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El PP catalán se queda solo con su modelo de financiación

La propuesta no convence ni a los ‘barones’ ni a la patronal

Àngels Piñol
Alicia Sánchez-Camacho y Pere Navarro, en el Parlament.
Alicia Sánchez-Camacho y Pere Navarro, en el Parlament.Carles Ribas

El Partido Popular aprobó hace un año por unanimidad en su congreso un modelo de financiación singular para Cataluña que choca abiertamente con los barones populares y no despierta simpatías ni siquiera en la patronal catalana. El plan aspira a que la Generalitat recaude más impuestos, que Cataluña no descienda en el ranking de riqueza tres su aportación a la caja común y que la solidaridad, inspirada en cómo la aplica la Unión Europea, sea finalista y no ilimitada. Acostumbrados desde siempre a seguir las directrices de Génova, los populares han atravesado una línea roja —“Vamos un paso por delante”— a riesgo de ser criticados en el resto de España. Su objetivo es ocupar el vacío que ha dejado CiU, que soslaya la reivindicación económica en aras del soberanismo.

La cuestión es que el PP catalán ha movido ficha pero tiene serias dificultades para trasladar su mensaje pese a que insisten en que se inscribiría dentro de la LOFCA. “Podemos negociar de forma bilateral pero se acabará pactando entre todas las comunidades”, dijo la semana pasada el portavoz y diputado Enric Millo, tras reunirse con todos los parlamentarios de su formación. El problema es que ningún dirigente nacional ha avalado la fórmula. El propio ministro de Exteriores, José Manuel García-Bargallo, mano derecha de Mariano Rajoy, lo descartó en una reciente visita a Barcelona. “No, no me sentí desautorizada”, dijo una semana después Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP catalán. “Ya he hablado con él. Ha entendido nuestra propuesta y ha visto que no era lo que se había publicado”.

No fue ese el primer gesto de desdén. Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, también se desmarcó del modelo singular. Y Sánchez-Camacho, que hace un año advertía de que el pacto fiscal crearía “fractura social”, mostró enérgicamente su enfado con el presidente extremeño, José Antonio Morago. Directamente, le invitó a leer la propuesta antes de juzgarla. “La cuestión es que el soberanismo lo impregna todo. Nos dicen, “¿Por qué ayudaros cuando nos acusan de ser ladrones y amenazan con irse de España?”, sostiene una concejal popular.

El PSC, a la expectativa

Pere Ríos

El Gobierno catalán aun no ha movido ficha para intentar sumar al PSC al modelo de financiación que se vaya a negociar. “No nos han enseñado ningún papel ni se ha producido ninguna aproximación”, explica Maurici Lucena, portavoz parlamentario del PSC y responsable de temas económicos.

La Generalitat ha filtrado que Artur Mas se reunió con el primer secretario del PSC, Pere Navarro, el pasado día 19 para sondearle sobre la financiación, pero los socialistas lo niegan. “Fue una conversación más de las muchas que mantienen cada cierto tiempo y en las que se abordan temas muy genéricos”, asegura Antonio Balmón, secretario de acción política del PSC. “No se concretó nada”, dijo.

La estrategia socialista pasa por mantenerse a la expectativa. Consideran que Mas el que debe llevar la iniciativa con el Mariano Rajoy. “Y tampoco sabemos dónde está el PP”, añade Balmón.

Las diferencias quedaron plasmadas en una reciente reunión para abordar el déficit —se trató de la posibilidad de que fuera asimétrico— convocada por María Dolores de Cospedal, número dos del PP y a la que acudió Javier Arenas, el ministro Cristóbal Montoro, todos los consejeros de Economía de las comunidades donde gobiernan y los portavoces de esa área donde son oposición. La reunión, según informó Nació Digital, provocó un encontronazo entre Millo y algún asistente. "Hubo algún comentario jocoso sobre Millo diciendo: "¡Uy! El que lo lía todo", cuentas fuentes conocedoras del encuentro. El propio Millo explicó que intervino para señalar que era razonable que las comunidades más endeudadas y que más contribuyen en solidaridad a la caja común pudieran gozar de alguna contrapartida. “No hubo tensión”, matiza Millo, “pero en definitiva dije que al final se está hablando de las personas que viven en Cataluña con independencia de quien esté gobernando”.

El PP catalán subraya que es el único partido que ha hecho un esfuerzo en defender un modelo propio y destaca que es el suyo es un sistema realista, equilibrado y factible. Su apuesta es una tercera vía o nuevo camino entre el pacto fiscal y el esquema actual que creen que no funciona. Pese a que el pacto fiscal es apoyado por la mayoría del Parlament, el PP lo rechaza porque cree que el modelo vasco no es extrapolable.

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Pero ni siquiera Gay de Montellà, presidente Fomento, admite esa tesis y la semana pasada en Madrid defendió otra vez la reforma constitucional para consagrar el pacto fiscal. Pese a ello, el PP cree que al final podrá seducir a los empresarios y aseguran que en actos en que han ido a explicar su modelo han logrado establecer complicidades. “Muchos lo firmarían con los ojos cerrados”, dicen miembros del partido. Su impresión es que el proceso soberanista ha contagiado todas las instancias y que ahora es difícil recular. El nuevo modelo se empezará a negociar en otoño y los populares confían en que cuaje su idea en el resto de barones: “Para que un coche tire, hay que ponerle aceite. Es igual como esté el chasis pero el motor tiene que tirar”.

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