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Nueve mujeres denuncian por maltrato al hombre con quien vivían en Marbella

Las denunciantes acusan al hombre de amenazas y malos tratos psicológicos y físicos Un juzgado trata de determinar si existió una relación sentimental con las víctimas

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Marbella investiga la denuncia por supuesto maltrato psicológico y amenazas presentada por nueve mujeres de distintas nacionalidades contra un empresario iraní con el que convivían en una mansión del municipio malagueño. Ellas aseguran que mantenían una relación de pareja con él. El hombre, en su declaración, ha negado ese vínculo y ha dicho que eran trabajadoras suyas. Estas mujeres, en general, pertenecen a familias de alto poder adquisitivo. Son de distintos países europeos y Asia central. A algunas de ellas las captaba en un centro londinense de diseño y patronaje.

El procedimiento se encuentra aún en un momento muy incipiente y el próximo paso que dará el juzgado, tras escuchar la versión de las dos partes, es determinar si realmente existía una relación sentimental entre las mujeres y el denunciado, trámite del que se encargará una unidad de valoración integral del Instituto de Medicina Legal de Málaga (IML). Fuentes judiciales descartan motivos religiosos en este caso.

Las mujeres residían en una de las viviendas del complejo del empresario, ubicado en una exclusiva urbanización de Marbella. El hombre, llamado Soha S., vivía en otro de los palacetes del inmueble, según fuentes judiciales. También había personal de servicio y, supuestamente, una décima mujer que optó por no presentar denuncia. Según Sonsoles Rosales, abogada de seis de las denunciantes, la mayor de las víctimas apenas pasa de los 30 años y la menor tiene 20. Explica que hay cinco hijos en común de algunas de estas mujeres con el ciudadano iraní. Según le han transmitido ellas, en varios casos continuaban actualmente como pareja sentimental y en otros dejaron de serlo hace un tiempo. Los hechos se desencadenaron el pasado 27 de marzo. Tras la denuncia, el empresario fue detenido y puesto a disposición del juzgado de guardia de Marbella, que después derivó el caso al Juzgado de Violencia sobre la Mujer. La denuncia, explica la letrada, se presentó por maltrato psicológico habitual, maltrato físico puntual y amenazas continuadas.

Después de prestar declaración, el hombre ha sido imputado por nueve delitos de maltrato habitual y dos de maltrato de obra (se denomina así al existir un parte de lesiones). Se han dictado también ocho órdenes de alejamiento y una orden de protección sobre una de las víctimas, apuntan las fuentes judiciales. La vivienda ha sido registrada. Además de determinar si existía una relación de pareja entre el denunciado y sus supuestas víctimas, tarea de un equipo psicosocial, el juzgado comprobará si hubo maltrato habitual, hostigamiento y coacciones. Se trata de un asunto “complicado”, precisan las fuentes.

“Ellas mantenían esa situación por miedo. Tenían libertad de movimiento, podían entrar y salir, pero previa autorización de él, que fijaba la hora de vuelta, si podían viajar o no y cuándo tenían que regresar”, explica la letrada. Según la versión de la abogada, cuando le decían que querían irse, él las amenazaba con que “no volverían a ver a sus familias”. Habría otro tipo de intimidaciones. Las mujeres estaban “aterrorizadas” y se encuentran psicológicamente “muy mal”. Algunas están en casas de acogida o en otros inmuebles de características similares.

El abogado de una de las denunciantes, la primera, ha declarado, según recoge Europa Press, que el supuesto empresario las obligaba a viajar a sus países para ver a sus familias y “hacer como que todo iba bien”, por lo que estas no eran conscientes de la situación real, ha expuesto. Las mujeres sospechan incluso que las drogaba para abusar de ellas, ha indicado. Y niega que el empresario trabajara.

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Los casos entre las mujeres varían, pero esta situación se habría mantenido una media de cuatro años. “A una la captó con 18 años”, añade la abogada Rosales para intentar transmitir la fragilidad de algunas de las víctimas.

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