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Una avería precipitó la operación que decomisó los 3.400 kilos de coca

El pesquero ha llegado a Vigo donde han desembarcado a los tripulantes arrestados

Foto: atlas | Vídeo: VIDEO: ATLAS

La inmensidad del Atlántico es el mejor aliado de los narcos para transportar los cargamentos de cocaína pero en ocasiones como esta una maniobra extraña les puede delatar. La madrugada del 26 de mayo, la organización sudamericana que preparó el envío de 3.400 kilos de cocaína a Galicia, tenía previsto que el buque nodriza Riptide, los transbordara a un velero que se encargaron de proporcionar los socios gallegos en la operación. Pero una avería inesperada impidió al narcovelero salir al encuentro del pesquero en alta mar. Después de varios días esperando en medio del océano, el capitán decidió poner rumbo de regreso a Venezuela con la carga en sus bodegas. Este giro inesperado precipitó tres días después el abordaje del Riptide, de bandera senegalesa, a unas 1700 millas de Canarias, en la que participaron agentes del DEO a bordo del buque Petrel de la Agencia Tributaria y un avión del Ejército del Aire.

El velero averiado Pisapo fue localizado por agentes de Greco en el puerto de Moaña (Pontevedra) en medio del operativo en tierra. Se frustraron así los planes de la organización de introducir por las Rias Baixas y a través de planeadoras el mayor alijo intervenido este año cuya venta hubiese superado los 100 millones de euros en el mercado negro. El Riptide, que a duras penas podría haber regresado a Venezue por el mal estado de su casco y de los motores, es un barco de los llamados de “último viaje” porque es hundido una vez que cumple su cometido. Remolcado por el Petrel y tras 15 días de lenta navegación llegó ayer al puerto de Vigo donde fueron desembarcados los 113 fardos que llevaba a bordo.

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El enlace venezolano de la organización fue detenido en el aeropuerto de Lavacolla cuando intentaba huir. El grupo gallego que operaba desde la Ría de Arousa estaba dirigido por tres conocidos traficantes considerados del segundo escalón que habían adquirido experiencia trabajando para otros clanes. Antonio Carballa Magdalena, de 57 años, de Sanxenxo, es uno de los cabecillas y que acaba de ser condenado a cinco años de prisión por blanqueo de dinero y la incautación de todos sus bienes. José Luis Viñas Morgade, de Cambados, el hombre de los contactos con los carteles sudamericanos del grupo, ya condenado en la Operación Nécora también se encuentra en la jefatura del grupo junto a Juan Marcos Vigo Fernández, de 36 años, con numerosos antecedentes policiales y perteneciente a la tercera generación del famoso clan de Los Charlines.

El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, calificó de “excelente” esta operación policial y que demuestra que se mantiene una "lucha sin cuartel" contra el tráfico de drogas. Martínez confirmó que hasta abril de 2013, la Policía se ha incautado de 80 toneladas de hachís, 11 toneladas de cocaína y 49 kilos de heroína en diferentes operaciones.

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