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Interior no aparta a los ‘mossos’ del ‘caso Raval’ pese al informe policial

El consejero cree que es altamente posible" que se impute a algunos de estos agentes El informe del Cuerpo Nacional de Policía precisa que uno de los agentes propinó “cinco puñetazos” en la cabeza a Benítez

El consejero de Interior, Ramon Espadaler, reaccionó ayer con cierta ambigüedad al informe del Cuerpo Nacional de Policía sobre el caso Raval. Este revela que uno de los agentes que intervino en la reducción de Juan Andrés Benítez, el empresario del Gayxample que murió después de ser detenido, le propinó cinco puñetazos en la cabeza cuando ya estaba inmovilizado. Espadaler admitió que el documento expone un dato “grave” y que “de ser así, es una evidente mala praxis policial”. Pero puso en cuarentena el informe, a la espera de revisar las imágenes y de su propia investigación interna, según explicó en una entrevista en Catalunya Ràdio. Por todo ello, los agentes que actuaron la noche del 5 de octubre en el barrio del Raval siguen en sus puestos de trabajo.

El informe que consta en el sumario es fruto del análisis que ha hecho la policía judicial, después de revisar fotograma a fotograma los siete vídeos que constan en la causa, que grabaron varios vecinos y que hizo públicos EL PAÍS. “No es lo mismo que haya opiniones dispersas que digan que esto fue así, que lo afirme de forma taxativa un informe de la policía judicial”, admitió Espadaler. Pero a pesar de eso pidió calma, para no actuar a “golpe de titular” e insistió en que los agentes aún no están imputados por la titular del Juzgado de Instrucción número 20, que investiga la causa. El propio consejero afirmó que es “altamente probable” que la juez les llame a declarar en breve.

Espadaler advirtió también de que, aun en el caso de que se confirme la mala praxis, eso no significaría necesariamente que la actuación de los agentes provocase la muerte a Benítez. La autopsia concluye que el empresario, de 50 años, murió fruto de múltiples golpes en la zona “cráneo-facial”, que le causaron un ataque al corazón.

“Cuando tenga certezas, tomaré decisiones”, repitió Espadaler, que se refirió al informe como un “aparente punto de inflexión”. Y pidió que no se eleve a “categoría un hecho puntual y lamentable”. Sobre la denuncia de una vecina a la policía de que los mossos le pidieron que borrase las imágenes grabadas de su intervención, Espadaler lo zanjó con un “no me consta”.

El diputado de ICV-EUiA, Jaume Bosch, reprochó ayer a Espadaler que no haya tomado medidas disciplinarias contra los agentes, que “deberían haber sido apartados del servicio de forma cautelar” y le acusó de no atreverse a hacerlo. También criticó la situación de “vacío de poder” al mantener como director general de la policía a Manel Prat, “cuestionado por toda la oposición”, lo que, a su entender, les ha impedido “reaccionar” en este caso.

Mientras tanto, otros cuatro testigos, que vieron lo sucedido desde los balcones de sus casas, declararon ayer ante la juez. Dos de ellos describieron cómo vieron un charco de sangre, de unos 50 centímetros, en el lugar en el que los Mossos redujeron a Benítez. Según uno de ellos, un agente intentó limpiar la mancha, vaciando una botella de agua de litro justo encima, según fuentes judiciales. Los dos testigos también aseguraron que Benítez solo presentaba heridas tras la intervención policial.

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Los Mossos acudieron al Raval alertados por unos vecinos, que avisaron de una pelea entre Benítez y otro vecino de la zona, El Yazid A. Los testigos aseguran, contra la versión oficial, que el enfrentamiento había acabado cuando llegaron los Mossos, y que Benítez tuvo tiempo, incluso de “fumarse un cigarrillo”. El abogado de la familia de Benítez, David Aineto, considera que las afirmaciones de los testigos que han ido desfilando ante la juez desmiente la versión policial.

El Yazid A. es por ahora el único imputado en la causa. Ayer declaró también su esposa, que explicó que Benítez la golpeó y la agarró del cuello, motivo por el cual su marido intervino. Pero, a diferencia de lo que manifestó el propio implicado en declaraciones a este diario, aseguró que él nunca golpeó a la víctima.

Otro de los testigos explicó que la trifulca con la policía empezó cuando una agente pidió la identificación a Benítez. Éste se negó y la empujó. La mossa acabó en el suelo y eso provocó la reacción de sus compañeros, según las mismas fuentes. Según los atestados, el hombre la cogió del pelo, y no la soltó hasta que varios agentes le redujeron. Otro de los testigos contó también ayer que tres mossos acudieron a su casa, dos uniformados y uno de paisano, al día siguiente de los hechos, para preguntarle si había grabado imágenes de lo que pasó. Les dijo que no y se marcharon.

Benítez murió en el hospital a las tres de la madrugada, después de pelearse con un vecino y que ocho mossos le redujesen. Las imágenes de esa reducción recogen rodillazos, patadas y cinco puñetazos en la cabeza, según la policía, que investiga también si los agentes usaron porras extensibles en la reducción.

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