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Una cúpula patronal que se eterniza

La tradición y la no limitación de mandatos perpetúan los cargos empresariales en Castellón Los jóvenes empresarios piden una renovación de dirigentes

Salvador Martí Huguet y Dolores Guillamón, expresidente y presidenta de la Cámara; José Roca y Rafael Montero, presidente y secretario de la CEC.
Salvador Martí Huguet y Dolores Guillamón, expresidente y presidenta de la Cámara; José Roca y Rafael Montero, presidente y secretario de la CEC.Angel Sánchez

Carlos Fabra ha abandonado la Cámara de Comercio de Castellón para no dañar la imagen de la institución, a pesar de que ningún representante empresarial de la provincia mostró oposición a su permanencia en una de las entidades más destacadas de la provincia (junto con el puerto), tras ser condenado por fraude fiscal. El respaldo, entre otros motivos, responde a años de convivencia con unos representantes empresariales que, como él, llevan años dirigiendo sus organizaciones. El contraste con Valencia y Alicante es significativo. La Confederación Empresarial Valenciana (CEV) ha tenido seis presidentes desde su creación en 1977. Su actual representante, Salvador Navarro, lleva dos años en el cargo. Por la patronal alicantina (Coepa) han pasado once presidentes contando a Moisés Jiménez, nombrado el pasado año. Pero la Confederación de Empresarios de Castellón (CEC), que nació en 1978, tan solo ha tendido dos representantes máximos. El actual, José Roca, accedió al cargo en 1987 y lleva más de un cuarto de siglo dirigiendo la patronal. La perpetuación en el cargo no es exclusiva de la CEC. La Cámara de Comercio de Castellón ha tenido durante 22 años a Salvador Martí Huguet como presidente. Su mandato finalizaba en 2014, pero Huguet abandonó este verano “por edad” tras cumplir 80 años. Cuando lo hizo ya hacía tiempo que el regreso de Carlos Fabra a la secretaría general de la institución le hizo pasar a un segundo plano. Le sustituye en el cargo Dolores Guillamón, que fue nombrada por el comité ejecutivo y que también es una histórica de la Cámara. No habrá elecciones a presidencia hasta que entre en vigor la nueva ley de Cámaras. Otra importante institución, la Autoridad Portuaria, tiene al mismo presidente desde hace 12 años (Juan José Monzonís, de 74 años) ¿Qué ocurre en Castellón para que no haya renovación de cargos?

Rafael Montero, secretario general de la CEC, lo achaca a la particularidad de la elección de la cúpula. “Nuestra organización es abierta, se puede presentar quien lo considere, pero aquí no elegimos solo a una cabeza como en la CEV, sino al equipo entero”, dice. Además apunta a la dedicación que debe tener quien ocupe el sillón de presidente. “En estos momentos, las empresas necesitan mucho al empresario”, añade. Roca, hombre dialogante y respetuoso (que no duda cuando cree que debe cuestionar a la CEOE o la reforma laboral), mantiene intacto el respaldo empresarial.

La CEC no ha establecido una limitación de mandato para evitar esta perpetuación del cargo. Un límite que sería fundamental para la renovación. Vicente Domingo García, catedrático de la Universidad Jaume I y experto en Ética Empresarial, sostiene que cualquier tipo de institución (política, empresarial, etc.) debe cumplir una serie de exigencias para su buena gestión. “Y el primer principio es la limitación del mandato”, afirma. El segundo principio básico es el pluralismo. “Las organizaciones tienen que limitar el poder y distribuirlo, aquí está concentrado en pocas manos”, explica.

Roca mantiene intacto el apoyo empresarial desde hace 25 años

Víctor Navarro es presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Castellón y ha asumido este mes la presidencia regional. Él intentó presentarse como candidato a la CEC en las últimas elecciones y constató la dificultad para contar con el apoyo necesario de parte del empresariado. “Estamos en una pequeña población con una tradición muy conservadora y donde todo cambio asusta”, dice. Para Navarro es “imprescindible” que entre gente nueva en la patronal, pero asume la importancia de tener mucho tiempo libre para asumir cargos representativos. “Son gente por encima de los 60 años”, apunta.

Navarro también señala la relación entre los representantes de las cúpulas empresariales con las administraciones. Así se entiende, además, que ninguno de ellos mostrara pegas a la permanencia de Carlos Fabra en la secretaría de la Cámara y como consejero del puerto tras su condena. Muchos de quienes ocupan puestos directivos o han ejercido como representantes del tejido empresarial acudieron al homenaje celebrado en 2005 tras la imputación en el proceso judicial. Y su apoyo público ha permanecido invariable hasta hoy. Bajo anonimato, algunos sí que admiten el daño para la imagen que implicaba su presencia tras una condena por cuatro fraudes fiscales.

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La Cámara de Comercio sí vivió un relevo este verano, pero el cambio no respondió a un proceso electoral o de renovación, sino al abandono del presidente Martí Huguet, quien ganó a Martín Pascual (representante de los autónomos) que pugnó por el puesto para llevar a la institución un “cambio generacional” y “rejuvenecimiento”. No lo logró y Dolores Guillamón ha sustituido a Huguet en la presidencia a la espera de nuevas elecciones.

Mientras, los más jóvenes esperan su turno. “No sé si volveré a presentarme a la CEC, aunque cada vez veo que el cambio es más fácil y próximo”, dice Navarro.

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