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gipuzkoa

La bronca política a cuenta de las basuras se extiende entre los ciudadanos

Los partidos se enzarzan en duras acusaciones sin alcanzar una solución

Mikel Ormazabal
Bolsas de basura colgadas en balcones de Astigarraga en protesta por la próxima puesta en marcha de la recogida 'puerta a puerta'.
Bolsas de basura colgadas en balcones de Astigarraga en protesta por la próxima puesta en marcha de la recogida 'puerta a puerta'.Javier Hernández

Si Bildu cumple sus planes, el polémico sistema de recogida de la basuras puerta a puerta (PaP) se habrá implantado en la próxima primavera en otros cinco municipios de Gipuzkoa: Lezo, Astigarraga, Oñati, Legazpi y Bergara. Llegará un año después de que los alcaldes de 34 localidades gobernadas por la coalición abertzale anunciaran, en febrero de 2012, su firme decisión de sumarse a esta iniciativa. La inminente puesta en marcha del puerta a puerta en estos pueblos ha suscitado una reacción contraria de muchos vecinos de esas localidades, que han decidido llevar la protesta a la calle y hacer visible su oposición a los planes de Bildu. Así, la bronca que mantienen los partidos políticos por la gestión de los residuos ha terminado por enturbiar la convivencia social.

Bildu ha constatado que crece el grado de contestación popular a su política de residuos. Fuentes de esta coalición aseguran que no habían calculado una resistencia tan organizada al puerta a puerta. En muchos balcones de Astigarraga, Oñati, Legazpi, Bergara y Lezo cuelgan bolsas de basura que simbolizan su disconformidad con la política de residuos de los consistorios de la coalición. En Legorreta, las cuelgan de los árboles.

En Gipuzkoa ya se han creado 35 plataformas contra el PaP en otras tantas localidades. Han logrado reunir más de 70.000 firmas, asegura Patxi Amantegi, portavoz de la coordinadora que agrupa a todas las plataformas. En Zumaia, por ejemplo, han recibido casi tantas adhesiones como votos obtuvo Bildu en las últimas municipales: 4.201 firmas frente a 4.806 votos. Y ocurre otro tanto en lugares como Astigarraga, Legazpi o Lezo, donde esta coalición gobierna con mayoría absoluta.

El movimiento social antiPaP es cada vez más sólido. “Nuestra clientela no es profirmas, ni acostumbra a ir a manifestaciones o colocar pancartas, pero están recibiendo de su medicina; están descolocados y nerviosos”, dice Amantegi en alusión a los seguidores de Bildu. Ese nerviosismo que cita se ha disparado en Oñati, donde la plataforma contra el PaP ha decidido disolverse por “miedo a las represalias” y la “campaña de acoso” que sufre.

En septiembre pasado, unos desconocidos colocaron una pancarta con el nombre y la fotografía de Lourdes Idoiaga, exalcaldesa del PNV de Oñati, y la siguiente frase: “Tú serás la primera basura que vamos a incinerar”. Idoiaga ha vuelto a ser la diana de los violentos. En su buzón alguien dejó hace unos días un anónimo en el que le amenazan con ahorcarle en un árbol. “Lourdes, he visto que estáis colocando multitud de bolsas de basura en este puto pueblo. Mereces un monumento […] colgada en un árbol, colgada del cuello. […] Ahora, ¿qué? ¿Hasta cuándo con mentiras?”, dice el escrito.

Grupos vecinales logran firmas contra el 'puerta a puerta' en un total de 34 municipios
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La izquierda abertzale, Bildu y el alcalde de Oñati, Mikel Biain, de esta formación, niegan que existan amenazas, acoso y coacciones. Aseguran que rechazan estas prácticas y animan a las víctimas a “que lo denuncien”.

El PNV ha asegurado que los habitantes de este municipio y otros del entorno viven “atemorizados” porque están recibiendo “amenazas” que llevan el sello de la izquierda abertzale.

En medio de este clima de enfrentamiento social, los partidos siguen sin ponerse de acuerdo y mantienen enquistado el problema de las basuras. Lejos de encauzar el debate a través de la negociación, Bildu, por un lado, y el resto de las formaciones (PNV, PSE y PP), por otro, continúan enfrentadas y sin voluntad de ceder en sus posiciones.

La coalición acepta cualquier solución siempre que no se construya la incineradora de Zubieta. La oposición se muestra inflexible al exigir que los acuerdos se den en las Juntas Generales, donde son mayoría, y se cumpla mientras tanto la actual normativa foral, que incluye la planta de combustión. Ambas partes han asumido que este asunto tiene una gran relevancia electoral.

En el proceso de autocrítica que Bildu dice haber hecho tras perder peso en las pasadas elecciones autonómicas, ha concluido que el problema de las basuras no le ha ocasionado un desgaste. No obstante, fuentes de esta formación admiten que “sí ha habido un cambio de estrategia para lograr una solución”. Abogan por abrir “un debate sosegado” que permita llegar a “acuerdos políticos y sociales”.

Mientras, otra dura batalla se libra en los pueblos, donde muchos vecinos no están dispuestos a que, según dicen, les impongan el puerta a puerta sin una consulta previa.

“Inaceptable juego sucio”

Y sigue el enfrentamiento político con las basuras. La dirigente de la izquierda abertzalede Gipuzkoa Marian Beitialarrangitia consideró ayer "inaceptable" el "juego sucio" de PNV y otros partidos a cuenta de las supuestas amenazas recibidad por plataformas vecinales contrarias al puerta a puerta y pidió un "debate sosegado" sobre la gestión de los residuos en la provincia.

Para Beitialarrangoitia, quien compareció ante los periodistas en San Sebastián, la polémica abierta “obedece a unos intereses ocultos por hacer que como sea la incineradora vaya adelante y que, por tanto, prevalezcan los intereses del PNV y de los cercanos a ellos sobre lo que debería de prevalecer, que es un debate sosegado sobre qué hacemos con los residuos”. Un debate que, a su entender, ha de ser “quizás más técnico que político”.

Finalmente, subrayó que el esfuerzo que hará en este terreno la izquierda abertzale "estará encaminado en el futuro, como lo ha estado hasta ahora, en reconducir el debate a esos parámetros sosegados que necesita".

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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