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Soñar un futuro sobre un activo tóxico

La PAH ocupa en Salt un bloque de pisos vacío propiedad del banco malo La asociación prevé cederlos entre familias que se hayan quedado sin casa

Bloque ocupado por la PAH en Salt.
Bloque ocupado por la PAH en Salt.pere duran

Es uno de los más de 80.000 pisos que las entidades financieras nacionalizadas o que han recibido ayuda del Estado han traspasado al banco malo. Un activo tóxico. También es la única mota de vida en una manzana de edificios vacíos y promociones inmobiliarias fallidas en Salt (Gironès). La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ocupó el viernes un bloque de flamantes pisos sin estrenar para cederlos a familias desahuciadas y reclamar más alquileres sociales. Una acción transgresora que ha recibido la solidaridad de vecinos y entidades sociales.

“Me hubiese conformado con un edificio en ruinas”, ilustra Oriol Riu, uno de los activistas que merodea por el piso donde se ha establecido el centro de operaciones. Pero no, el bloque de 30 pisos en cinco alturas con fachada de ladrillo forma parte de una promoción reciente y cuenta con todas las comodidades: suelos de parqué, cocina con vitrocerámica, calefacción... Afuera, un campo yermo ha sido convertido en un huerto en solo tres días. Bajo el sol primaveral lo trabaja Aliou Sabale, un inmigrante senegalés que pronto perderá su piso hipotecado. “Esto es una lucha colectiva. Cuando me desahucien, quizás tenga que venir a vivir aquí”, dice mientras remueve la tierra con la azada.

Detrás de Aliou destaca el anuncio en letras verdes que han pintando los activistas en un muro: Obra Social de la PAH. “Este edificio es propiedad del Banco Mare Nostrum. Esta acción pretende la recuperación de viviendas vacías en manos de entidades financieras”, decía la nota que el viernes por la tarde repartió la PAH para explicar la acción. Cuando un miembro de la plataforma llamó a la entidad para preguntar por un piso del bloque antes de la ocupación, la contestación fue que “no estaba en alquiler ni en venta”. Aunque los activistas se han preparado para defender el edificio con uñas y dientes, es poco probable que la policía venga a echarles, al menos en el corto plazo. El edificio ha pasado a nombre de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), el llamado banco malo. Esta sociedad ha sido creada por el Estado para que los bancos con problemas le transfieran sus inmuebles para su futura venta.

Los ocupantes han empezado a cultivar un huerto en el solar venico al inmueble

“Banco Mare Nostrum no tiene autonomía para hacer nada”, afirma un portavoz de la entidad, que ha recibido 1.645 millones de euros de dinero público. Es decir, ellos no denunciarán la ocupación y el Sareb aun tardará un tiempo en empezar a reclamar sus bienes La noticia es recibida con júbilo por los miembros de la PAH, mientras se preparan para hincar el diente al pollo que se cocina a fuego lento en una gran olla. Los primeros en ponerse a la mesa son los niños, que están de vacaciones y se lo pasan en grande en el huerto y jugando a la pelota por la finca. “¡Que todo el mundo se busque un taburete!”, grita uno de los pequeños antes de atacar su plato.

En el 1º 1ª de la calle Doctor Castany, todo es ilusión. Se percibe la fuerza aglutinadora de la PAH: hay mujeres, hombres y niños, jubilados y parados, autóctonos e inmigrantes. La mayoría tienen algo en común: son “afectados”, como dicen ellos en su jerga. Se hipotecaron y han perdido el piso o están a punto de hacerlo. Cuando la situación se “estabilice”, la PAH irá cediendo las viviendas a familias que las necesiten. “Queremos ser ejemplo”, resume la portavoz, Marta Afuera. La plataforma presiona así para que se concedan más alquileres sociales baratos y para que los municipios declaren la “emergencia habitacional” y comiencen a ceder los pisos vacíos a las familias sin ingresos.

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El #blocsalt —etiqueta en la red social Twitter— no es el primer caso de ocupación por parte de la PAH: otros ejemplos en Olot o Terrassa se han puesto en práctica con mayor o menor éxito. Desde el balcón del piso ocupado se ve un personaje inanimado plantado en el huerto. No es un espantapájaros: es un “espanta-bancos”, vestido con una camiseta verde de la PAH y con una señal de stop-desahucios como cabeza.

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