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Un nuevo plan urbanístico “liberalizador” para una ciudad “sin corsés”

El Ayuntamiento de Madrid aprueba el avance del nuevo PGOU, que flexibilizará la tramitación También revisará la protección de los edificios históricos para favorecer la actividad económica

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado esta mañana el avance del nuevo Plan General de Ordenación Urbana, el esqueleto y alma urbanística de la capital para la próxima década, que, una vez aprobado en la primavera de 2015, sustituirá al modelo diseñado en 1997 que disparó, según reconoce el propio Ayuntamiento, la burbuja inmobiliaria que condujo a la recesión actual. El nuevo plan busca impulsar "una ciudad libre, sin corsés", que se convierta en "un espacio de oportunidades económicas, sostenible y con calidad de vida". "Es un plan liberalizador, que flexibiliza la tramitación urbanística que hoy nos atenaza y retrae la inversión por la dilatación de los plazos administrativos. Pero no supone ni desprotección ni ley de la selva", ha señalado la concejal de Urbanismo, Paz González.

El documento presentado hoy, de 4.000 páginas, recoge más de 3.000 aportaciones de ciudadanos a partir del borrador hecho público en julio del año pasado. También incorpora las conclusiones de ocho mesas de debate en las que han participado cerca de 200 expertos de universidades, colegios profesionales, partidos políticos, sindicatos, asociaciones, etcétera. El avance estará abierto a información pública hasta el 31 de enero para recoger nuevas aportaciones, y luego será remitido a la Comunidad de Madrid para que realice los informes de sostenibilidad e impacto territorial.

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"La flexibilidad es una prioridad frente a la rigidez del plan urbanístico actual, de 16 años de antigüedad, que se ha visto superado por la nueva realidad social y económica", ha defendido esta mañana la alcaldesa, Ana Botella (PP). Estas son las líneas generales del documento, tal y como han sido explicadas esta mañana por el Ayuntamiento de Madrid.

Flexibilidad de usos. Se define un nuevo tipo de suelo, calificado como "de actividades económicas", que sustituye a los actuales usos industrial y terciario en todas sus categorías. Y también un nuevo uso de "equipamiento social" para englobar cualquier dotación públicas (polideportivos, escuelas infantiles, centros para mayores, etcétera), de forma que "cada distrito pueda decidir en cada momento" a qué dedica ese suelo "atendiendo a sus circunstancias y necesidades".

Licencias en vez de planes especiales. En el suelo urbano consolidado, el uso de las parcelas podrá ser modificado mediante una licencia, de forma que una bloque de viviendas se pueda convertir así, por ejemplo, en un centro comercial, o viceversa, sin necesidad de elaborar un plan especial. "Flexibilidad no quiere decir desregulación indiscriminada", ha querido enfatizar la concejal de Urbanismo, puesto que el proceso de concesión de licencias requerirá en determinados casos de estudios de movilidad o medioambientales. "Lo que no es razonable es que hagan falta seis meses para cambiar el uso de un edificio", ha añadido Paz González.

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Regeneración urbana. El nuevo plan fomenta la rehabilitación en las zonas ya consolidadas de la ciudad, centrándose especialmente en la primera periferia (entre la M-30 y la M-40), que es donde mayor margen de maniobra prevé. Para ello, se elaborará una ordenanza específica y se incentivará la iniciativa privada mediante la posibilidad de ampliar la superficie edificable a cambio de realizar mejoras arquitectónicas o de eficacia energética. En el centro, sin embargo, donde esa herramienta es prácticamente inviable y donde ya fracasaron iniciativas similares contempladas en el plan de 1997, la rehabilitación queda en manos de la iniciativa privada; en 2014, el Ayuntamiento ha eliminado las ayudas públicas a familias y comunidades de vecinos para rehabilitación de edificios.

Reformas en edificios protegidos. El plan se acompaña por la elaboración de un nuevo catálogo de edificios protegidos, que estará listo previsiblemente el próximo mes de marzo, y que eliminará el blindaje automático que reciben actualmente todos los inmuebles de más de un siglo de antigüedad. El nuevo catálogo incluirá "un análisis pormenorizado de cada edificio, en el que se indicarán qué elementos están protegidos y cuáles no". Además, se detallará qué obras se pueden hacer y cuáles no, algo "fundamental para incentivar la inversión", según la concejal. En la actualidad, asegura el responsable técnico del plan, José Luis Infanzón, la reforma de un edificio protegido suele conllevar la pérdida media de un 20% de superficie edificable; eso se evitará con el nuevo plan para no retraer a los inversores. Recalca, sin embargo, que sólo se permitirán los usos que no alteren la protección del edificio.

Reformulación de los PAU. El Ayuntamiento "está abierto al replanteamiento" de los nuevos desarrollos urbanísticos del sureste de la ciudad, la mayoría de los cuales están paralizados por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, y "trabaja con los propietarios privados del suelo para irlos adaptando a otras configuraciones que les den una viabilidad que ahora ellos mismos reconocen que no tienen". Será durante el periodo de alegaciones que ahora se abre cuando esos propietarios puedan presentar sus propuestas, ha señalado la concejal. El Ayuntamiento apuesta, entre otras medidas, por aglutinar la superficie edificable para evitar la dispersión de bloques y la proliferación de grandes avenidas fantasmales; el suelo restante, de mediar acuerdo, se podría dedicar a zonas verdes.

Actuaciones singulares. El plan, además de ser un instrumento urbanístico para vertebrar la ciudad en su conjunto, también incluye actuaciones concretas en algunas zonas. Propone, por ejemplo, recuperar los bulevares como imagen e identidad de Madrid, incorporando a las principales avenidas de la ciudad mayores aceras o, directamente, una plataforma peatonal arbolada en el centro y vías exclusivas transporte público. Busca además rehabilitar la zona de Madrid Río, actuando en una superficie de 400 hectáreas repartida por seis distritos para adaptar las edificaciones existentes al nuevo parque construido sobre la soterrada M-30. También quiere impulsar la actividad económica en Villaverde mediante, entre otras medidas, la flexibilización del suelo comercial e industrial para que pueda albergar además viviendas. Y crear una nueva "centralidad sur" alrededor del eje Delicias-Méndez Álvaro, como continuación del paseo del Prado, que incluya la estación de contenedores del Abroñigal, que el Ayuntamiento lleva años intentando potenciar con todos usos sin lograr un acuerdo con el Ministerio de Fomento para ello.

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