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LA DESPOBLACIÓN DEL CAMPO

El sector primario no encuentra relevo

Las ayudas públicas no detienen la pérdida de empleo En una década han desaparecido más de la mitad de los puestos de trabajo

Arkaitz Biritxinaga,en su explotación ganadera Aiarbi, en Berriz
Arkaitz Biritxinaga,en su explotación ganadera Aiarbi, en BerrizFERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Las ayudas públicas no han logrado detener el adelgazamiento del sector primario en el País Vasco en la última década. En 2003 la población ocupada en la agricultura sumaba 18.900 personas; al cierre del año pasado el ligero ascenso registrado no pudo evitar que fueran menos de la mitad. Ni las dificultades económicas han empujado a los jóvenes a la búsqueda de empleo en el campo. Desde el inicio de la crisis económica, ha descendido más del 30% el número de personas que trabaja en la agricultura y la ganadería. En 2012 eran 8.100 en Euskadi.

“No hay relevo generacional”, dice José Antonio Gorbea, ganadero alavés, miembro de la ejecutiva del sindicato agrario EHNE. “Las inversiones para poner en marcha una explotación son muy grandes y la rentabilidad es bajísima. A esto se suma la incertidumbre de los cambios en el Política Agraria Común (PAC)”. Las nuevas incorporaciones al sector primario se promueven con el programa Gaztenek, impulsado por el Gobierno vasco y las diputaciones. En ocho años de funcionamiento Gaztenek ha apoyado 450 proyectos de jóvenes agricultores, a los que el Ejecutivo ha destinado ayudas por importe de 7,5 millones de euros y asesoría durante tres años para facilitar su mantenimiento.

La explotación ganadera Aiarbi, en Berriz, ha sido uno de los proyectos acogido a Gaztenek. Su propietario, Arkaitz Biritxinaga, de 33 años, controla desde el ordenador la producción diaria de leche de cada una de sus 385 vacas frisonas. Las crestas del monte Anboto se recortan al otro lado de la ventana de una granja en la que un robot acerca la comida a los animales, un cepillo gira sin parar para rascarles el lomo, y los sensores alertan si la temperatura ambiente sube por encima de los 25 grados para encender los ventiladores, porque a las vacas no les gusta el calor.

“Es un trabajo de vocación. Se mueve mucho dinero, pero no es boyante

La ordeñadora, tecnología de última generación, se pone en marcha dos veces al día y logra extraer 5.000 litros de leche de una calidad excelente. “Es un trabajo de vocación. Se mueve mucho dinero, pero no es un negocio boyante”, dice Biritxinaga, uno de participante en Gaztenek premiado por el éxito de su explotación, leche de calidad superior a la estándar, y por la que la fábrica de queso que la compra en su totalidad paga más que el precio base. “Si no te gusta, no se aguanta un trabajo en el que no se cuentan las horas”, explica Biritxinaga. ¿A quién atrae el trabajo en el campo? Como Biritxinaga, propietario de la explotación junto a su hermano Aitor, los otros premiados de Gaztenek han contado también con el apoyo familiar.

Gorka Azurmendi ha incorporado una quesería para elaborar Idiazabal a la granja de ovino que ya explotaba su hermano en Gipuzkoa; Nerea y Miriam Arrizabalaga se hicieron cargo del caserío que llevaba su madre en Deba, y abrieron el camino de la horticultura ecológica. El 65% de las personas que en 2012 se acogieron al Gaztenek son hombres. Casi todos los proyectos son unipersonales: los 70 planes presentados (23 en Álava, 21 en Bizkaia y 26 en Gipuzkoa) solo suman 75 promotores. Los horticultores forman el subsector agrícola más numeroso, con especial incidencia en Gipuzkoa. Las explotaciones de ganado ovino destinado a la producción de leche, también tiene un peso importante, pero ni un solo baserritarra acogido al plan Gaztenek se dedica al negocio forestal ni a las plantas ornamentales.

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Las ayudas obligan a hacer inversiones muy fuertes

Los tres fruticultores acogidos a las ayudas están radicados en Gipuzkoa. Gorbea cree que el sector primario sufre un proceso de reestructuración brutal, que no permitirá sobrevivir a las explotaciones pequeñas. El miembro de EHNE dice que es el momento de soluciones más imaginativas para garantizar el futuro. Sugiere, por ejemplo, una especie de contrato de relevo en el que se facilite la incorporación de jóvenes a explotaciones en marcha que no tienen visos de continuidad dentro de la familia. “Las ayudas que ahora funcionan para los jóvenes obligan a realizar las inversiones en pocos años y adquieren un compromiso de permanencia a largo plazo”, explica. “¿Qué pasa si no funciona?”. Los agricultores y ganaderos no se cansan de repetir que lo suyo, sin contar las ayudas, requiere vocación.

Una bolsa de tierra con 53 hectáreas

Eva Larrauri

Agricultores y ganaderos necesitan, para empezar, suelo. Si no llega por vía familiar, el precio de la compra o el alquiler en el mercado dispara los costes y dificulta la viabilidad del proyecto. La Diputación de Bizkaia impulsó un camino intermedio: un banco de tierras.

El Fondo de suelo agrario ha hecho ya tres entregas. La primera adjudicación alquiló a finales de 2011 a siete jóvenes parcelas en los municipios de Bermeo y Busturia que sumaban 31 hectáreas, cedidas por los respectivos municipios con ese fin. En junio del pasado año el banco de tierras entregó a cuatro baserritarras otras seis hectáreas, repartidas en parcelas ubicadas en terrenos de Busturia y Galdames. Por vez primera, parte del terreno fue cedido por un particular.

La última entrega puso a disposición de nuevos productores del sector primario tres parcelas, con un total de 16 hectáreas. En esta adjudicación, las tierras estaban destinadas a explotaciones de vacuno de leche y carne.

Los jóvenes arrendatarios pagan una renta que va de los 340 a los 1.250 euros, establecida por una comisión técnica en la que participan los sindicatos de agricultores y Eudel, y que también da su visto bueno a la selección de los beneficiarios.

La diputada de Agricultura, Irene Pardo, pide a los propietarios de tierras inactivas que se animen a cederlas al Fondo de suelo agrario. “Ayudan a generar empleo juvenil, actividad económica, gestión del territorio y cuentan con la garantía de la Diputación de Bizkaia como intermediaria”, destaca.

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