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“Queremos un trato humano”

Los subsaharianos de la nave de Puigcerdá temen el desalojo y piden soluciones

Camilo S. Baquero
Un inmigrante abandona la nave ocupada en Pueblo Nuevo.
Un inmigrante abandona la nave ocupada en Pueblo Nuevo.ALBERT GARCIA

Hace dos años, la puerta de la nave industrial de Puigcerdá 127, en el distrito barcelonés de Poblenou, se abrió de par en par. Allí vivían unos pocos subsaharianos que se dedicaban a recoger chatarra por la ciudad en carritos de súper, como ocurría en otros inmubles similares en esta zona de la ciudad. Pero las circunstancias les obligaron a abrir su casa ocupada a otros. Muchos venían de otros asentamientos que ya habían sido desalojados por orden judicial. Algunos terminaron allí porque las naves donde vivían fueron consumidas por el fuego. A otros, la pérdida de un trabajo estable les impidió continuar pagando una vivienda.

El inmueble terminó por convertirse en el asentamiento irregular más grande de la ciudad, una suerte de comunidad con todos los problemas propios de un colectivo humano. A partir de mañana, por orden judicial, se podrá realizar el desalojo de sus habitantes, dejando abierta la posibilidad a tener en la calle y sin techo a cientos de personas. El Ayuntamiento dice que los servicios sociales les atenderán a todos. Ni los vecinos ni las entidades de apoyo vecinal se fían.

El inmueble, comido por el polvo, es propiedad de Fincas Riana y estaba abandonado desde hace tiempo. Algunos de sus habitantes —223 de acuerdo al censo de los vecinos, 153 según la Cruz Roja, que desde enero brinda allí ayuda humanitaria “urgente”— ya se han buscado un sitio para irse. Ayer se podía ver a muchos marcharse con algunas de sus pertenencias, dejando atrás las pilas de chatarra que les han garantizado la supervivencia. “No me gustan los problemas. Algo habrá que buscar”, aseguró Ismael, de Ghana, que sólo se limitó a agregar que ahora vivirá “con amigos” por un tiempo.

En la memoria de muchos están los abusos policiales en el desalojo de otros sitios, como una nave en la cercana calle de Sancho de Ávila. “Queremos un trato humano”, pide Kheraba, una de las cabezas visibles de los subsharianos que aún están en la nave. Llegó hace 16 años al Maresme, en las primeras oleadas migratorias africanas. Habla catalán perfecto. Él ha participado en las reuniones que la Red de Soporte a los Asentamientos ha tenido con el Ayuntamiento, la Generalitat y la Subdelegación de Gobierno.

“Muchas palabras, pero pocho hechos”, se lamenta Khereba. Una queja que también repiten el abogado del colectivo, Andrés García, y el líder vecinal Manel Andreu. En la reunión con el alcalde Xavier Trias, este se comprometió a que nadie se quedaría sin techo y a que el desalojo se haría de una manera tranquila. Pero la principal lucha de la Red es por la legalización de aquellos que se encuentran de manera irregular en España. Todas las Administraciones se comprometieron a agilizar los trámites, aunque se negaron a dar una solución colectiva. Tener la documentación en regla es fundamental para poder participar en los itinerarios laborales que propone el Consistorio.

“Llevamos tres meses tratando de buscar salidas para los trámites con Extranjería y la respuesta solo ha llegado días antes del desalojo. Muchos de los habitantes de la nave están comenzando y buscando los documentos”, explica García. “El dispositivo puesto en marcha por el Ayuntamiento para el realojamiento y los trámites, en el que interviene la Cruz Roja, es muy lento. Hoy se están dando entrevistas para el día 31 de julio. El compromiso con el alcalde era que todo fuera ágil para que hubiera menos personas a partir de hoy”, dice Andreu. La Red ha convocado para hoy una concentración a las 8 de la mañana, para protestar por la falta de respuesta oficial.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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