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El modelo sanitario del PP se agrieta

Feijóo entregó a empresas la financiación de nuevos hospitales y centros de salud como garantía de “eficacia”, pero en Vigo la adjudicataria está en apuros

Sonia Vizoso
Estado de las obras del hospital de Vigo en la zona de Valadares
Estado de las obras del hospital de Vigo en la zona de ValadaresLalo R. Villar

El área sanitaria más saturada de Galicia vive pendiente de un nuevo hospital concebido en tiempos del bipartito de Touriño pero con un embarazo de riesgo. El centro hospitalario de Vigo pretendía ser el paradigma de la eficacia de Feijóo el gestor, el primer hijo gallego de la sanidad moderna, la demostración de que para levantar infraestructuras sanitarias públicas en poco tiempo no hay nada mejor que encomendarse a la financiación privada. La unión temporal de empresas encargada de coronar el proyecto (formada por Acciona, Puentes y Calzadas, Altair, Concessia y Ocas) no ha conseguido aún, sin embargo, que los bancos le presten el dinero necesario y las máquinas en la parcela de Beade donde se levantará el complejo tienen el freno pisado desde el verano. “Las obras están ralentizadas, no paradas”, insiste la Consellería de Sanidade, ahora que el paso de los meses le ha obligado a reconocer un problema que en verano negaba rotundamente. Hace cuatro meses, la adjudicataria del hospital de Vigo estaba a punto de cerrar la financiación del hospital, faltaban solo unos “flecos”, explicaba el director general de Recursos Económicos del Sergas, Pablo Torres. Esta semana, esos “flecos”, admitía una portavoz de Sanidade, seguían al aire. “No está cerrada pero está prácticamente cerrada”, mantiene la consellería.

Para intentar salvar los atrancos financieros del proyecto, la Xunta tuvo que salir al rescate de la concesionaria del contrato tramitando un préstamo de 180 millones de euros ante el Banco Europeo de Inversiones. El crédito fue aprobado en mayo de 2011 por la entidad pero, según explican fuentes de este organismo desde Luxemburgo, no se formalizará hasta que la UTE no presente los documentos que certifiquen que ha cerrado con los bancos privados el resto del presupuesto, cifrado en 375 millones.

Aunque la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, anunció el 28 de diciembre que después de Reyes se resolvería el problema, una portavoz de su departamento admite que las negociaciones con las entidades bancarias siguen abiertas. El Día de los Inocentes la conselleira visitó las obras del hospital de Vigo y sus optimistas declaraciones dieron pie a varios medios a dar por hecho que la crisis financiera del proyecto había sido ya solventada. Fuentes cercanas a las obras, confirman que el ritmo de los trabajos sigue tan frenado como en verano. En peligro está el plazo de 31 meses que tiene la empresa para entregar la obra, que comenzó oficialmente en junio de 2011, por lo que el hospital debería estar terminado en enero de 2014. El Sergas sostiene que no está preocupado por el posible retraso, y eso que el cumplimiento de los plazos era precisamente una de las grandes ventajas del modelo.

El hospital de Vigo es el primer centro sanitario que se levanta en Galicia con el sistema de financiación público-privada, que consiste en que la adjudicataria del contrato construye y financia el complejo, se lleva la gestión de todos los servicios no sanitarios (como mobiliario, explotación de zona comercial, seguridad, limpieza o restauración) y la Administración autónoma le paga un canon anual de 56,5 millones durante 20 años cuando empiece a usar las instalaciones.

Feijóo, que fue presidente del Insalud en tiempos de Aznar y al que se le reconoce experiencia en la gestión sanitaria, defiende que esta forma de construir infraestructuras es ventajosa porque, como los pagos de la Administración se aplazan, no computa como déficit en las cuentas autonómicas y además, aunque el caso vigués haya debilitado este argumento, considera que las obras se ejecutan en menos tiempo gracias a la intervención privada.

La Xunta salió en auxilio de la UTE y le tramitó un crédito de 180 millones
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Los detractores de esta fórmula, que han salido a la calle para manifestar su oposición en multitudinarias manifestaciones en Vigo, sostienen que lo único que se consigue con este modelo es retrasar el pago de la obra y encarecerla. El nuevo hospital vigués costará 452 millones de euros más con este modelo que si hubiera sido financiado directamente por la Administración, como pretendía hacer el bipartito. El proyecto cien por cien público suponía para la Xunta pagar 408,5 millones hasta el año 2021; el de Feijóo costará para las arcas del Gobierno gallego 860 millones hasta 2033.

Como el pago es aplazado por vía privada, el PP presume de que el nuevo hospital de Vigo no engordará el déficit, una de las obsesiones de Feijóo el gestor. El portavoz de la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública, el doctor Manuel Martín, duda de que el crédito del Banco Europeo de Inversiones, tramitado por la Xunta, no vaya ahora a tumbar también esta ventaja. Sanidade insiste en que no, en que será la UTE la que asuma la amortización y los intereses de ese préstamo de 180 millones que aún se está negociando, un extremo que también confirman desde la entidad financiera de Luxemburgo.

Las obras no se han reactivado por los atrancos de la concesionaria

Mientras la empresa del hospital busca financiación, Feijóo no deja de pregonar las bondades del sistema. La Ponencia Social del último congreso del PP celebrado en Sevilla en febrero de 2012, un documento en cuya redacción participó el presidente gallego, asegura que “la experiencia de algunas comunidades autónomas ha demostrado la eficacia” de este modelo “en el ámbito sanitario”. La ponencia suscrita por Feijóo aboga por extenderlo sin restricciones: “La innovación en la gestión es un requerimiento de la sanidad moderna, y no debe ser constreñida o penalizada por las leyes más allá de la firme garantía de los estándares de acceso y calidad en la prestación”.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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