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Sanidade frena el proyecto para vaciar los psiquiátricos gallegos

El "plan de externalización" de pacientes de Conxo se estanca tras la dimisión por falta de apoyo del jefe de salud mental de Santiago

Los datos del estancamiento en que ha quedado sumido el "plan de externalización" de pacientes psiquiátricos puesto en marcha desde 2009 en Galicia (para cumplir una Ley General de Sanidad que entró en vigor en España hace 27 años) los dio ayer en el Parlamento el director de Asistencia Sanitaria del Sergas, Félix Rubial. En 2011, la Xunta emprendió el vaciado total de los psiquiátricos de Toén (Ourense) y Castro de Ribeiras de Lea (Lugo), derivando los casos más difíciles, de imposible retorno a la sociedad, a sendas unidades de agudos creadas en los hospitales de Piñor y Calde. Según anuncia la Xunta, O Rebullón, el psiquiátrico del área sanitaria de Vigo, correrá la misma suerte, con las decenas de pacientes que aún alberga, cuando se inaugure el hospital Álvaro Cunqueiro. Entonces, Conxo quedará como psiquiátrico de referencia para Galicia, pero mientras tanto, según el plan, debe ir aligerando su carga de pacientes de larguísima estancia, que en 2012 eran 336 y desbordaban la capacidad de las instalaciones.

Desde 2009, según Rubial, recibieron el “alta” camino de residencias geriátricas, centros psiquiátricos concertados o residencias gestionadas por la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes), 79 pacientes. Ese primer año fueron siete; en 2010, 16; en 2011, 30; en 2012, 15; en 2013, siete y en lo que lleva transcurrido de 2014, cuatro. Luis Ferrer i Balsebre dimitió como director de salud mental del área sanitaria y jefe de servicio del Complexo Hospitalario de Santiago en el primer trimestre de 2013, cuando había unas cuatro decenas de pacientes residentes ya valorados y esperando para dejar las vetustas instalaciones de Conxo. Ahora trabaja en el área de A Coruña como psiquiatra, ajeno a cualquier cargo. Marchó, según explicó, por desaliento. Todos los proyectos de integración y trabajo alternativo que presentaba al Gobierno de Feijóo, incluso algún proyecto de agricultura ecológica y colaboraciones con Cáritas que salían gratis a la Xunta, quedaban en el limbo por falta de respuesta de sus superiores.

Ayer lo recordó Ana Pontón (BNG), en la comisión de Sanidade: “La dimisión se produjo por la falta de apoyo que se topó para poder desarrollar programas” y transformar Conxo en un centro que “impulsara la rehabilitación, reduciendo el internamiento innecesario y promoviendo alternativas de integración social”. Pontón también denunció la falta de recursos, la “partida absolutamente ridícula” dedicada a salud mental, y dijo que “la Xunta va por la senda de las privatizaciones” y “está derivando pacientes a sus familias y a hospitales psíquicos y residencias privadas”. De las 79 altas que citó Rubial (al tiempo que defendía que la salud mental es “una prioridad” para Sanidade) 61 fueron de personas que se llevaron a residencias, 16 a centros concertados (básicamente, La Robleda) y las dos restantes a Feafes.

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