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Susana Díaz quiere un congreso “por el bien de España”

La presidenta pide a los suyos que eviten “las distracciones por las cuestiones internas”

Lourdes Lucio
La presidenta de la Junta, Susana Díaz, rodeada de su equipo.
La presidenta de la Junta, Susana Díaz, rodeada de su equipo. Julio Muñoz (efe)

Quienes conocen bien a Susana Díaz saben que es de las que piensa que la mejor manera de guardar un secreto es no contarlo. Ni siquiera a la almohada. Si tiene una decisión tomada sobre si va a optar a la secretaría federal del PSOE nadie dice conocerla. Sólo trasciende que sea cual sea su opción no abandonará la presidencia de la Junta de Andalucía. Opiniones de que pueda o deba de compatibilizar este puesto, al que accedió hace tan sólo ocho meses por la dimisión del anterior presidente —quien a su vez ocupó el cargo por la dimisión de otro—, hay muchas aunque se resumen en tres: los del sí, los no y los de no saben no contestan. Ella ha dicho que quiere un congreso “por el bien del país” y ha pedido a los suyos que no se “distraigan” por las cuestiones internas.

Cuando apenas han pasado 72 horas del anuncio de la convocatoria de un congreso extraordinario en el PSOE, todas las miradas siguen centradas en la presidenta de la Junta y secretaria general del PSOE andaluz. Pero por mucho que se mire y se analicen sus palabras semántica, sintáctica, morfológica y fonéticamente es muy aventurado certificar la decisión que va a adoptar, si va a compaginar el cargo de presidenta con el de líder del principal partido de la oposición en España.

Sí hay algunos descartes como el que han transmitido desde su entorno de que en ningún caso renunciará a su puesto de jefa del Gobierno andaluz de coalición. Susana Díaz se ha dirigido a los miembros del grupo parlamentario en una intervención que ha sido abierta a los medios de comunicación. En una sala de comisión abarrotada de diputados, periodistas y asesores, Díaz no ha destilado ni una gota de triunfalismo, aunque sí de satisfacción, por los resultados obtenidos por el PSOE en las elecciones europeas del pasado domingo. Y se ha detenido brevemente en la convocatoria del congreso extraordinario del 19 y 20 de julio, aunque esta fecha debe confirmarla un comité federal.

“Vamos a tener una derecha herida por una derrota sin paliativos”, advierte

Díaz quiere un congreso como el que ella protagonizó hace seis meses en Granada, donde hubo un enorme consenso en torno a su candidatura, tras unas primarias exprés y fallidas porque los otros aspirantes no reunieron los avales suficientes. “El nuestro fue por el bien de Andalucía y el que hagamos en España tiene que ser también por el bien del país”, señala.

La socialista también ha marcado otra directriz. La de que no quiere “distracciones por cuestiones internas y orgánicas” en el Gobierno andaluz, en el grupo parlamentario y en el PSOE ante “las semanas intensas” que se avecina por el congreso. Esta orden es difícil de cumplir a rajatabla. Cuando los socialistas andaluces entran en la vorágine de un congreso —y han celebrado tres desde 2010, dos extraordinarios y uno ordinario—, la Administración se ralentiza, las órdenes de las consejerías se retrasan y las energías se canalizan a conformar la próxima dirección.

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Si en este caso, además, la interrogante afecta al papel de la propia presidenta, el riesgo de despiste es máximo. Entre otras cosas porque esa incógnita abre, como las muñecas rusas, otras. Si Díaz es secretaria federal, el PSOE andaluz tendrá que celebrar otro congreso extraordinario para elegir a un nuevo líder orgánico. Es decir, habría un nuevo reparto de cartas en la federación andaluza.

Izquierda Unida, socio del PSOE en el Gobierno andaluz, no va a inmiscuirse en el debate interno de su coaligado, aunque el mensaje que ha transmitido el coordinador, Antonio Maíllo, y ha reiterado el portavoz parlamentario, José Antonio Castro, es el de que la presidencia de la Junta requiere una “dedicación exclusiva, total y plena”.

Únicamente ha habido dos peticiones de palabra en la reunión del grupo parlamentario que ha continuado a puerta cerrada, tras la intervención inicial de la presidenta. La del gaditano Luis Pizarro y la del sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. El que fuera secretario de Organización del PSOE andaluz durante 14 años ha mostrado en voz alta su perplejidad por las propuestas “disparatadas” que estaban surgiendo de muchos puntos de España sobre el congreso, como la de elegir antes al candidato a la presidencia del Gobierno que al secretario general o la de la participación de todos los militantes en la elección de este. Pizarro ha apelado a la responsabilidad del PSOE andaluz y de la secretaria general para poner “orden” en ese jaleo, no sólo como la federación socialista más numerosa, sino como la más fuerte electoral e institucionalmente. También ha atribuido los buenos resultados cosechados por el PSOE en varias provincias a la implicación personal de Susana Díaz en la campaña.

Los socialistas aseguran que en ningún caso dejará la presidencia

De Celis, en la misma línea, ha apelado al papel ineludible que debe jugar el PSOE andaluz por su dimensión, una organización que debe contribuir a que salga una dirección fuerte. El diputado por Sevilla, tras reconocer los excelentes resultados, ha alertado de la pérdida de votos del PSOE respecto a las europeas de hace cinco años y la irrupción de nuevas fuerzas políticas.

La lectura que ha hecho la secretaria general de los socialistas andaluces es que el recuento del domingo en Andalucía “ha devuelto al barco del PSOE del puerto de donde nunca debió salir” y que ahora los ciudadanos miran a su partido “con otros ojos”.

Díaz ha apelado a los suyos a no perder “el sentido común, la humildad y el esfuerzo” y a no tener miedo a los cambios moderados y responsables”. Y ha subrayado: “Hay que seguir cambiando con determinación, energía y aspirar a una mayoría social más amplia”. También ha sostenido que los datos de las urnas obligan a su partido a “no defraudar la confianza mayoritaria” que ha recibido el PSOE andaluz. Les ha advertido de la reacción del PP: “Vamos a tener una derecha herida por una derrota sin paliativos”,

Nada ha dicho a los diputados de su opinión sobre si los militantes debían participar en la elección directa del secretario general, algo que no está en los estatutos. Momentos después de la reunión, el número dos del PSOE, Juan Cornejo, ha comunicado a los periodistas su parecer de que la propuesta “no suena mal”.

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