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Ciutat Vella pide atención

La muerte Benitez desata la indignación vecinal y hace aflorar el descontento con Mercè Homs El Ayuntamiento alardea de buenas cifras en seguridad

Camilo S. Baquero
La calle de Robadors, en el Raval barcelonés
La calle de Robadors, en el Raval barcelonés

"Concejal Mercè Homs, venga a vivir a mi piso unos días y sabrá qué pasa Ciutat Vella”. Hace dos años, José Álvarez, un vecino de la calle del Om, lanzó esta invitación a la edil del distrito, llaves en mano, durante una audiencia pública. Homs (CiU), que se había ofrecido al experimento cuando estaba en la oposición, declinó la propuesta. Eso sí, asistió a una reunión que Álvarez convocó con una veintena de vecinos y comerciantes. Allí expusieron sus quejas: el evidente trapicheo de drogas a escasos metros de la comisaría de los Mossos d’Esquadra, el ruido, el olor a orín en los portales, los gritos entre prostitutas y proxenetas, las jeringuillas en las aceras… Homs tomó nota y dejó sus datos de contacto.

Pero el cambio tranquilo que prometieron el recién llegado alcalde Xavier Trias y la misma Homs (su única atribución es gobernar el distrito) sigue sin llegar, creen muchos vecinos. “¿Novedades en mi calle estos dos años? Un club de fumadores de maría, un comedor social, apartamentos turísticos, más droga y un local de Döner”, explica Álvarez, asturiano de nacimiento y que vive en Barcelona hace 17 años. Y agrega: “No se vive una situación peor, es el barrio que mantiene la inercia. Es un equilibrio malo porque surge de una situación que se normaliza”. Hasta que algo lo rompe.

Ese fue el caso de la muerte de Juan Andrés Benítez, hace poco más de un mes, tras ser reducido de forma violenta por un grupo de mossos en la calle Aurora, donde vivía. Las circunstancias de su muerte tienen al barrio en crispación. Desde el primer día, los vecinos se movilizaron para desmentir la versión oficial. De hecho, el video y los testimonios que pusieron en evidencia a los agentes salieron de algunos de ellos. Pero esas imágenes también revelaron cómo se empujaba de malas maneras a los transeúntes para que se alejaran. Y hasta una testigo aseguró en sede judicial que borró en presencia de una mossa imágenes de su móvil días después de los hechos.

Esta indignación ha llegado al distrito. Hace dos semanas, Homs fue objeto de un escrache durante el consejo de barrio de El Raval, por la falta de respuestas municipales respecto al operativo donde murió Benítez. Y el pasado jueves, en la audiencia pública, las asociaciones de vecinos fueron especialmente duras con sus críticas. En el escrache, más de un centenar de vecinos pidieron a la regidora que se pronunciara sobre la muerte del vecino. Pero los asistentes aprovecharon para hablar más. Afloraron viejas quejas sobre las formas y el abuso de poder de Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana. Y también sobre el incivismo. Sobre el ruido. Sobre la inundación de terrazas y pisos turísticos. Lo de siempre.

Cuando Trias llegó al Ayuntamiento vendió la seguridad como prioridad. En la oposición no dudaba en sacarle los colores al entonces alcalde del PSC Jordi Hereu los recortes de prensa donde se vendía a Ciutat Vella como el paraíso de los carteristas. Y Trias cumplió. Saco mucho más la policía a la calle. Según cifras oficiales, este año los hechos delictivos en el distrito cayeron 11,7% con respecto al año pasado y se han hecho 7.868 detenciones. Desde Amics de la Rambla consideran la apuesta un acierto y le dan medalla a Homs. “Notamos más un incremento sostenido seguridad, por ejemplo, los trileros han desaparecido”, asegura un portavoz. Una idea que respaldan muchos comerciantes. Y piden más.

Hace casi un mes, el Consistorio cerró siete pisos que funcionaban como meublés ilegales en el Raval. Todo enmarcado en la lucha personal de Trias contra la prostitución, que ya prohibió en la calle. “Los agentes entraban con chalecos antibalas, como si estuvieran en una guerra”, se queja Clarisa Velocci, de la Asociación Genera, que ayuda a trabajadoras sexuales en Barcelona, el colectivo que más se queja de los abusos. Un comportamiento agresivo que también denunciaron los dueños y asistentes a varios bares de Ciutat Vella, como La Bata Boatiné, la madrugada del 28 de junio, el día del orgullo gay. El operativo dejó diez denuncias por tenencia de estupefacientes y cuatro detenidos por robo, entre otros. “Tiene que haber órdenes políticas para que la policía actúe de la manera que está actuando”, cree Velocci.

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“La especulación ya no es inmobiliaria, es turística. Y eso requiere imponer una sensación de seguridad”, opina Álvarez. “Ves más patrullas que intervienen en delitos, pero no ves avances en la convivencia, que afecta a los pocos que vivimos aquí. Las bicis pasan por la Rambla o la gente orina en la calle y la Guardia Urbana no dice nada”, dice Álvarez.Ciutat Vella tiene 207 de los 52 establecimientos turísticos de la ciudad y 3,459 mesas en terrazas. Y un total de 10.839 plazas hoteleras.

Las asociaciones del Casco Antiguo, del Raval y de L'Ostia coinciden en el diagnóstico. Hasta en la seguridad, creen, Ciutat Vella se dobla al turismo. “Para quedar con un vecino o una amiga tienes que consumir en una terraza, porque sino no hay espacio”, dice la líder vecinal María Mas. “Llevamos años recogiendo los vicios de la ciudad. Y ahora nos invaden los bares de cannabis”, dicen desde la mesa vecinal. Josep García, de la asociación del Raval, dice que ha contado 14. Homs explicaba que no tenía competencias para prohibirlos.

"Hay más incidencia de delitos en el Eixample, por ejemplo. Y los de Ciutat Vella afectan más a turistas”, asegura Gemma Galdón, que no solo vive el barrio sino que es experta en seguridad. “La mayor presencia de policía no implica una mayor sensación de seguridad. Tiene la doble vertiente. Depende del punto de vista del ciudadano, sus valores..”, explica. Y alerta: muchos relacionan pobreza con inseguridad.

11,7% menos de hechos delictivos

camilo s.baquero
  • Los delitos en Ciutat Vella cayeron un 11,7%con respecto al año anterior, según los datos del Ayuntamiento (5.399 hechos menos).
  • Los hurtos registraron un descenso del 13% y los robos con violencia, un 16%.
  • El informe de la Junta de Seguridad de Ciutat Vella también dice que se han hecho 7.868 detenciones y se han organizado una treintena de dispositivos. En ellas hubo 181 detenidos por delitos contra el patrimonio y tráfico de estupefacientes.
  • La regidora Mercè Homs también ha impulsado un plan para reducir el ruido. Los sonómetros a la intemperie detectaron una disminución de entre 6 y 8 decibeles. Hubo 2.000 quejas vecinales menos que en 2011.
  • Los planes Argent y Dintres, también de iniciativa municipal, buscan impulsar el comercio de proximidad y mejorar las condiciones de unas 72 fincas en mal estado.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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