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Fabra defiende el carácter solidario del reparto de agua del trasvase al Vinalopó

El presidente del Consell evita hablar de la polémica que separa a alicantinos y valencianos

El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, ha defendido hoy el trasvase Júcar-Vinalopo, que aún no está en funcionamiento, como "un ejemplo de distribución solidaria y eficiente del agua". En un acto celebrado en Villena, el jefe del Consell ha evitado entrar en la polémica que aún divide a los regantes alicantinos y valencianos en torno a la insistencia de los primeros en que se construya una toma de agua en la zona alta del río Júcar (en torno a Cortes de Pallás). El trasvase, con la infraestructura construida y pendiente de obras menores y de unas normas de explotación para ponerlo en marcha, derivará el agua del Júcar desde el Azud de la Marquesa, en el tramo final cerca de Cullera, una solución que no ha gustado nunca en el Vinalopó. 

Durante la colocación de la primera piedra de una nueva balsa de regulación en Villena (Alicante), el jefe del Consell ha evitado hablar de las reclamaciones y razones de unos y otros y se ha limitado a exponer las bondades del proyecto financiado por el Gobierno y la Unión Europea. Ni una sola crítica o apunte sobre la toma de agua, cuyo cambio rechazan los regantes tradicionales del Júcar con el argumento de que es al final del río donde se garantizan aguas sobrantes para la transferencia -un máximo de 80 hectómetros cúbicos anuales-.

Los regantes alicantinos entienden que el trasvase Júcar-Vinalopó no puede ser un ejemplo de nada porque no está activo. "El trasvase ahora mismo ni funciona", ha alegado Ángel Urbina, portavoz de la Junta de Regantes del Vinalopó. Urbina ha recordado que "se han gastado 400 millones y todavía no ha arrancado, así que ahora mismo ni es solidario ni es nada". "Cuando modifiquen el proyecto y pongan la toma en Cortes de Pallás hablaremos de solidaridad", ha insistido Urbina.

El discurso de Fabra ha ignorado la polémica y se ha centrado en que el trasvase servirá "para satisfacer las necesidades de todos, posibilitar un uso sostenible del agua y garantizar el futuro de una agricultura rentable". Un intento de contentar a todos.

Fabra ha destacado que la Comunidad Valenciana ha destinado más de 400 millones de euros en racionalizar el uso del agua y ha ejecutado parte de las llamadas obras del postrasvase con una inversión de más de 50 millones de euros para la construcción de 78 kilómetros de canalizaciones y cuatro balsas de distribución del agua con una capacidad de 2,5 millones de metros cúbicos.

La primera piedra colocada este lunes para construir la balsa La Cuesta en Villena es parte de otra de las actuaciones de la red de postrasvase, la que tiene que repartir el agua llegada desde el Júcar, cuya puesta en marcha Fabra ha situado en 2015.

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La Generalitat gastará seis millones de euros en construir esta balsa y explica que es necesaria para "romper la carga de presión con la que llega" el agua del trasvase. Esa presión "provocaría la rotura de las tuberías" del postrasvase, subraya.

El problema surge, en realidad, de un cambio de proyecto decidido por la propia Generalitat. El Gobierno valenciano modificó primero el lugar de conexión de la tubería principal de la infraestructura con su obra del postrasvase, lo que ha inutilizado una central eléctrica en la que el Ejecutivo central invirtió varios millones de euros. Además, el proyecto original preveía la conexión del postrasvase a través de dos tuberías, pero la Generalitat solo construyó una, lo que afecta a la "carga de presión" del agua.

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