_
_
_
_
_

Valencia pierde el gran archivo de los Borja ante el desinterés institucional

Los documentos secretos sobre la polémica saga papal llegaron a la ciudad en 2007 El fondo permite bucear en la vida privada de la familia y un periodo histórico excepcional

Ignacio Zafra
Llegada del Archivo Borja a Valencia, en el año 2007.
Llegada del Archivo Borja a Valencia, en el año 2007.carles francesc

El gran fondo documental de la familia Borja (Borgia en italiano), una copia de dos millones y medio de documentos de la siempre polémica familia valenciana que gobernó Roma en el siglo XV y principios del XVI, abandonará Valencia. La razón: el desinterés de las instituciones, que siete años después de que el tesoro histórico llegase a la ciudad, tras permanecer medio milenio en el Archivum Secretum Apostolicum Vaticanum, no han dado ningún paso para facilitar su estudio.

El archivo, que recoge el momento de mayor protagonismo valenciano en la historia universal, aterrizó en el Centre Octubre de Cultura Contemporània en 2007. Se lo entregó al Institut Internacional d’Estudis Borgians, entidad cercana a Acció Cultural del País Valencià, la Fundación Axa Winterthur. Y, en concreto, su presidente y por entonces esposo de la infanta Elena, Jaime de Marichalar.

A pesar de esa conexión con la Casa Real, ni el Gobierno de Francisco Camps (siempre interesado por las glorias valencianas), ni el Ayuntamiento de Valencia, ni las entidades financieras autóctonas (Bancaja y la CAM aún existían) mostraron interés. Tampoco lo han hecho desde entonces, según explicó el instituto, que conserva muchas de las respuestas desestimatorias que ha ido recibiendo.

El viernes, después de que se conociese la partida del archivo, la consejera de Educación y Cultura y nueva portavoz del Gobierno valenciano, María José Catalá, expresó cierto grado de preocupación: “Nos gustaría que ese archivo se quede en la Comunidad Valenciana y podemos trabajar para que así sea”, dijo.

Los cientos de miles de documentos digitalizados son una ventana extraordinaria no solo a la intimidad de la poderosa familia, sino a una época que sentó las bases del mundo moderno, explica el catedrático Antoni Furió. Los papados de Calixto III (1455-1458) y Alejandro VI (1492-1503) coincidieron con la enorme alarma que la caída de Constantinopla provocó en Occidente. La conquista de Granada por los Reyes Católicos. Y la llegada de Colón a América.

El Papa Alejandro VI
El Papa Alejandro VI
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Su intervención personal tuvo una enorme trascendencia. Alejandro VI, nacido Roderic de Borja fue, por ejemplo, “un tío que se creyó con derecho a partir el mundo”, según describe Furió. Y lo hizo, dividiendo las tierras que empezaban a colonizar españoles y portugueses.

El archivo contiene valiosísima información de lo que sucedía en Europa en unos años en que el Vaticano, gracias a sus nuncios, arzobispos, obispos y curas llegaba hasta el último rincón del continente. Y sabía mejor lo que ocurría en un país que su rey.

Los documentos permiten bucear en la vida privada de los Borja, generadora de una incomparable leyenda negra. Furió señala que Alejandro VI tuvo efectivamente hijos, practicó el nepotismo y fue un maestro de la intriga. Pero no más que sus cardenales o los papas anteriores y posteriores, afirma. “Las infamias” (como las acusaciones de incesto) sobre la familia las extendieron sus enemigos, asegura el catedrático de Historia Medieval, en un periodo de división de Roma en facciones. El Vaticano se hallaba en medio de un gran teatro de operaciones, Italia, que se disputaban España y Francia, las superpotencias del momento. El protestantismo poco después y la literatura desde el siglo XIX acabarían de demonizar a la familia que salió de Xàtiva para dirigir la cristiandad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_