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Miguel Ricart sale de la cárcel de Herrera de La Mancha

El único condenado por el tripe crimen de Alcàsser ha permanecido 20 años en prisión

Foto: atlas | Vídeo: ULY MARTÍN / ATLAS
Joaquín Gil

Miguel Ricart Tárrega, único condenado por el triple crimen de Alcàsser (Valencia), ha salido este viernes de la prisión de Herrrera de la Mancha (Ciudad Real). La Audiencia de Valencia ordenó por la mañana su inmediata liberación. En la decisión participaron los cinco magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia y no solo los tres que, inicialmente, formaban el tribunal.

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Ricart ha abandonado la prisión pasadas las cinco y media de la tarde con la cabeza cubierta con una capucha. Se ha marchado en un taxi. Nadie le esperaba en la puerta. Solo un nutrido grupo de periodistas, informa EFE.

Su excarcelación culmina un trámite iniciado hace un mes tras la anulación por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo de la doctrina Parot. La salida del recluso se produce tras la resolución favorable, considerada determinante, de la fiscalía, y los esfuerzos infructuosos de las acusaciones particulares de las familias y la popular que ejerce la Asociación Clara Campoamor por impedir su liberación. El abogado del Estado también se opuso a la excarcelación. 

Ricart fue condenado en 1997 a 170 años por secuestro, violación y asesinato de las adolescentes Miriam García, Toñi Hernández y Desirée González en noviembre de 1992. Debió ser excarcelado en 2011 pero un año antes se le aplicó la doctrina Parot. Sus beneficios penitenciarios se computaron entonces sobre el total de la condena y se fijó su nueva fecha de salida en 2023. La derogación del polémico sistema de redención de penas el pasado octubre ha acelerado su libertad. El Rubio ha permanecido 20 años en prisión mientras sigue desaparecido el otro acusado del triple crimen, Antonio Anglés.

Las tres niñas de Alcàsser desaparecieron la noche del 13 de noviembre de 1992 cuando hacían autoestop para desplazarse a la discoteca Coolor de Picassent (Valencia). Antonio Anglés y Miguel Ricart recogieron a las adolescentes con la promesa de transportarlas. En lugar de detenerse en la discoteca, siguieron la ruta ante el desconcierto de las viajeras. Según la sentencia que condenó a Ricart, los dos delincuentes sometieron a sus víctimas a una interminable sucesión de torturas y violaciones en una caseta en medio del monte en la partida de La Romana (Tous). Después de tres horas de sufrimiento, fueron asesinadas y enterradas. Sus cuerpos se descubrieron a finales de enero de 1993.

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Nacido en Catarroja (Valencia), Ricart, de 44 años, fue compañero de correrías, atracos y drogas de Antonio Anglés. Este último encarna una de las incógnitas capitales del crimen. Anglés, que hoy tendría 47 años, está considerado el autor material de los tres asesinatos. Su nombre figura en la web de Interpol como uno de los fugitivos más buscados del mundo. Tras declararse en rebeldía, la justicia y la policía han seguido rastreando sin éxito su paradero.

Anglés se fugó tras aparecer los cadáveres. Burló el cerco policial, llegó a Minglanilla (Cuenca) y prosiguió hasta Portugal. Un drogadicto llamado Joaquim Carvalho explicó después que Anglés había convivido con él 15 días en Caparica. El delincuente, según el toxicómano, búscaba un barco que le llevara a Brasil.

Su persecución, tras una cadena de fallos, se convirtió en un asunto prioritario. En marzo de 1993 se publicó que un polizón “portugués” había sido hallado en el mercante City of Plymouth. La Policía sospechó de que en realidad era Anglés y se trasladó a Dublín. El buque ya había atracado sin dejar rastro de un polizón cuyas características físicas respondían a las del asesino. En septiembre de 1995, un hombre encontró una calavera en una playa del condado de Cork, al sur de Irlanda. El ADN descartó que fuera Anglés. Y en marzo de 1996, dos guardias civiles viajaron a Uruguay tras el rastro del fugado, después de que una prostituta comentara que tenía un cliente con unos tatuajes similares a los del presunto asesino (un esqueleto con una guadaña; la leyenda Amor de madre; y una chinita con una sombrilla).

"Ellas no tuvieron derechos"

Rosa Folch, madre de Desireé, una de las tres niñas, ha afirmado que se siente "indignada" tras la orden de excarcelación de Ricart. "Las niñas no tuvieron derechos cuando estaban con esos criminales", ha dicho.

Folch ha indicado que siente "mucha rabia" de ver "lo que han hecho porque no hay derecho". "No hay derecho porque las niñas no tuvieron derechos entonces, no tuvieron nada, no tuvieron derechos humanos cuando estaban esos criminales con ellas". "Se va como todos a la calle, mientras que nuestras hijas ya no se saben ni donde estarán. Esto es una vergüenza", ha remarcado.

"Presentamos todas las alegaciones y nada", ha indicado, al tiempo que ha añadido que todavía no sabe si recurrirán la resolución del tribunal valenciano, para lo que tienen un plazo de tres días. "No sé, ya veo que aquí no hay solución", ha dicho. Y ha insistido: "Ricart tendría que estar toda la vida encerrado, y ahora todos los criminales y asesinos y violadores salen a la calle. Esto es increíble, en mi vida me lo hubiera imaginado", ha lamentado. "Estoy desecha", ha aseverado.

La Asociación Clara Campoamor, que ejerce la acusación popular, ha asegurado que aprovechará "cualquier resquicio" para recurrir. "Con la ley en la mano, la asociación ha demostrado que (Ricart) no merecía la excarcelación". En paralelo, ha admitido que el recurso es un movimiento complicado. "Sería difícil conseguir el regreso a prisión de Ricart”, ha indicado la abogada en Valencia de Clara Campoamor, Luisa Ramón.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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