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Larga vida a la portada de Ripoll

El monumento románico del siglo XII ha frenado su proceso de deterioro

José Ángel Montañés
Labores de limpieza en la portada de Ripoll.
Labores de limpieza en la portada de Ripoll.CRBMC

Acostumbrados a que la mayoría de informaciones sobre patrimonio destaquen el mal estado de conservación e, incluso, el abandono de muchos de nuestros bienes, sorprende que haya elementos que pasen con nota el examen de los especialistas. Es lo que ha ocurrido con la portada románica del monasterio de Santa Maria de Ripoll, una de las joyas más destacadas del arte románico catalán y español. Durante cuatro días, 150 especialistas reunidos en la capital de la Ripollés, han analizado este monumento único con la finalidad de poner sobre la mesa las últimas investigaciones sobre la impresionante portalada.

Entre las conclusiones más destacadas está que el edificio ha conseguido frenar su deterioro y no sufre un proceso de erosión destacable.

Labores de limpieza del polvo en la portada románica del siglo XII.
Labores de limpieza del polvo en la portada románica del siglo XII.Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya

Pero todo se puede matizar. Según Àngels Solé, directora del Centro de Restauración de Bienes Muebles de la Generalitat, el centro responsable de la gran escultura desde 2007 y lugar desde donde se controlan al minuto las condiciones de temperatura y de humedad con la intención de minimizar el impacto ambiental y las visitas que recibe a diario: “Cómo había muchas leyendas urbanas sobre su conservación, encargamos en 2011 un estudio a la Universitat de Barcelona para saber el estado de la piedra, analizar la policromía y determinar cómo le habían afectado las diferentes intervenciones a lo largo de la historia”.

Para hacerse una idea de la complejidad a la hora de actuar en un monumento de estas características, un dato sorprendente: Coincidiendo con las jornadas se ha procedido a eliminar el polvo depositado sobre la portada. Durante semana y media, tres expertos restauradores han trabajado en esta labor que no se realizaba desde hace diez años.

“Esta limpieza ha servido para ver el estado actual de la obra y ha sacado a la luz algunos problemas ocultos. Ninguno grave”, asegura Solé. “A partir de ahora, sin prisa, pero sin pausa, se ha de formar una comisión interdisciplinar que decida qué tipo de actuación, lo más prudente posible, se ha de realizar. Si hay que consolidar o retirar elementos deteriorados”. En cuanto al plazo, Solé, sin más precisión, aconseja que sea “durante esta década”.

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La última vez que se intervino de forma integral fue en 1964 y lo hizo el Ministerio de Cultura. “Esta intervención es fruto de su época y pese a que fue más positiva que negativa ahora se haría diferente”, explica Solé. En 1973, el Estado realizó la primera protección con vidrio que en 1994 sustituyó la Generalitat por otro de mejor calidad y climatizó el espacio interior para dar estabilidad. Se evitaba así que la lluvia cayera sobre la obra, se suavizaban las variaciones térmicas y los cristales impedían la incidencia de la luz solar y los rayos ultravioletas, además de poder controlar el acceso al interior. Fue una medida impactante en lo visual pero que ha demostrada su gran validez con el paso del tiempo. La administración catalana ha invertido en la portalada, desde que en 1988 se hizo cargo de su mantenimiento, unos 785.000 euros.

La policromía no es la original, es un repinte de los siglos XVII o XVIII

Entre las comunicaciones que más interés ha despertado está la que presentaron los geólogos de la Universidad de Barcelona Màrius Vendrell y Pilar Giráldez, que dieron a conocer el mapa de la policromía. Los expertos —los mismos que han defendido la antigüedad secular de las piedras del claustro de Palamós frente al resto de los miembros de la comisión de la Generalitat—, explicaron que la pintura que se pueden ver, de un tono negro azulado, corresponde a un repinte que se hizo en los siglos XVII o XVIII, de la época del Barroco, mientras que la original, policromada, queda en un plano inferior y no es perceptible a simple vista, sólo con aparatos ópticos.

Marc Sureda, conservador del Museo Episcopal de Vic y secretario de las jornadas, presentó documentación inédita del siglo XII en la que la portada aparece en un acto litúrgico. “El texto explica que durante una procesión los fieles se pararon delante de la puerta por lo que una de sus funciones era didáctica, como soporte visual para el sermón”, explica Sureda.

La Generalitat ha destinado 750.000 euros en su conservación

El congreso ha servido para dar a conocer a los especialistas internacionales lo que las diferentes administraciones implicadas —el obispado de Vic, su propietario, el ayuntamiento de Ripoll, la Diputación de Girona y la Generalitat—, están haciendo actualmente. Es una más de las estrategias para conseguir que la portada del monasterio de Ripoll pase a engrosar la lista de monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una candidatura que el ayuntamiento está acabando de redactar para su presentación oficial. El alcalde Jordi Munill, reclamó durante las jornadas la necesidad de un plan director para todo el monasterio que establezca las prioridades de actuación y gestione el flujo de visitantes y todas las actuaciones que se realicen.

Durante los cuatro días que ha durado el simposio los visitantes del monumento y los participantes han podido sentir y ver más cercana que nunca la fachada. Un andamio ha perdido subir junto a las esculturas, a todo el que lo ha solicitado.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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