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El Disseny Hub Barcelona abre al público cinco siglos de diseño

El Centro de Documentación cuenta con 22.000 registros

El nuevo Centro de Documentación del Museo del Diseño de Barcelona.
El nuevo Centro de Documentación del Museo del Diseño de Barcelona.carles ribas

Casi mil metros cuadrados de documentos relativos al diseño: revistas de últimas tendencias, grabados, catálogos de tipografía y hasta una Pragmática Real vallisoletana del siglo XVI que indica a los súbditos cómo deben vestir. Se trata del nuevo Centro de Documentación del Museo del Diseño de Barcelona, que a partir de hoy pone a disposición del público los más de 22.000 documentos que el museo ha acumulado a lo largo de su existencia. La cifra no es exacta: se trata de un fondo vivo que sigue multiplicándose, en gran parte gracias a donaciones particulares y de empresas. Un goteo constante que se ha visto incrementado “sobre todo desde que estamos alojados en este edificio”, como revela la directora del museo, Pilar Vélez, en referencia al nuevo y monumental espacio que ocupa su centro en el Disseny Hub Barcelona en la Plaça de les Glòries. La inauguración del Centro de Documentación se avanza así a la del propio museo, que tiene previsto abrir sus exposiciones al público en el mes de diciembre.

El Centro abre con la ambición de convertirse en un lugar de referencia internacional, “el paso obligatorio para los profesionales que quieran estar al día”. En el suelo del archivo, que cuadriplica el espacio ocupado por su predecesor en la calle Montcada, hay dibujado lo que podría interpretarse como un paso de cebra. “Son detalles que pretenden remarcar su carácter de espacio urbano, abierto al público”, aclara el director del Centro de Documentación, Albert Díaz Mota. Un espacio público, pero orientado a la especialización: el archivo pretende facilitar herramientas a los profesionales, que “en su proceso creativo a fin de cuentas lo que hacen es una investigación que luego termina en un objeto”, reflexiona Díaz.

El 60% de la superficie contiene documentos modernos, de actualidad y orientados al futuro. El espacio restante lo ocupa el depósito del archivo patrimonial, de acceso restringido. Muchos —por no decir la mayoría— de sus estantes están vacíos; la intención es que vayan llenándose paulatinamente con donaciones y adquisiciones. “Ya se han perdido muchos archivos, ahora pretendemos recuperar y conservar todo aquello que ha hecho historia”, proclama con optimismo el director del centro. El archivo histórico, por su parte, esconde perlas como los 1.500 volúmenes de la colección de libros antiguos, la muestra de libros en miniatura del siglo XIX o los 2.500 esbozos de proyectos donados por la empresa de vitrales Rigalt y Granell.

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