_
_
_
_
_

La juez investiga cómo llegaron tapones tóxicos a la casa de Alcalá de Guadaíra

El juzgado investiga cómo acumularon los tapones tóxicos y eludieron el protocolo de reciclado

Residencia donde fallecieron tres miembros de una misma familia intoxicados por tapones de productos de fumigación.
Residencia donde fallecieron tres miembros de una misma familia intoxicados por tapones de productos de fumigación.Paco Puentes

La juez que investiga la muerte de tres miembros de una familia de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) ha ordenado a la Policía Judicial que averigüe cómo llegaron al domicilio los tapones del plaguicida que causó las muertes y por qué no fueron correctamente desechados. El fosfuro de aluminio por el que murieron el matrimonio y una de sus hijas se acumuló en las partes de los envases que el cabeza de familia almacenó en una bañera.

Un informe del Instituto Nacional de Toxicología ya determinó que los fallecimientos los causó la inhalación accidental de un plaguicida, compuesto por fosfuro de aluminio, presente en los tapones almacenados para su venta.

Al tratarse de una sustancia nociva y peligrosa, los envases deben ser desechados según un protocolo y por una empresa autorizada, por lo que la juez ha ordenado a la Policía Judicial que investigue cómo el cabeza de familia consiguió acumular gran cantidad de tapones.

Según el informe de Toxicología, el fosfuro de aluminio, en contacto con el agua o la humedad, se transforma en un gas muy tóxico llamado fosfina, que provoca la muerte en pocas horas. La intoxicación se produjo por vía respiratoria y los análisis de los tejidos de las víctimas mostraron compatibilidad con la intoxicación por fosfina. Este gas, según un comunicado divulgado por Toxicología tras registrarse el suceso, es “extremadamente letal” y “se genera por el contacto con la humedad del aire o agua de algunos plaguicidas elaborados con fósforo”.

El análisis de las muestras biológicas y de los tejidos de los órganos de las personas fallecidas mostraban, además, compatibilidad con la intoxicación por ese gas, que se absorbe fácil y rápidamente por los pulmones y a través del tracto intestinal hacia el flujo sanguíneo.

Ello pese a que, por sus características, no se detecta en la orina o la sangre y a veces manifiesta valores normales en los marcadores de fósforo y aluminio, según la nota. En el suceso solo sobrevivió una hija, también menor de edad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_