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“Mis hijas no vivirán en la calle”

Rafik y sus familiares son los primeros inquilinos del tercer bloque ocupado por la PAH en Sabadell

Rafik y su familia, en la imagen con su hija Jihan, vivirán en un piso del bloque ocupado por la PAH en Sabadell.
Rafik y su familia, en la imagen con su hija Jihan, vivirán en un piso del bloque ocupado por la PAH en Sabadell. ISABEL MARQUÈS

Los niños correteaban por la acera, frente al bloque de 40 viviendas nuevas de la calle de Sant Ferran. Se entretenían jugando mientras sus padres montaban guardia o limpiaban el edificio que habían ocupado el día antes en Sabadell los activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Propiedad del Banco Mare Nostrum, permanecía vacío desde hacía cuatro años. Ya no lo estará más. Rafik Kchikeche y su familia serán hoy los primeros inquilinos del inmueble, porque mañana les iban a desalojar de su piso de alquiler.

“Son cinco personas, tres de ellas menores, y no tienen ingresos. No se podían quedar en la calle”, argumentó ayer Déborah Serrano, portavoz de la PAH, en Sabadell. Más adelante, probablemente a finales de esta semana, decidirán en asamblea —como deciden cualquier iniciativa— quiénes serán sus vecinos, siempre familias desahuciadas o en trámites de serlo, sin ingresos y con hijos.

Rafik, casado y con tres niñas de ocho, cinco y un año de edad, vino de Marruecos “buscando una oportunidad” en 2001. Trabajó en la construcción y de guardia de seguridad y formó su propia familia. “Durante 10 años estuvimos bastante mejor que en Casablanca. Ahora ya no. Mi mujer y yo podríamos dormir en la calle, pero mis hijas no. Mañana, si Dios quiere, entraré con la familia”. Sin la ayuda de la plataforma no habría conseguido resolver esta situación en tan pocos días. “Conocerles ha sido una suerte”, explica.

Hace una semana Rafik estaba en Marruecos; su madre está enferma y, de paso, aprovechó para buscar trabajo, sin éxito. Al volver a Sabadell su mujer le contó que en su ausencia les habían intentado desahuciar, aunque los mossos y el secretario judicial les dieron 15 días más para encontrar otro alojamiento. “Desesperado”, acudió a la asamblea local de la PAH, que ya estaba a punto de entrar en este bloque, porque “tenía todas las papeletas”. “Es de una entidad financiera intervenida por el Estado”, subraya Serrano.

Se trata del tercer edificio que ocupa la plataforma en el municipio. Hay 40 pisos, repartidos en cinco plantas, con sus respectivas plazas de aparcamiento. Aunque carecen de luz —“nos iluminaremos con un candil”, dicen—, tienen agua, suelo de parqué, vitrocerámica, lavadora-secadora y hasta lavavajillas.

Cuatro personas han sido imputadas por esta ocupación. Rafik, de 42 años, por usurpación de vivienda. Dos activistas locales y la abogada solidaria de la plataforma, por desobediencia a la autoridad y resistencia. Mientras declaraban en comisaría, sus compañeros se concentraron fuera. La consigna: “¡Sí se puede!”

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