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Feijóo encara un otoño cargado de frentes políticos y económicos

El presidente emprende el nuevo curso con múltiples crisis abiertas. El sector naval, los papeles de Bárcenas, los incendios o el futuro de NCG, sobre la mesa

Xosé Hermida
Feijóo (con jersey verde) junto a Rajoy y otros dirigentes del PP en Soutomaior
Feijóo (con jersey verde) junto a Rajoy y otros dirigentes del PP en Soutomaiorlalo r. villar

No ha sido un verano de noticias plácidas para el presidente de la Xunta. Alberto Núñez Feijóo se fue de vacaciones todavía bajo la conmoción de la terrible tragedia ferroviaria de Angrois y ha vuelto en medio del enésimo episodio del eterno drama de los incendios forestales. Mientras disfrutaba del descanso, el presidente ha podido ver publicado que el extesorero de su partido Luis Bárcenas entregó en julio al juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz un documento de 2006, cuando Feijóo ya dirigía el PP gallego, que detalla supuestas donaciones ilegales al partido de 1,8 millones de euros por parte de empresas adjudicatarias de contratos de la Xunta.

 Con estos ingredientes arranca el curso político, envuelto además en la permanente sombra de la crisis económica, que en Galicia tiene escenarios como los sectores naval y financiero donde el jefe del Gobierno autónomo ha intervenido muy activamente sin grandes resultados hasta la fecha. Estos son algunos de los principales frentes abiertos.

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»Un recorte más suave. La música del acto del PP para abrir el curso político, el pasado sábado en Soutomaior, fue clara: la recuperación económica está cada vez más cerca. Esa melodía se parece mucho a la que ya entonó Feijóo —con excelentes resultados — en la campaña a las autonómicas del pasado octubre sin que hasta ahora la realidad le haya acompañado en exceso. De momento, los primeros deberes de la Xunta tras las vacaciones, como de todo Gobierno, son elaborar el nuevo presupuesto. Según el techo de gasto aprobado el pasado 1 de agosto, con 25 millones de euros menos que en 2012, los recortes serán más suaves. Pero el margen para políticas de estímulo sigue siendo muy corto.

»Esperando a Pemex. En el terreno económico, el presidente se ha implicado a fondo en la resolución de la crisis del sector naval. Se acaban de cumplir 15 meses desde que, una mañana de abril de 2012, la radio y la televisión autonómicas interrumpiesen sus programaciones para que Feijóo anunciase un “acuerdo histórico” que permitiría a los astilleros gallegos construir grandes buques para la petrolera Pemex. Desde entonces, la compañía mexicana no ha dejado de mostrar su buena disposición, pero sigue sin haber nada concreto. Ni siquiera se ha cerrado todavía la entrada de Pemex en Barreras, pese a que el astillero vigués ya ha puesto en marcha estos días la ampliación de capital a la espera de la inyección de dinero de México. En aquel país, Pemex está ahora en el ojo del huracán por las resistencias ante el plan del Gobierno de dar entrada a capital privado en la petrolera. Y aún falta por ver qué consecuencias tiene para los astilleros gallegos la decisión de Bruselas de obligar a devolver los incentivos fiscales a la construcción de buques. Fuera de Galicia, La Naval de Sestao denunció la pasada semana que ha perdido un contrato de 100 millones de euros con un armador belga por la “incertidumbre generada”.

»¿Habrá un banco gallego? El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ha anunciado que su propósito es vender Novagalicia Banco (NCG) al mejor postor antes de que acabe octubre. El Gobierno ha decidido adelantar su subasta tras comprobar que la entidad gallega suscita mayor interés que otras nacionalizadas como Catalunya Banc. Hay dos opciones para NCG: o se la lleva un fondo de inversión extranjero o es absorbido por alguna de las grandes entidades que subsisten en el sistema financiero español, Santander, BBVA o Caixabank. La Xunta apuesta sin disimulo por la primera opción, como volvió a recordar ayer mismo en una entrevista en la Cadena SER el portavoz parlamentario del PP gallego, Pedro Puy.

