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Un narco recurrió a una vidente para buscar el éxito de un alijo de cocaína

El jefe de los GRECO confirma un repunte de los grandes transportes marítimos

El comisario Ricardo Toro, jefe de los Grupos de Respuesta Especial al Crimen Organizado (GRECO).
El comisario Ricardo Toro, jefe de los Grupos de Respuesta Especial al Crimen Organizado (GRECO).LALO R. VILAR

El 29 de mayo, la policía antidroga española se apuntó un rotundo éxito: la retirada del mercado de millones de dosis de cocaína. Llena de anécdotas de todo tipo, la operación culminó 15 días después de la captura de un destartalado pesquero que a duras penas fue remolcado al puerto de Vigo por el buque Petrel de la Agencia Tributaria con una dotación de los GEO que lo asaltaron cuando llevaba varios días esperando que una embarcación recogiese el alijo de 3,3 toneladas que llevaba a bordo.

Esta accidentada espera que obligó al buque nodriza a realizar giros en torno a las mismas coordenadas donde estaba previsto el trasvase de la cocaína precipitó la intervención policial. Mientras en alta mar se preparaba el asalto, decenas de agentes controlaban todos los movimientos del grupo gallego que esperaba salir de la ruina con el desembarco de la droga.

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Los jefes, dos históricos de las viejas redes gallegas, y un joven aprendiz de la tercera generación del famoso clan de Los Charlines, habían organizado el transporte con un traficante venezolano intermediario de los carteles sudamericanos. Todo estaba preparado para coronar este envío de 113 pesados fardos de fabricación colombiana con aproximadamente 27 kilos de coca, identificados con el nombre de “Superman”, que iban a generar a la organización unos beneficios de más de 100 millones de euros.

La euforia de los gallegos quedó recogida en los pinchazos telefónicos previos al desembarco. Policías de la unidad especializada de los GRECO, interceptaron, entre cientos de conversaciones, las llamadas a una línea de tarot que realizó uno de los dirigentes del transporte que consultaba a una vidente los augurios de la operación. En más de 20 ocasiones, Manuel Rodríguez Camesella contactó con la adivina venezolana que en todo momento predijo el éxito de los traficantes, incluso después de producirse el primer contratiempo al averiarse el velero que iba a recoger la droga al barco nodriza. Pero el 26 de mayo ninguna embarcación salió al encuentro del narcobuque. El velero, que se había intentado reparar en un astillero de Oporto, no pudo emprender viaje, y mientras localizaban otro, la preciada carga ya regresaba al delta del Orinoco de donde había partido el barco un mes antes. Ni la nave de apoyo ni las planeadoras hicieron su cometido.

El jefe de los Grupos de Respuesta Especial al Crimen Organizado (GRECO), Ricardo Toro, cree que los organizadores de este importante transporte son los mismos que en marzo pasado enviaron otros 1.800 kilos de cocaína con destino a Galicia que también fueron intervenidos en alta mar por las coincidencias entre ambas operaciones. “Hay indicios de un repunte de los transportes que hacían los clanes históricos porque los beneficios son mucho mayores, multiplican por diez veces el precio de la cocaína en origen”, afirma Toro. “Estamos hablando de primeras empresas internacionales en beneficios, donde no hay eres, con prácticamente el cien por cien de reincidentes pese a los continuos golpes que reciben”, apunta el responsable policial. Frente a ello, Toro resalta el hecho de que cada tripulante del barco, de nacionalidad indonesia, había cobrado 6.000 euros ante de iniciar el viaje. Uno de ellos los llevaba sujetos a su estómago cuando fue detenido.

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Los síntomas de la arruinada economía de los jefes gallegos fueron los registros policiales: Nada de dinero y en los zulos de las casas de Manuel Carballa y José Luis Viñas se encontraron cajas de joyas vacías, mientras en la de Marcos Vigo hallaron varios escondites donde solo quedaban las gomas de atar los fajos de billetes. España se encuentra en la cabeza de los países consumidores pero también está en el ranking de las incautaciones de droga como país estratégico en la entrada de cocaína. “No somos el vigía de Occidente pero sí guardianes de la puerta y eso requiere un enorme esfuerzo humano y económico”, añade Toro.

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