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Una mirada irónica y entretenida sobre la transición

Antonio Valero encarna a Adolfo Suárez en el Talia de Valencia

Ferran Bono
El director Carlos Martín, el actor Antonio Valero, el director del CDN, Ernesto Caballero y el director Santiago Sánchez.
El director Carlos Martín, el actor Antonio Valero, el director del CDN, Ernesto Caballero y el director Santiago Sánchez. JOSÉ JORDÁN

Para aproximarse a la Transición es recomendable disponer de la herramienta de la ironía, además de la emoción y la información, decía el periodista y escritor la Manuel Vázquez Montalbán en los 2000. Lo recordaba esta mañana el director de la compañía valenciana l'Hom Imprebís, Santiago Sánchez, para referirse a la ironía que impregna la obra Transición, que se representará del 17 al 28 de abril en el Teatro Talia de Valencia.  

El actor valenciano Antonio Valero se pondrá en la piel de Adolfo Suárez en esta coproducción del Centro Dramático Nacional y de las compañías L'Om Imprebís, Teatro Meridional y Teatro del Temple.

Dirigida por Carlos Martín y Santiago Sánchez y escrita por Alfonso Plou y Julio Salvaterra, en colaboración con los actores, la obra llega a Valencia tras cinco semanas en el Teatro María Guerrero de Madrid.

Transición, en palabras de Santiago Sánchez, de L'Om Imprebís, no es un espectáculo "historicista", sino que parte "del aquí y el ahora".

El espectáculo parte del presente, con la visita de un paciente, Suárez, a una clínica porque tiene alzhéimer, y reconstruye los primeros años de la democracia a través de recuerdos, imágenes y canciones de la época.

"Estamos haciendo la Transición entretenida", afirmó Antonio Valero, quien recordó que durante aquellos años el "miedo colectivo" era "lo que unía" a los españoles.

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El actor valenciano admitió que nunca votó por Suárez, aunque reconoció que interpretarlo ha sido "muy gratificante".

Durante la Transición, aseguró Valero, la clase política española representó Fuenteovejuna, mientras que en la actualidad, apuntó, representa El enemigo del pueblo.

Se trata de una obra concebida "desde la sala de ensayos", según Santiago Sánchez, en colaboración entre dramaturgos y actores, un proceso de creación que Valero definió como "clásico", ya que, ha recordado, William Shakespeare también escribía sus obras mirando a los actores. A veces alargaba una escena porque comprobaba que no les daba tiempo, por ejemplo, de hacer mutis por el foro.

La implicación de los actores da "un plus" a la obra, afirmó el director del Centro Dramático Nacional (CDN), Ernesto Caballero, quien ha señalado que el espectáculo es "excepcional", tanto por el modo en que se ha escrito como por la cooperación entre las tres compañías de distintas comunidades autónomas y el CDN.

Según Caballero, la colaboración no es habitual en una profesión "de francotiradores y, en ocasiones, de mercenarios".

"Al ser modélico el proceso, ha sido modélico el resultado", añadió Caballero, quien destacó la afluencia de público joven que ha tenido en Madrid esta obra que, ha añadido, "incita a conocer".

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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