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Se trataría de confiar en un inversor foráneo que mantuviese la marca y dejase la gestión en manos del actual equipo directivo que encabeza José María Castellano. Algo parecido a lo que ya sucedió con R, que ha seguido dirigida desde Galicia después de que Caixanova vendiese, hace tres años, su participación mayoritaria en la compañía al fondo británico CVC. El Gobierno central, que en última instancia controla la operación de subasta, deberá elegir entre los intereses del presidente gallego y el de los grandes banqueros de España. En el frente financiero, el otoño traerá además el cierre de la comisión de investigación creada en el Parlamento gallego para investigar las cajas. No deberían suscitarse muchos problemas para que todos los grupos se pusiesen de acuerdo en el reproche a la actuación de sus antiguos gestores. Pero otra cosa son las responsabilidades que se puedan atribuir a los organismos encargados de vigilar a las cajas, Banco de España y Xunta, un asunto que enfrenta sobre todo a PP y PSOE.

»Bárcenas salpica. Feijóo ha abandonado la confortable posición que ha tenido durante mucho tiempo con el caso Gürtel, que se remontaba a una época en la que él no era “ni militante”. Ahora hay un documento entregado al juez por Bárcenas que enumera supuestos donativos ilegales para las autonómicas de 2005, en las que Feijóo fue cabeza de lista por Pontevedra, y el congreso en el que el actual presidente relevó a Fraga. Con la ayuda de un clamoroso silencio mediático en Galicia, Feijóo pretende enterrar el tema sin dar ni una explicación. Puy lo reiteró ayer en la SER: el “asunto está donde tiene que estar, que es en la Audiencia Nacional” y mientras la justicia no se pronuncie “no hace falta” ofrecer explicaciones. La estrategia es muy similar a la que ha seguido hasta ahora el PP nacional y que en su día recibió críticas del propio Feijóo: cerrojazo informativo y dejar que el asunto corra en los tribunales, donde cuenta con la ventaja de que la mayoría de los delitos que pudieran hallarse ya han prescrito.

El problema es que la oposición parece dispuesta a insistir cómo sea en el Parlamento. Y si Feijóo no accede a comparecer, el asunto rebotará a las sesiones de control al presidente, que ya vivieron tumultuosos momentos la pasada primavera tras conocerse la vieja relación del jefe del Ejecutivo con el contrabandista Marcial Dorado. La negativa del PP a dar la mínima explicación ha llegado al extremo de que ni Feijóo ni los demás reponsables de su partido se han atrevido a garantizar que no recibiesen flujos de dinero negro. Simplemente, dicen que no van a polemizar “con un señor que tiene 57 millones en Suiza”. El mismo señor que durante dos décadas manejó las finanzas del PP nacional.

»Reforma electoral. Sobre el caso Dorado, el Parlamento tiene además un asunto sin resolver desde hace casi tres meses: la petición de amparo del PSdeG para que la Xunta remita a la Cámara los contratos de los hospitales públicos en la época en que Feijóo dirigía el Sergas y pasaba los veranos y las Navidades con el contrabandista. Hay otra cuestión pendiente que sin duda elevará de nuevo la temperatura parlamentaria, ya que el PP quiere aprobar de inmediato la reforma de la ley electoral para reducir el número de diputados.

»La amenaza del fuego. Si en el episodio de los viajes en yate con Dorado pesó como una losa la escandalera que en su día montó Feijóo desde la oposición por la foto del entonces vicepresidente Anxo Quintana en el barco de un constructor, cada vez que rebrotan los incendios forestales al presidente también le vuelve una imagen del pasado: su performance ante las cámaras cuando cogió una manguera para soltar unos chorros de agua sobre el fuego que no lograba apagar el Gobierno bipartito.

Feijóo ha reaparecido con el mensaje triunfalista de que esta campaña ha ardido menos, cuando lo cierto es que hasta julio resultaba imposible ver llamas en el bosque porque la primavera fue la más fría y lluviosa en 27 años. Nunca, desde la gran oleada de fuego de 2006, los incendios habían amenazado tan directamente a zonas pobladas como este agosto. Y si persiste el tiempo seco, el propio Feijóo ha admitido que la amenaza puede prolongarse hasta octubre.

El presidente tiene un gurú particular sobre incendios en quien confía ciegamente: Tomás Fernández-Couto, un veterano funcionario que ejerce de secretario general de Montes. Algunas de sus decisiones, sin embargo, han suscitado gran controversia. Hace dos años, pese a las advertencias meteorológicas, desmanteló el dispositivo a finales de septiembre, y el fuego asoló Ourense durante todo octubre. Ahora ha recuperado las cuadrillas municipales, un modelo que todos los partidos, incluido el PP, habían abandonado ya por poco profesional.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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