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Acció Ecologista-Agró reivindica su rigor al cumplir 25 años

Sentencias y proyectos avalan su trayectoria independiente

Ferran Bono
Una acción por la huerta de Acció Ecologista-Agró en 2004.
Una acción por la huerta de Acció Ecologista-Agró en 2004.SANTIAGO CARREGUÍ

Un concejal de Valencia les aseguró que en España nunca sería posible extender la recogida selectiva de basura. Que no casaba con la mentalidad de por aquí. Corrían los años ochenta. Los contenedores de distintos colores eran una realidad en numerosas ciudades alemanas y europeas. Y los miembros de Acció Ecologista-Agró intentaban trasladar a los responsables políticos la necesidad de reciclar. Hoy, nadie lo duda y los diversos contenedores forman parte del mobiliario urbano; y, cuando faltan, los ciudadanos protestan, al margen de las estimaciones sobre si la conciencia ecológica ha calado lo suficiente.

Los activistas también advertían de los riesgos del cambio climático o defendían el uso de la bicicleta, cosas de cuatro alternativos, ecologistas o antiguos hippies. 25 años después, el cambio climático tiene su agenda propia en la ONU y el servicio de Valenbisi cuenta con más de 100.000 usuarios. No es que Acció Ecologista-Agró estuviera integrada por infalibles augures, ni que sus reivindicaciones y denuncias no fueran compartidas por otros colectivos y ciudadanos, pero sí merece aprovechar una efeméride como el 25 aniversario de la fusión entre las dos asociaciones (Acció y Agró) para recordar la labor desarrollada. El pasado viernes lo celebraron.

“Empezamos como colectivo antinuclear. Queríamos extender el valencianismo identitario y el ecologismo”, explica Maties Riera sobre Acció Ecologista, que compartía sede con Agró, "un grupo más de naturalistas y biólogos". Coincidían en muchas acciones y la unión fue una consecuencia lógica. “Además de antinucleares, siempre nos significamos como conservacionistas de las zonas húmedas, de la Albufera, del Marjal del Moro, del de Pego, algo que tampoco se entendía muy bien en aquellos ochenta”, apunta Víctor Navarro, en la Casa Verda, sede actual de Acció Ecologista-Agró ubicada a pocos metros del Portal de Valldigna, en El Carme. La revitalización de este barrio valenciano era otra de sus reivindicaciones y la razón de sus críticas a la Universitat de València cuando decidió ampliarse en el actual campus de Tarongers —“Lo que era huerta”, apostilla Navarro— y no en el casco antiguo —donde se ha instalado buena parte de la Universidad Católica, recientemente.

Un hito para Acció fue la querella contra la central térmica de Andorra y la lluvia ácida que afectaba a 23 poblaciones. “Se llegó a un acuerdo para reducir la contaminación y se condenó a Endesa a correr con los gastos”, recuerda otro histórico, Joan Llinares. El cierre del vertedero de Basseta Blanca, la querella contra el alcalde de Pego por el enterramiento del marjal de Pego, la sentencia del Tribunal Supremo por el Plan Rector de Uso y Gestión de l'Albufera o la más reciente por la urbanización con campo de golf en una zona húmeda de Benicàssim son otras de las actuaciones de Acció que fructificaron. Han firmado también convenios de custodia del territorio, como el del marjal de Almenara, y se encargan del uso medioambiental del recuperado Tancat de la Pipa en L'Albufera.

“Independencia y rigor. Yo creo que eso define nuestra forma de actuar”, señala Navarro. Nunca han pedido ni recibido ayudas —“bueno, una minucia alguna vez por publicar en valenciano nuestros boletines”, añade—. Son un millar de asociados y nunca han solicitado el voto a ninguna candidatura. Consideran que los partidos políticos muestran conciencia medioambiental sólo cuando están en la oposición y declinan pronunciarse sobre los motivos por los que no ha cuajado una formación política ecologista. Ese es otro cantar.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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