hora superaban el millar, según la empresa, que no aclaró qué volumen de demanda estaba preparado para asumir su sistema informático.

Madrid cuenta con 3.215.633 habitantes. De ellos, 1.185.622 tienen entre 20 y 44 años. El uso de la bicicleta se ha triplicado desde 2006, aunque no alcanza siquiera el 1% de los trayectos motorizados (unos 5,7 millones de viajes en día laborable en 2012).

El exalcalde (2003-2011) y ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (PP), prometió en septiembre de 2009 un “ambicioso” sistema de alquiler público de bicicletas , que entraría en funcionamiento en marzo de 2011 con 120 estaciones y 1.560 vehículos.

El proyecto se sacó a concurso en enero de 2010 con la idea de lograr 25.000 trayectos diarios en bicicleta pública (la cuarta parte que en Barcelona). El contrato, a cargo de la Empresa Municipal de Transportes, ascendía a 51,4 millones que el Ayuntamiento pagaría a lo largo de 10 años.

Sin embargo, las dificultades presupuestarias congelaron el proyecto, que Gallardón volvió a prometer días antes de las elecciones municipales de 2011 (en las que obtuvo mayoría absoluta).

Botella tomó el bastón de mando a finales de diciembre de 2011, tras ejercer desde 2007 como concejal de Medio Ambiente y desde los últimos comicios también con competencias sobre Movilidad.

Su prioridad política ha sido hasta ahora ahondar en los recortes de gasto público para equilibrar el presupuesto municipal.

Sin embargo, en verano de 2013 aprovechó la licitación del nuevo contrato integral de movilidad, que ha renovado el sistema de parquímetros con un coste total de 884 millones en 12 años, para incluir en el lote el sistema público de bicicletas.

Se hizo con él la empresa navarra Bonopark, que recibirá 25 millones del Ayuntamiento en los próximos 10 años por el servicio.

Botella ha aumentado en 70 kilómetros las calles del centro con carriles en los que bicicletas y coches deben convivir con una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora. La velocidad media de circulación en la almendra central (el interior de la M-30) es de 19 kilómetros por hora.

En 2012 se registraron 978 víctimas graves de accidentes de tráfico (33 murieron), pero sólo el 4% eran ciclistas (el 38% eran motoristas y el 36% peatones).

La bicicletas deben circular por la calzada; está prohibido que lo hagan por aceras o zonas peatonales. La principal preocupación de los expertos consultados por el Ayuntamiento para el despliegue de la bicicleta pública era que “repercuta negativamente en la movilidad peatonal”, sobre todo porque últimamente se está detectando “un uso de la bicicleta desordenado y peligroso, tanto para el ciclista como para el peatón”.

El alquiler público de bicicletas era “la pieza del puzle” que faltaba, según dijo ayer Botella, al modelo de movilidad urbana del Ayuntamiento. La alcaldesa, que está a un mes de cumplir 60 años, dio un paseo en las nuevas bicis eléctricas con garbo, ayudada eso sí por el motorcillo al arrancar y en las cuestas. Calificó sin embargo de “fácil, intuitivo y muy sencillo de utilizar” el sistema, que ayer fue todo lo contrario.

Los postes de las estaciones (bautizados como tótems), en los que se obtienen y recargan los abonos y se pagan los alquileres ocasionales, entraron tarde y mal en funcionamiento. Algunas estaciones (calle Padilla, plaza del Conde del Valle de Suchil, calle de Manuela Malasaña, entre otras) estaban aún apagadas horas después del inicio del servicio; varias (calle de Augusto Figueroa, calle de Velázquez, dos en la calle de Serrano, etcétera) no tenían bicis. En las que sí había, muchas tenían aún el sillín envuelto en plástico porque, en realidad, apenas ninguna fue utilizada ayer más allá de las que se prestaron para probarlas.

La decena de técnicos de Bonopark que auxiliaban a los interesados en las estaciones más representativas (en Sol, el museo del Prado, Atocha, etcétera) reconocían que no habían expendido tarjetas durante toda la mañana por problemas informáticos. Uno, junto al Retiro, donde tuvo lugar el acto de Botella, sí dio cuatro antes de bloquearse el sistema.

En más de un decena de estaciones visitadas por EL PAÍS las pantallas estaban varadas en un paso del proceso de darse de alta; este periodista introdujo sus datos personales y bancarios varias veces y luego tuvo que abandonar la estación a medias al paralizarse el proceso. En dos ocasiones, hubo un problema de diseño que impidió continuar (el teclado virtual desapareció).

Sin aplicación de iPhone

Más de una decena de usuarios que se habían dado de alta en internet relataron estos mismos problemas al acudir a las estaciones a obtener su abono, imprescindible para usar las bicicletas.

En la web, el proceso era más fluido, pero al final se obtenía un número de registro que obligaba a terminar el registro en una estación. Bonopark ha creado una aplicación de teléfono móvil para agilizar los trámites; la del sistema operativo Android estaba ayer disponible, pero no así la de iOS (para aparatos de Apple). Fuentes de la empresa lo atribuyeron a que, pese a estar concluida el día antes, aún no tenía el visto bueno preceptivo de Apple.

Los empleados de Bonopark distribuidos por Madrid para ayudar a los usuarios estarán disponibles 15 días, según fuentes de la empresa. Ayer, dos de ellos señalaban por separado que la empresa hizo pruebas hace una semana precisamente para evitar este colapso; añadieron que, pese a que sólo se activaron medio centenar de estaciones, hubo problemas y se reforzó la red de servidores.

Con las bicicletas también se registraron algunos incidentes menores. Dos de ellas, usadas por este periodista, sufrieron problemas con el motor eléctrico, que se apagaba. Algunos de los expertos que las probaron ayer criticaron la escasa potencia del vehículo: la ayuda eléctrica se rebajó a última hora por seguridad (se apaga a los 18 kilómetros por hora, en vez de a los 25), y las tres marchas son insuficientes en las cuestas empinadas. Sin embargo, en llano la bicicleta circula fluida sin apenas dar pedales, permitiendo un paseo agradable a todos los usuarios, independientemente de su edad, fuerza o experiencia.

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