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Mas defiende a Iberpotash, pese a los fallos judiciales en su contra

El presidente antepone el empleo en las minas a las sentencias contra los permisos ambientales El jefe del Gobierno catalán pide más inversiones

Miquel Noguer

En los tiempos que corren garantizar el mantenimiento del empleo es más importante que atajar las presuntas irregularidades de las empresas. Este es el mensaje que ayer lanzó el presidente de la Generalitat, Artur Mas, coincidiendo con la reunión que mantuvo con los responsables de la multinacional israelí ICL, propietaria de Iberpotash, la empresa que explota las minas de sal de Súria y Sallent y que arrastra problemas con la justicia al haber quedado invalidada su licencia ambiental y por haberse beneficiado de supuestas ayudas de la Generalitat que la Comisión Europea investiga.

Mas aprovechó la visita oficial que esta semana realiza a Israel para reunirse con la cúpula de la compañía en su sede de la región de Sodom, a orillas del mar Muerto. Se trataba de calmar a la empresa por los problemas que tiene con la justicia en Cataluña e intentar salvar las inversiones de futuro. El presidente aseguró que acudía al encuentro con el ánimo de trabajar para que la empresa pueda continuar operando en la comarca del Bages, pese a la sentencia del TSJC que anula la autorización medioambiental que le fue concedida en 2008 para seguir acumulando los desechos de su actividad en la escombrera del Cogulló (Sallent). Este hecho cuestiona las inversiones de futuro de la compañía, cifradas en más de 700 millones.

“En Cataluña estamos intentando que se haga la inversión de esta empresa porque el principal problema que tenemos es el paro”, afirmó al ser preguntado por los problemas legales que arrastra Iberpotash. “Esta empresa puede invertir centenares de millones de euros. Hasta ahora lo ha hecho con todas las licencias. Otra cosa es que algunos grupos hayan podido ganar sus pleitos en los tribunales, pero esto se puede recurrir”, insistió.

Efectivamente, a la Generalitat y a la compañía no les queda otra opción que acudir al Tribunal Supremo si quiere seguir explotando el yacimiento de Sallent. El fallo de TSJC remarca que la compañía solo contempla medidas para la recogida de las aguas contaminadas por los residuos salinos y el fin de la deposición de sal a partir del año 2035. El problema de la contaminación ha movilizado a diferentes asociaciones vecinales y plataformas ecologistas en los juzgados. Tras la última sentencia, la más peligrosa para el futuro de Iberpotash, los empleados de la mina y las empresas se la comarca se han movilizado para defender la actividad de la empresa en Sallent y salvaguardar sus cerca de 800 empleos directos e indirectos.

El presidente catalán evita contactos con la Autoridad Palestina

Mas insistió en que su prioridad es salvar la inversión y para ello recuperó el término con el que meses atrás solía definir su Ejecutivo. “La Generalitat es un Gobierno business friendly”, dijo, al tiempo que recalcaba que “intentamos ayudar a la actividad económica con inversiones con unos mínimos de calidad”. Con todo, Mas admitió que la actividad de Iberpotash tiene una cara poco amable. “Es evidente que la actividad extractiva tiene afectación sobre el terreno, pero intentamos minimizarlos”, dijo.

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De hecho, la Comisión Europea también investiga las medidas correctoras financiadas por la Generalitat para evitar que la contaminación de las minas vayan a más. Quiere determinar si los 200 millones invertidos —o en trámite de inversión— son una ayuda encubierta a la compañía.

La Comisión Europea realiza esta investigación por la denuncia de un particular o empresa que ha permanecido siempre en el anonimato. Esto llevó a Mas a hablar de una suerte de mano negra que estaría trabajando contra los intereses de Iberpotash: “Tras la inversión de esta empresa hay efectos creados”. “Hay competidores no catalanes ni españoles que harán todo lo posible para que Iberpotash no se salga con la suya”, dijo.

Todo esto hizo que la reunión se celebrara en la discreción más absoluta. De hecho ésta ni siquiera figuraba en el programa oficial que la Generalitat ha elaborado para el viaje de Mas. Los periodistas que acompañan al presidente tampoco fueron invitados a acudir al encuentro. Esta reunión fue solo una más de las que Mas mantiene con agentes políticos y económicos de Israel en su viaje oficial. El jefe del Ejecutivo catalán se reunió ayer con el ministro de Finanzas, Yair Lapid y hoy con el presidente, Shimon Peres. En cambio, en su agenda no consta ni un solo contacto con las autoridades palestinas. Mas aseguró ayer que, si bien no tiene inconveniente alguno en reunirse con ellos, eso no puede implicar “cerrar ninguna puerta en Israel”.

Críticas de Iniciativa

Con todo, Mas no quiere que se le recuerde como un presidente hostil a la causa palestina. Por este motivo insistió en que en 2011 se reunió de forma “extensa” con el presidente palestino, Abu Mazen. “No hemos tenido ninguna reticencia a hablar con ellos y hacer cosas juntos”, dijo. El Gobierno de CiU sí ha evitado dar apoyo a Palestina en ocasiones llamativas. Fue ilustrativo su malestar por las proclamas a favor de esa causa escuchadas en el concierto de Òmnium Cultural en el Camp Nou en favor de la independencia. El consejero de Presidencia, Francesc Homs, dijo que este tipo de actos no favorecen el proceso soberanista al poder incomodar a Israel y, de paso, a los potentes grupos de presión judíos de Estados Unidos.

Dolors Camats, coordinadora nacional de Iniciativa, reprochó ayer a Mas que haya soslayado el conflicto con Palestina. “Este tema no puede ser olvidado cuando visita a Israel”, afirmó la diputada, que citó que muchos catalanes tienen fuertes compromisos con Palestina. La ecosocialista ironizó con que Mas hable en Israel de I+D tras recortarla un 27% desde que es presidente. “Parece que haya escondido que el modelo que impone su gobierno es el de BCN World”, dijo.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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