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Botella recortará el 90% de plantilla de la EMVS en su tercer ERE en seis meses

La empresa de la vivienda, en plena liquidación, pasará de 342 a 38 empleados Lissavetzky: “A una entidad con fines sociales no se le puede pedir beneficios”

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, durante su intervención ayer el II Foro Global de Sostenibilidad.
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, durante su intervención ayer el II Foro Global de Sostenibilidad.Fernando Alvarado (EFE)

Hace ya más de un año que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella (PP), anunció la elaboración de un plan para reestructurar las empresas municipales. Debía estar listo en septiembre, pero finalmente se aplazó sin fecha a la espera de conocer la reforma legal de los Ayuntamientos que está preparando el Gobierno (PP).

Eso no ha sido obstáculo sin embargo para que, por la vía de los hechos, con plan o sin él, Botella haya empezado ya a poner patas arriba las empresas municipales. Algunas, para cambiar su filosofía, bajo la influencia de la tragedia del Madrid Arena. Otras, porque amenazaban con quebrar antes incluso de que al Gobierno le diera tiempo a cerrar su reforma.

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Y todas, con un objetivo en común: reducir personal. En los últimos seis meses, el Ayuntamiento ha puesto en marcha dos expedientes de regulación de empleo (ERE), y tiene listo ya el siguiente.

Izquierda Unida: “La ruina no es por los trabajadores”

  • El líder municipal de IU, Ángel Pérez, ha culpado de la situación de la EMVS a las "políticas nefastas" del PP.
  • Pérez ha avisado: "Sin este instrumento público, Madrid puede sumergirse aún más en una situación en la que ya está inmersa, con pisos vacíos, y no podrá recuperarse de eso".
  • ]"La EMVS no tiene su ruina en los trabajadores ni en el mantenimiento del personal, cuyo coste no es más del 15% del presupuesto", ha añadido.
  • El líder socialista, Jaime Lissavetzky, ha recordado que la EMVS tiene carácter social: "Si se le pide que tenga beneficios y mantenga esos fines sociales al mismo tiempo, no puede funcionar".

Según la documentación confidencial a la que ha tenido acceso EL PAÍS, el ajuste afectará al 90% de la plantilla de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo, que pasará de 342 a 38 empleados.

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El primer ERE: Macsa. En su último día como alcalde, en diciembre de 2011, Alberto Ruiz-Gallardón (PP) cerró un acuerdo con los sindicatos (CC OO, UGT y CSI) para “mantener el empleo y las condiciones laborales” el resto de legislatura. Botella refrendó la promesa, pero apenas duró medio año.

En julio de 2012, Madrid Arte y Cultura (Macsa), la empresa municipal que gestiona teatros y actividades culturales, anunció que, tras el recorte del 36% de presupuesto, iba prescindir del 30% de su plantilla. De 318 empleados pasaría a 243, mediante despidos individuales (“que tienen un coste económico alto y son traumáticos”) o con un ERE (“que es más traumático aún”). Tras un mes de negociaciones y huelgas, el ERE se cerró con 39 traslados y cinco bajas voluntarias. El delegado de Las Artes, Fernando Villalonga, llegó a decir que el ERE se hizo “por voluntad de los trabajadores”. “Nos forzaron”, añadió. Una vez cerrado el acuerdo, Villalonga pidió poderes excepcionales para echar a nueve empleados, entre ellos representantes sindicales, en represalia por una protesta autorizada en el teatro Español. Fue obligado a rectificar por Botella.

El segundo ERE: Madridec. La inmobiliaria municipal, Madrid Espacios y Congresos (Madridec), arrastra una deuda colosal y está en quiebra y liquidación. El propio Ayuntamiento ha reconocido que fue usada durante años con fines políticos. El plan de reestructuración, al que tuvo acceso este periódico, implicaba no solo la venta o privatización de sus instalaciones (Caja Mágica, Madrid Arena, Palacio de Congresos), sino también un ERE que afectaba en un principio a 38 de sus 85 trabajadores.

Antes, se había despedido a otros nueve, aunque ese ajuste tuvo que ver también con la tragedia del Arena. La empresa ha convocado hoy a los 22 trabajadores a los que afectará finalmente el ERE; prevé la menor indemnización posible. Además, podría sumar otras tres salidas. Y queda en el aire el futuro de otros 38 trabajadores: dependen de que se logre sacar a concurso la hostelería del Palacio de Congresos.

El tercer ERE: la EMVS. Aún sin anunciar, figura en los planes de la dirección de la empresa municipal de la vivienda, y en la auditoria confidencial de PricewaterhouseCoopers. La auditora concluye que la empresa no es viable (adeuda 630 millones a los bancos, cinco veces y media su cifra de negocios). “La dirección cuenta actualmente con una propuesta de reestructuración de personal consistente en reducir de 342 a 38 personas, pasando de un gasto anual de 15,6 millones a 1,6 millones”, asegura el informe.

Entre las ventajas, la auditora destaca: “La actividad no se resiente, y hay una mejora en tesorería”. Entre las desventajas, “un coste social relevante (304 personas) y que el ahorro no es inmediato por las indemnizaciones (2,4 millones)”.

La dirección de la EMVS tiene otra propuesta menos agresiva, que pasa por reducir a la mitad el gasto de personal; eso permitiría seguir realizando una serie de labores desde la EMVS que, con el otro plan, deberían sacarse a concurso público. Aunque no se especifica así, se alude a Rehabilitación y Servicios Sociales, donde ahora trabajan 57 personas.

La reestructuración “agresiva” prevé traspasar a 122 trabajadores al Ayuntamiento y 26 a Madrid Movilidad (empresa municipal de aparcamientos); extinguir 46 contratos de interinos y echar a 88 empleados. El área de Dirección pasaría así de ocho a dos personas; quedarían dos personas en el Departamento Económico, tres en Asuntos Generales, 13 en Gestión del Patrimonio, 13 en Gestión del Alquiler y cuatro en el Departamento Jurídico. En total, supondría una reducción de costes laborales del 90%.

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