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El colchón de Francia no falla

Miles de vendimiadores andaluces parten hacia el país galo en una campaña más tardía Allí cobran 9,43 euros la hora, casi el doble que en cualquier tajo local

Ginés Donaire
Los vendimiadores paran en Bailén (Jaén) en su camino hacia Francia.
Los vendimiadores paran en Bailén (Jaén) en su camino hacia Francia.j. m. pedrosa

“A nadie le gusta tener que dejar los niños con los abuelos, pero es lo que hay, en el pueblo no hay trabajo”. Esther Rodríguez apura el bocadillo antes de subirse de nuevo al autobús rumbo a la ciudad francesa de Aviñón, donde le aguarda un mes recogiendo uva. Viaja con medio centenar de paisanos de Fuentes de Andalucía (Sevilla) y, como la mayoría de los casi 11.000 vendimiadores andaluces que parten estos días hacia los viñedos franceses, hace una parada para almorzar en Bailén (Jaén).

Esther viaja a Francia desde que tenía cuatro años. Primero lo hacía acompañando a sus padres, que ahora son los que tienen que cuidar de los dos nietos, de 10 y cinco años. “La vendimia es un colchón que nunca falla, porque después no nos queda otra cosa que el desempleo”, indica Antonio Ruiz, otro jornalero de Fuentes de Andalucía que comparte mesa con Sebastián Hidalgo o Araceli León, esta también con la pesadumbre de haberse dejado sus dos hijos al cuidado de los abuelos.

Cada trabajador gana unos 2.500 euros en una campaña de un mes

Aunque más tardía que otros años por las condiciones climáticas, la vendimia es un salvavidas para miles de jornaleros andaluces. Cada uno de ellos gana unos 2.500 euros en una campaña media de un mes (con alojamiento gratuito), aunque esa cantidad se puede incrementar hasta en un 50% si se sobrepasan las 35 horas semanales. Un cortador gana 9,43 euros la hora, un vaciador 9,55 y el porteador por encima de los 10. “No hay comparación posible, en Francia nos pagan casi el doble de lo que podemos ganar en el verdeo o en cualquier campaña agrícola en nuestra tierra”, comenta Milagros López, que viaja a Francia con su hijo Luis, su nuera Rosa y su sobrino Juan. Todos ellos llevan muchos años con el mismo patrón, lo que hace que incluso les llamen en otras épocas del año para trabajar en la poda o en la preparación de los viñedos.

En la parada de Bailén, los vendimiadores de Fuentes de Andalucía, los de otro autobús procedente de Granada y los de otras zonas de Jaén se han topado este año con sindicalistas de la Federación de Industria y Trabajadores Agrarios de UGT, que les han repartido folletos informativos sobre prevención de riesgos laborales y sobre sus derechos laborales. “El contingente de vendimiadores se ha estabilizado en los últimos años porque no hay más oferta para tanta demanda”, explica Pedro Marcos, responsable regional de esta federación de UGT, a quien acompaña el responsable nacional, Antonio Deusa, y el de Jaén, Antonio Marcos. Los sindicatos admiten una “avalancha” en sus oficinas de jornaleros que buscan trabajo en Francia. Sin embargo, la mecanización del campo y también la competencia que ejercen trabajadores de otros países, especialmente rumanos, hace que el cupo de mano de obra española no pase desde hace años de los 14.000 vendimiadores, el 75% de ellos andaluces.

Los sindicatos admiten una “avalancha” de jornaleros que buscan trabajo en Francia
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Con 24 años, Adrián Cantalejo, también de Fuentes de Andalucía, es uno de los pocos que se estrena este año en la vendimia francesa. “Trabajaba como oficial de primera en una empresa de pladur, ganando más de 3.000 euros al mes, pero me quedé parado por la crisis de la construcción y no he tenido más remedio que buscar trabajo en el campo”, explica antes de subirse al autobús. Pero cuando vuelva a Sevilla el mes que viene no tendrá más expectativa que cobrar el subsidio agrario. Y así hasta que llegue la campaña de la aceituna, donde muchos de estos vendimiadores buscaran acomodo en algún tajo de Jaén o Córdoba.

Además de la uva, el sindicato Comisiones Obreras estima que unos 1.500 jornaleros se han desplazado con anterioridad a campañas previas a la uva, como la fresa, nectarina y melocotón en Francia, Bélgica u Holanda. Entre los posibles fraudes de los que alertan los sindicatos se encuentran el que les pidan dinero para consultar las ofertas de empleo, la venta de guías para buscar ofertas laborales o solicitar entre 100 y 300 euros para recibir una preoferta laboral. “El acceso a las ofertas laborales es gratuito, el contrato es una obligación del empleador y que el pagar por acceder a una oferta de empleo no asegura un trabajo”, se indica desde CC OO.

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