_
_
_
_
_

Las bicicletas erosionan Abantos

La proliferación de ciclistas, sobre todo de amantes del descenso extremo que no respetan los caminos, está destrozando el monte

Esther Sánchez
Un ciclista por el monte Abantos.
Un ciclista por el monte Abantos.SANTI BURGOS

Las laderas del monte Abantos, en San Lorenzo de El Escorial, parecen un mosaico de pequeñas veredas y trochas que descienden entre la vegetación por cualquier lugar. Las sendas han ido apareciendo según aumentaban los ciclistas que se abren hueco sin tener en cuenta que su actividad debe ser compatible con la naturaleza. Los que más daño infringen al terreno son los aficionados al descenso extremo, que montan bicicletas más pesadas y con ruedas de mayor grosor. Algunas de estas veredas aparecen taponadas con ramas y piedras en un intento de evitar su uso y la gran erosión que la mala práctica de este deporte produce. En este lugar se combinan todos los ingredientes para provocar un daño completo: zona sur, sol y suelo pobre.

“Cuando eran pocos no había gran problema. Pero, ahora, van por donde quieren y destrozan las laderas”, comenta Francisco Hernández, vecino y también ciclista, mientras anda por una pista forestal asfaltada que conduce al puerto de Malagón. El camino es ancho y agradable.

De repente, aterrizan en la pista tres ciclistas. Salen de una pequeña trocha abierta en la empinada ladera sur del monte Abantos. La velocidad excesiva invita a gritar: “más despacio”. Seguramente al aire, porque se desvanecen tan rápido como se presentaron, dejando una estela de sobresalto de la que uno no se desprende en todo el trayecto. Son amantes del descenso en bicicleta extremo, por laderas empinadas, esquivando piedras y obstáculos. Cuanto más deprisa y difícil, mejor.

Los agentes forestales y del Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) se topan con un vacío legal a la hora de luchar contra estas malas prácticas. El plan de ordenación de los recursos naturales (PORN) de la Sierra del Guadarrama, publicado en enero de 2010, limita la circulación de bicicletas de montaña a pistas forestales y caminos de tres metros de ancho, así como a otros caminos públicos tradicionalmente utilizados. Los agentes se topan en el día a día con el problema de lo subjetivo del término tradicional. Sin embargo, el borrador del mismo PORN concretaba que esas vías tenían que aparecer en la cartografía oficial. Algo que, de forma sorprendente, desapareció en el documento que finalmente se aprobó.

Debido a la proliferación de ciclistas por la sierra madrileña, la Consejería de Medio Ambiente ha editado un decálogo para el uso responsable de la bicicleta en el medio natural. Hacen hincapié en respetar la circulación por los caminos permitidos o circular a velocidad moderada y evitar derrapes, entre otras recomendaciones. Tienen previsto comenzarlo a repartir en tiendas de bicicletas.

También han ordenado el uso ciclista en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama con 22 sendas que cubren 382 kilómetros. “Perfecto, ahora solo falta que se den un paseo por el monte Abantos y vean en qué se ha convertido”, se queja el vecino de San Lorenzo. Porque, incluso los que antes eran caminos perfectos para andar, se están llenando de baches y grandes agujeros por culpa del paso de las bicicletas y de la falta de mantenimiento.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_