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La CEA abre una nueva etapa con la obsesión de resolver su elevada deuda

La patronal estudia vender su sede para afrontar impagos de 17,5 millones

Lourdes Lucio
González de Lara (en el centro), con otros miembros de la CEA.
González de Lara (en el centro), con otros miembros de la CEA.J. subires (EFE)

Las dificultades económicas por las que atraviesa la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) acapararon este jueves la asamblea anual de la patronal, que también festejó su 35 aniversario en Antequera (Málaga). La principal organización empresarial de la comunidad —con 180.000 afiliados— tiene una deuda de 17,5 millones de euros y cerró 2013 con un déficit de 6,8 millones, casi la mitad de lo alcanzado el ejercicio anterior, cuando el equipo presidido entonces por Santiago Herrero presentó números rojos por 12,4 millones de euros.

Esta es la herencia de la se hizo cargo hace menos de 100 días el malagueño Javier González de Lara, cuando asumió la presidencia de la CEA. Su “obsesión”, según confesó a los periodistas, es pagar lo que se debe, “ser un buen pagador”, toda vez que ahora lo hace “tarde y mal”.

González de Lara: “Estoy tranquilo con los cursos de formación”

La deuda de 17,5 millones de euros no es financiera, sino a proveedores, muchos de los cuales, a su vez, son socios de la CEA. Así ha funcionado esta organización durante los años bonanza, cuando tanto por cuotas de afiliación como, sobre todo, por los cuantiosos y jugosos convenios de programas firmados con la Junta de Andalucía todo iba de cara.

Los programas subvencionados con dinero público no existen desde hace tres años, muchos afiliados se dieron de baja —el 65% de las 50.000 pymes desaparecidas estaban asociadas a la CEA— y otros tantos no pagan a tiempo sus cuotas. Son consecuencias de una crisis y también de una mala gestión que implicó en 2013 el despido de 58 trabajadores de una plantilla de 90. La CEA destinó 2,9 millones de euros a pagar el ERE y otros 2,8 millones a amortizaciones y gasto financieros, por lo que según González de Lara las pérdidas operativas son de un millón, un dato malo, pero que le hace albergar la esperanza de que la CEA es “viable” financiera y socialmente. “Ha sido un año muy difícil, muy duro, con decisiones muy dolorosas y con una política de austeridad muy exigente”, admitió.

En principio, el presidente de la patronal no prevé un aplazamiento de la deuda ni tampoco una quita, aunque no dejó cerrada esta puerta. Los recursos que Herrero previó obtener por el alquiler de la lujosa y pomposa sede de los empresarios en la isla de La Cartuja, donde ahora trabajan solo un tercio de la antigua plantilla, no existen.

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Esa fue una de las soluciones que la antigua CEA dio en la asamblea del año pasado para sanear la patronal. Herrero ha sido hoy llamado a declarar por el juez que investiga una presunta estafa por la construcción de unas viviendas fallidas por parte de la Fundación para el Desarrollo del Sur de Europa, vinculada a la CEA.

La organización cerró 2013 con un déficit de 6,8 millones de euros

González de Lara también quiere utilizar el patrimonio de la CEA para sanear las cuentas. Entre las soluciones que baraja está vender el edificio, una operación de lease-back (venta del inmueble y su posterior arrendamiento) o una refinanciación hipotecaria. El edificio está libre de cargas y valorado en 30 millones de euros, según el empresario malagueño.

Pese a todo, él mismo admitió que “poner a cero la deuda va ser muy difícil”. Sí confía en que 2014, el déficit estructural sea más equilibrado y obtener más ingresos por cuotas de afiliación y por programas financiados con dinero europeo. Para 2014, la CEA tendrá un presupuesto de 2,85 millones de euros, un 8,5% menos que el ejercicio pasado.

La investigación sobre el presunto fraude en los cursos de formación no forma parte de las preocupaciones del presidente de la patronal. Dijo estar “perfectamente tranquilo”, porque los cursos dados por la CEA han sido “correctos”, están en todo momento están “justificados” y han pasado por todos los controles. Se ofreció a mostrar esta documentación.

Aunque esos procedimientos sean impecables, lo cierto es que con esos cursos se enriquecieron antiguos directivos de la patronal durante los años donde fluía el dinero para los programas de formación. Muchos de ellos crearon empresas para ese fin sin riesgo alguno puesto que la CEA adjudicaba los cursos a las firmas de sus ejecutivos.

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