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El aislamiento y el ahogo económico obligan a Mas a cambiar de estrategia

El PSC supedita el pacto con CiU a que no haya consulta sin un pacto con Rajoy

Miquel Noguer
El presidente Mas en el Parlamento de Cataluña.
El presidente Mas en el Parlamento de Cataluña.CARLES RIBAS

Las alarmas del Palau de la Generalitat saltaron ya el 14 de febrero. Aquel día el Gobierno catalán anunció a los funcionarios que se disponía a recortarles una paga extra como ya hizo el año pasado. La medida, previsible, era un secreto a voces y el Ejecutivo de Artur Mas no esperaba que causara una gran polvareda más allá de las quejas de la oposición y los sindicatos. Pero no fue así. Esquerra Republicana (ERC), que ni dos meses antes había firmado un pacto de legislatura con Convergència i Unió y se había comprometido a dar estabilidad para garantizar una consulta de autodeterminación, se desmarcó abiertamente de la medida. “Todos tomamos conciencia entonces de que las cosas iban a ser más difíciles de lo que ya preveíamos”, explica un dirigente de CiU próximo a Mas.

ERC rectificó posteriormente y el recorte a los funcionarios fue acordado en el Parlamento autonómico, pero las cosas no han hecho más que empeorar para Artur Mas. El presidente catalán había firmado el acuerdo de legislatura con ERC tras haber roto todos los puentes con el Gobierno central por el plan soberanista que impulsa CiU. Este proceso también impidió cualquier tipo de acuerdo con el Partit dels Socialistes y sus antiguos socios del Partido Popular cuando, en noviembre, Mas fracasó estrepitosamente en el intento de ampliar su mayoría parlamentaria con unas elecciones anticipadas.

El presidente catalán quedó pues en manos de ERC que, en una hábil negociación, eludió entrar en el Gobierno para pasar a tutelar los pasos de CiU desde la sombra y sin que su líder, Oriol Junqueras, renunciara ni siquiera al cargo de jefe de la oposición. Y en apenas dos meses, la confianza entre los dos partidos, da señales de estar ya bajo mínimos.

Aislado de puertas hacia afuera, la soledad del presidente catalán se ha acentuado por disensiones internas, especialmente con Unió, el socio minoritario de CiU, siempre receloso del pacto con ERC.

Cataluña superó por primera vez en 2012 la barrera de los 50.000 millones de deuda

Este aislamiento de Mas, al que CiU no habría dado mayor importancia en un momento de bonanza económica, se ha visto agravado por la paupérrima situación de las finanzas catalanas. Cataluña superó por primera vez en 2012 la barrera de los 50.000 millones de deuda. Cerró el ejercicio con una losa de 5.948 millones, lo que supone el 25,9% de su producto interior bruto. Todo un récord. Con estas cifras y los nuevos impuestos que ERC pidió establecer, Mas ha visto distanciarse peligrosamente a las grandes patronales catalanas, fieles aliadas del presidente en la pasada legislatura.

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Es en este contexto en el que se enmarca el brusco giro dado por el Gobierno catalán la última semana. Mas quiere ahora diálogo con Madrid, con la oposición catalana y con los agentes sociales. Comenzó el pasado sábado con la petición de diálogo al Gobierno central en toda su amplitud. Se trataba de desencallar multitud de carpetas que la tensión por el proceso soberanista mantiene atascadas en todos los ministerios, pero sobre todo, de que el Gobierno aceptara, como finalmente hizo, relajar el objetivo de déficit para Cataluña. El giro se acentuó el viernes con la oferta formal de Artur Mas al Partit dels Socialistes para “ampliar” el acuerdo suscrito con ERC.

En el flanco del diálogo con Madrid, Mas contará con Josep Antoni Duran Lleida, quien siempre ha recelado del pacto con ERC. Ramon Espadaler, consejero de Interior y hombre muy próximo a Duran, resumía ayer la situación: “Dialogar no es garantía de éxito, pero sin dialogar estamos condenados al fracaso”. Pero Mas no quiere dejarlo todo en manos de Duran por la desconfianza que éste provoca en los sectores más soberanistas de Convergència. Es por esto que Mas nombró como secretario general de la Presidencia a uno de sus colaboradores que mejor entrada tiene en el PP. Se trata de Jordi Vilajoana, exdiputado y exsenador de CiU. Vilajoana compensa, pues, el peso de Francesc Homs, consejero de Presidencia cuyo soberanismo y gesticulación le mantiene las puertas cerradas en Madrid.

La presidenta del Parlamento catalán propone aplazar la votación por la crisis

En Cataluña la oferta de pacto al PSC es complicada. Ayer, el líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, aseguró que el ofrecimiento “llega tarde”, pero dijo estar dispuesto a estudiarlo si Mas deja claro que la consulta soberanista se hará solo si hay acuerdo con el Gobierno. No faltó ayer mismo una voz dentro de CiU que abogó por retrasar la consulta. Núria de Gispert, presidenta del Parlamento catalán y dirigente de Unió, apostó por dejar de lado el compromiso de celebrar la votación ciudadana en 2014. La democristiana dijo ser partidaria de “esperar un poco” si la crisis no da pronto un respiro, unas palabras que indignaron a ERC y molestaron a Convergència.

Mas necesita ganar tiempo. Las presiones del Gobierno y de Unió para que levante el pie del acelerador en el proceso soberanista son directamente proporcionales a las que le hace ERC para que apriete el gas a fondo. Pero la preocupación más perentoria del presidente, según uno de sus colaboradores son las cuentas de este año. Mas no quiere pasar a la historia como el presidente que llevó a la Generalitat a la quiebra y en este punto el entendimiento con el Gobierno es imprescindible. “Hoy por hoy, el Estado es nuestro único acreedor”, admiten en la Generalitat.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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